miércoles, 10 de junio de 2020

Un gobierno despreciable y una sociedad aletargada / por Rafael Comino Delgado

¿Cuántos muertos ha costado la manifestación feminista del 8 de marzo? ¿Cuántos no haber exigido mascarilla obligatoria desde el principio, o no haber decretado el estado de Alarma antes? ¡Díganoslo Sr. presidente, o Sr. ministro de Sanidad, o Sr. Simón! Pero digan, aunque solo sea esta vez, la verdad. Los tres son directamente responsables de ello y lo llevarán siempre en su conciencia.

Un gobierno despreciable y una sociedad aletargada

Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Después de todo lo que ha hecho y está haciendo este gobierno, de la bochornosa e irresponsable convocatoria de manifestación feminista el día 8 de marzo, de la nefasta gestión de la pandemia por el COVID-19, que ha costado muchos miles de muertos. ¿Cuántos muertos ha costado la manifestación feminista del 8 de marzo? ¿Cuántos no haber exigido mascarilla obligatoria desde el principio, o no haber decretado el estado de Alarma antes? ¡Díganoslo Sr. presidente, o Sr. ministro de Sanidad, o Sr. Simón! Pero digan, aunque solo sea esta vez, la verdad. Los tres son directamente responsables de ello y lo llevarán siempre en su conciencia. Después de cuantas veces ha ignorado la ley, ha prevaricado, ha atacado a algunas instituciones (ahora sea propuesto desacreditar a la Guardia Civil), de las veces que ha intentado condicionar la actuación de los medios de comunicación, de los jueces-y a veces logrado-por las buenas o por la malas (amenazas), de cuantas veces ha ignorado y vulnerado la separación  de poderes, de las discriminaciones negativas a comunidades autónomas gobernadas por la derecha, los ataques a  la monarquía, a la democracia, a la Religión, de todo el odio que constantemente está sembrando el vicepresidente segundo entre los españoles, de la incontable cantidad de mentiras que este gobierno ha dicho y dice, faltaba algo  más bochornoso aun, y esto ha llegado; primero con la destitución fulminante del coronel don Diego Pérez de los Cobos por no plegarse a sus ilegales e ilegítimos deseos, y después exclamando, don Pedro, en el parlamento,  ¡Viva el 8 de marzo! 


Un 8 de marzo que ha causado  tantos miles de muertos, de los que son directamente responsables, el presidente y todos los que apoyaron. ¡Si, son responsables! Sabían que ello podía pasar, porque tenían datos de la OMS, y lo permitieron. Decir, nada menos que en el parlamento, ¡Viva el 8 de marzo! es ofender la memoria de los fallecidos, de sus familiares y de cualquier ser humano normal. Ya no cabe más desvergüenza. Se puede caer bajo, pero tanto lo creía imposible.

Tras todo ello hay dos hechos evidentes hasta la saciedad:

a)La sociedad española está muerta intelectual y  psicológicamente, aletargada, idiotizada,  la mitad por el socialcomunismo, que promete la igualdad, la justicia, el paraíso, y luego solo ofrece miseria, las migajas que caen de la mesa de sus líderes, como anunciara Lenin, y la aplicación de uno  de sus principios fundamentales, también debido a Lenin, “Al cuerpo violencia y al alma mentiras”. La otra mitad está idiotizada por el miedo a que los contrarios les llamen fascistas, cuando los verdaderos fascistas son precisamente ellos, e incluso peor aún, los socialcomunistas de hoy se han adueñado de lo peor del fascismo, del nazismo y del comunismo.

En definitiva, somos manada de corderos, somos una sociedad sin presente ni futuro, sin iniciativa, cobarde, incapaz de defender su dignidad y su libertad, pues de lo contrario ya estaríamos todos en la calle, y varios millones de personas  ocupando Madrid, y delante de la Moncloa  pidiendo, pacíficamente, con educación pero con firmeza, la dimisión del gobierno en pleno, y tras la misma que se les juzgara por los presuntos delitos que hayan cometido. Han hecho y continúan haciendo mucho mal a los españoles. Están poniendo en riesgo continuamente la unidad de España y nuestra convivencia en democracia. Nunca antes, ni siquiera el 23F de 1981, estuvo tan amenazada la democracia como lo está con este gobierno, porque no respeta las leyes, porque nos está llevando a otro enfrentamiento armado. Por eso los jóvenes bien formados, con iniciativa, con inquietudes, con aspiraciones, no soportan esta situación desastrosa y se van a trabajar fuera de España, donde poder realizarse como profesionales y como personas viviendo en libertad. Aquí solo triunfan los mediocres (mejor se enriquecen), porque España es un país de subvencionados. Lo están sindicatos, el famoso PER, partidos políticos, asociaciones de empresarios, infinidad de ONGs falsas, de asociaciones inútiles y falsas, el teatro y el cine (Lo del cine es vomitivo. Solo se estrenan el 10 % de las películas que se hacen con nuestro dinero, porque el resto son malísimas, hechas por parásitos de la sociedad) etc. El clientelismo político es la norma en España. Los autónomos y los que verdaderamente trabajan se tienen que dejar la piel en jornadas de 10 y 12 horas para sacar un sueldo moderado, y para dar de comer a los millones de parásitos, vagos que, mientras tanto están viendo TV, tomando el sol, o jugando al dominó.
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b)Todos los miembros del gobierno y de los distintos comités que ha nombrado son tan culpables como el presidente y el vicepresidente segundo de la catástrofe que está siendo la gestión de la pandemia y de llevar a España al desastre político, económico y social. No tienen dignidad, pues si la tuviesen ya habrían dimitido. Son colaboradores necesarios, unos más y otros menos, pero todos son colaboradores, como lo son todos aquellos que les apoyan.
Que no me hablen de las excelencias de Dª Nadia Calviño, ni de Dª Margarita Robles, ni de nadie del gobierno, todos, al colaborar con el presidente, son responsables, aunque la tropelía no corresponda a su ministerio. Hay algunos absolutamente incapaces e impresentables, pero todos, éticamente dejan mucho que desear, no tienen dignidad, son simples pesebreros, de lo contrario habrían dimitido.

