sábado, 10 de agosto de 2019

Real Plaza de toros de El Puerto / por Rafael Comino Delgado




La plaza portuense es uno de los monumentos más importantes y visitados de la ciudad, guapa sin engalanar, al natural, y bellísima cuando se engalana para una corrida. Frente de la puerta grande, a pocos metros existe una gran escultura de un toro bravo (lo primero que ven los toreros cuando salen por dicha puerta), y en la parte posterior, frente a las taquillas, otra en recuerdo a Francisco Rivera “Paquirri” (una larga cambiada de Paquirri).


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Real Plaza de toros de El Puerto

El próximo 10 de agosto dará comienzo la temporada en la Real plaza de toros de El Puerto de Santa María -con unas 12.000 localidades- que data del siglo XVIII, pues fue inaugurada el día 5 de junio de 1880, nada más y nada menos que con un mano a mano entre Antonio Carmona “El Gordito” y Rafael Molina “Lagartijo”, con toros de don Anastasio Martín, de Sevilla.

La plaza portuense es uno de los monumentos más importantes y visitados de la ciudad, guapa sin engalanar, al natural, y bellísima cuando se engalana para una corrida. Frente de la puerta grande, a pocos metros existe una gran escultura de un toro bravo (lo primero que ven los toreros cuando salen por dicha puerta), y en la parte posterior, frente a las taquillas, otra en recuerdo a Francisco Rivera “Paquirri” (una larga cambiada de Paquirri). Pero en los alrededores de la plaza hay bastante espacio libre, donde creo que encajarían muy bien dos esculturas más, dedicadas a los dos más grandes toreros de El Puerto, uno de oro, el maestro José Luis Galloso, y otro de plata, Gregorio Cruz Vélez. La dedicada al maestro Galloso podría representar una “gallosina”, o tal vez una estocada recibiendo, suerte que en los años 70 y 80 del siglo lo pasado era casi el único que la practicaba, y con gran pureza. La dedicada a Gregorio Cruz Vélez podría representar un par de banderillas, de los clásicos suyos, que tantas veces le obligaron a desmonterarse, de poder a poder, sacándolo de abajo, cuadrando en la misma cara y clavando en todo lo alto, o bien podría ser uno de sus lances, enseñando al toro a embestir y enseñándoselo a su matador, pues Gregorio destacó por igual con capote y banderillas. Nos gustaría ver ambos monumentos algún día, y mejor pronto que tarde.

En su palco Real ha presidido corridas el Rey Emérito don Juan Carlos I, y también lo hizo su augusta madre Dª María de las Mercedes de Borbón y Orleans. Es deseable, y esperamos así ocurra en el futuro próximo, que algún día su majestad don Felipe VI también nos haga el honor de ocupar dicho palco y presidir un festejo taurino.

Es pues una plaza de las más importantes de España, y sin duda con más solera. Hubo un tiempo, no lejano, hasta el comienzo de la grave crisis económica, que en El Puerto se daban, durante su temporada, de 8 a 10 festejos, por allí pasaban todas las figuras del toreo, con las ganaderías más destacadas del momento. Incluso vi una corrida a “plaza partida” en El Puerto, el día 14 de julio de 1995. Después las cosas empezaron a ir a menos, y este año solo se darán dos corridas de toros, una de rejones y una novillada sin caballos. Y podemos dar gracias a Dios, porque hasta hace muy pocas semanas había dudas sobre si este año se darían o no toros en El Puerto.

La afición de El Puerto es muy entendida, le gusta y sabe saborear el toreo bueno, el de siempre, y no podemos decir que sea claramente torista o torerista, sino que está en el punto medio. Si hay que decantarse, yo diría que, tal vez, es algo más torerista. Le gusta un toro entipado, encastado y enrazado, de 470 a 500 kilos, o poco más, bajo, armónico, fino, con su trapío, pero tampoco con cabeza de las que no caben en la muleta, que se mueva, que genere emoción en su embestida.

Por todo ello podemos decir que “la plaza de El Puerto es una plaza seria, pero no enfadada”; se acude a los toros a emocionarse, no a someter a juicio sumarísimo a toreros, toros, y siempre condenarles. Que cuando se emociona toca las palmas por bulerías, pero con un matiz especial, que le hace ser más bien “soleá por bulerías”. Por eso a todas las figuras les gusta venir a El Puerto de Santa María, y un triunfo en El Puerto siempre ha tenido, y tiene, gran repercusión.

Joselito el Gallo toreó en todas las plazas, pero de la de El Puerto dijo, “quien no ha visto toros en El Puerto no sabe lo que es un día de toros”. No lo dijo de Sevilla, siendo sevillano, ni de Córdoba, con lo que ha sido y es Córdoba en el toreo, ni de Ronda, cuna del toreo, ni de Madrid, etc. Solo lo dijo de El Puerto. ¡Por algo sería!

Nos consta que la actual corporación municipal, con don Germán Beardo como alcalde, está empeñada en que la Plaza Real vuelva a tener una gran temporada, como en su mejores tiempos, para que la afición local y los cientos de miles de personas, de otras partes, que veranean en las magníficas playas gaditanas, desde Sanlúcar de Barrameda hasta Conil de la Frontera, puedan ver las mejores corridas durante sus vacaciones.

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