Por todo lo expuesto, en estos momentos, España no es un Estado de Derecho; era una democracia aceptable hasta que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa, y muy especialmente hasta que llegó el vicepresidente Pablo Iglesias, quien hace unas semanas dijo, en el parlamento, ¡nos estamos jugando la democracia! Falso, porque desde que Ud. está en el gobierno no hay democracia, porque Ud. no es demócrata, Ud. odia la democracia, Ud. es un tirano, totalitario, leninista, stalinista, bolivariano. Su ideología queda reflejada perfectamente en la frase de Lenin (al que Ud. tanto admira y sigue): “Usaremos a los idiotas útiles en el frente de batalla, incitaremos el odio de clases, destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad. Comerán las migajas que caerán de nuestras mesas, el estado será dios”. Igualmente le viene como anillo al dedo, el pensamiento del inteligente filósofo y escritor colombiano, don Nicolas Gómez Dávila: “Patrocinar al pobre ha sido siempre, en política, el más seguro medio de enriquecerse”. Se enriquecen con la ignorancia y sufrimiento de quienes les creen, y además se enorgullecen de ello, como hacían Lenin y Stalin.  Usted, vicepresidente, como también decía Gómez Dávila de los comunistas, “lucha para que el Estado le asegure una existencia burguesa”, mientras los más desfavorecidos que vivan en la pobreza, y cuanta más pobreza mejor. Ya lo advertía don Salvador Sostres, agudo periodista y escritor: "El negocio de la izquierda se basa en que haya mayor número de pobres, y lo más resentidos posible, para que en su lamentable ofuscación continúen votando a la izquierda", y apostillaba: "La gran trampa de la izquierda, su gran cinismo, es que no quiere que los pobres dejen de serlo: los quiere pobres, muy pobres, y muy resentidos, y con muy mala leche".

Este gobierno socialcomunista, frentepopulista y guerracivilista es un peligro para España, para los españoles, para la paz entre los seres humanos, porque presidente y vicepresidente no son demócratas, no respetan las leyes. Concurrirán a las elecciones porque estamos en Europa, pero lo harán empleando todas las trampas posibles, y siempre pensando, como decía Stalin, en que, “Los que votan no deciden nada. Los que cuentan los votos son los que deciden”. Por tanto, cuando haya elecciones, que las habrá, la derecha debe controlar muy bien quien cuenta los votos y como, porque de estos dos se puede esperar todo, y nada bueno ni honesto. 


Especialmente peligroso es el vicepresidente segundo, porque es más inteligente y en él solo hay odio, es un manantial inagotable de odio. Para él no hay adversarios políticos, solo hay enemigos que quisiera borrar del mundo. Solo hay que ver la forma en que habla en el parlamento dirigiéndose a los que le critican.

Creo sinceramente, y ojalá estuviese equivocado, que si pudiera eliminar a todos los seres humanos que no están de acuerdo con su forma de pensar los eliminaría sin pestañear, y se quedaría tan tranquilo. Eso es lo que me transmite al verle y oírle hablar. Representa la maldad. 

Es el paradigma de la maldad, hasta el punto de que creo quiere quitarle el puesto a Satanás. En mi ya larga vida jamás había visto a un ser humano con tanto odio en su corazón y en su mente, con tanta maldad. Tan es así, que desde que está en política ha subido muchos puntos la crispación, la falta de respeto, la agresividad dentro del parlamento y en la calle, pues a sus seguidores les inculca ese odio infinito que lleva dentro. Ese odio ha originado ya muchas agresiones físicas a personas de opinión política contraria. Por citar algunos ejemplos, digamos que por llevar la bandera española, hace unas semanas, en Cáceres, un señor de 59 años fue agredido, o anteriormente Rodrigo Lanza mató a un señor porque llevaba tirantes con la bandera española. Y todos conocemos que Andrés Bódalo, un concejal de Podemos, agredió físicamente a otro concejal del PSOE, lo que le llevo a la cárcel (Iglesias pidió el indulto para este delincuente). Y he de decir que para el odio que siembran poco ha pasado. 


A don José Luis Rodriguez Zapatero -el esbirro de Maduro- se le puede aplicar, de pleno, aquello de que, “nada hay en el mundo que el entusiasmo de un imbécil no logre degradar” (Gómez Davila). De él  decimos, con mucha razón, que fue una gran desgracia para España. Pues don Pedro Sánchez y don Pablo Iglesias no es que sean una gran desgracia, es que son la mayor desgracia que podía caernos. Con estos dos en el poder se aproximan tiempos muy duros, en los que la pandemia del COVID-19 nos parecerá una minucia.

Pero, aun así, no olvido que si don Pedro Sánchez y don Pablo Iglesias están donde están es porque españoles les han votado, y por ello son culpables de la situación que vivimos. Tenemos lo que merecemos, un gobierno despreciable y una sociedad aletargada, prácticamente muerta.
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