El banderillero José María Soler, junto a unos niños en el colegio El Faro de Algeciras. (Foto: @jmsoler33)
Algunos profesores de primaria y secundaria que son antitaurinos aprovechan su posición de autoridad y superioridad sobre los niños para inculcarles odio contra el toreo, contra los profesionales y contra los aficionados.
Antitaurinismo en los colegios
En un artículo previo hablábamos del gran daño que algunos políticos antitaurinos le están haciendo al toreo, pero hay otro colectivo menos ruidoso, más subrepticio, que quizás, o tal vez sin quizás, le está haciendo tanto o más daño, cual es el de algunos profesores de primaria y secundaria que son antitaurinos y aprovechan su posición de autoridad y superioridad sobre los niños para inculcarles odio contra el toreo, contra los profesionales y contra los aficionados. Como profesionales de la docencia, generalmente, no son gran cosa, por eso no suelen ser muy exigentes para no ser criticados; compensan su falta de rendimiento en la docencia con benevolencia excesiva y caerles simpáticos a los niños. Pero saben muy bien aquello de que “el que escribe en el corazón (o el alma) de un niño, escribe para siempre”, y lo aprovechan para inculcarles su ideología antitaurina, que casi siempre va pareja a la ideología de género, hoy tan de moda.
Recuerden el caso de don Vicente Belenguer, profesor que se alegró en las redes sociales de la muerte de Víctor Barrio. No sé si les enseñará mucho de su materia a los alumnos, pero a odiar seguro que sí les enseñó con lo que escribió en Internet. En las redes insultó la memoria del maestro Víctor Barrio, insultó a toda su familia y amigos e insultó a todos los taurinos del mundo. Claro que, recordando la reflexión del muy agudo filósofo colombiano, don Nicolás Gómez Dávila: “basta mirar al que nos insulta para sabernos vengados”. Les recomiendo que busquen en Internet una foto del tal Sr. Belenguer y se darán cuenta de lo acertada que es la frase, hasta el punto de que parece hubiera sido dicha pensando este hombre.
El daño que en los colegios muchos profesores de escasa o nula formación ético-moral están causando a la tauromaquia es incalculable. No se le presta la atención que deberíamos prestar, pero los taurinos deberíamos tenerlo muy en cuenta y procurar contrarrestarlo en casa, con los hijos, con los nietos, con los familiares y en general en nuestro entorno de amigos.
Los taurinos deberíamos procurar contrarrestarlo en casa, con los hijos, con los nietos, con los familiares y en general en nuestro entorno de amigos
Hablo con conocimiento de causa y me consta porque así me lo han contado varios profesores de escuelas taurinas, que muchos alumnos dejan de ir a la escuela o van con poca asiduidad por temor a ser señalados en el colegio por algunos profesores, delante de todos sus compañeros, calificándoles de retrógrados, de bárbaros, cuando no directamente de asesinos.
Todos sabemos de la crueldad de los niños para con sus compañeros, por muy distintos motivos, y fíjense lo que será cuando son los mismos profesores los que inducen a ello. Me consta que incluso en algún caso han llegado a la agresión física personal por parte de compañeros de clase simplemente por querer ser toreros.
También me consta, pues algunos niños que son aficionados me han contado que en el colegio mantienen oculta su afición porque hay profesores y compañeros que los señalarían despectivamente si se enterasen.
Así mismo me consta que en determinados colegios -que llegado el caso podría citar- los directores se han negado a que una persona bien formada vaya a explicar a los niños que quisieran asistir la verdad de lo que es la tauromaquia, cuál fue su origen, lo que significa y el porqué de cada uno de los tercios de la lidia, cómo vive le toro en el campo, etc., de forma totalmente aséptica. Y naturalmente por qué es un arte único que ha inspirado a todas las demás artes. No hay duda, ahí están los datos, la tauromaquia es el arte que más ha influido en las demás artes, con una gran diferencia sobre las otras. Estos señores serán directores de un colegio, pero otra cosa es que merezcan serlo, pues privan a los alumnos de conocer algo que es español, tradición española de siglos, arte reconocido y admirado en el mundo por miles de intelectuales de todas las ramas del saber.
Más datos al respecto: El profesor de Psicología de la Universidad de Oviedo, don José Errasti participó el pasado año, en el Senado en una Jornada sobre “Los hombres y los animales” y afirmó que todos los años al principio del curso hace una encuesta entre los alumnos sobre temas varios. Una de las preguntas es: ¿Quién prefiere que muera el toro o el torero? Bueno, pues hoy día alrededor del 90 % contestan que el torero. Acabó su discurso diciendo: “El animalismo es un gravísimo problema social”.
Naturalmente esto es, en parte, consecuencia de la labor subrepticia, de lavado de cerebro, que algunos profesores les han hecho en el colegio. Como ven el daño que estos profesores hacen a la tauromaquia, y a la sociedad en general, en los niños, es de incalculable magnitud.
Sería igual que sembrar el odio por diferencia de raza, de color de la piel, de religión o por tener algún defecto físico. Y, además, lo cometen con niños, que aún no tienen capacidad suficiente para discriminar entre lo que es y no es ético, no tienen ni la formación ni la edad suficiente para diferenciar el mal del bien.
Por eso los taurinos tenemos la obligación de preguntar a los niños, al menos a los hijos y nietos, si en su colegio ocurre algo de esto, y denunciar a los profesores que así actúen, advirtiendo a los niños de que son profesores poco recomendables, ya que carecen de la más elemental moral, y que por tanto procuren alejarse de ellos y no hacerles caso cuando traten de entrar en sus vidas, más allá de lo que es la materia que enseñen.
También me consta, pues algunos niños que son aficionados me han contado que en el colegio mantienen oculta su afición porque hay profesores y compañeros que los señalarían despectivamente si se enterasen.
Muchos alumnos de las escuelas taurinas dejan de ir a la escuela o van con poca asiduidad por temor a ser señalados en el colegio por algunos profesores, delante de todos sus compañeros
Así mismo me consta que en determinados colegios -que llegado el caso podría citar- los directores se han negado a que una persona bien formada vaya a explicar a los niños que quisieran asistir la verdad de lo que es la tauromaquia, cuál fue su origen, lo que significa y el porqué de cada uno de los tercios de la lidia, cómo vive le toro en el campo, etc., de forma totalmente aséptica. Y naturalmente por qué es un arte único que ha inspirado a todas las demás artes. No hay duda, ahí están los datos, la tauromaquia es el arte que más ha influido en las demás artes, con una gran diferencia sobre las otras. Estos señores serán directores de un colegio, pero otra cosa es que merezcan serlo, pues privan a los alumnos de conocer algo que es español, tradición española de siglos, arte reconocido y admirado en el mundo por miles de intelectuales de todas las ramas del saber.
Más datos al respecto: El profesor de Psicología de la Universidad de Oviedo, don José Errasti participó el pasado año, en el Senado en una Jornada sobre “Los hombres y los animales” y afirmó que todos los años al principio del curso hace una encuesta entre los alumnos sobre temas varios. Una de las preguntas es: ¿Quién prefiere que muera el toro o el torero? Bueno, pues hoy día alrededor del 90 % contestan que el torero. Acabó su discurso diciendo: “El animalismo es un gravísimo problema social”.
Naturalmente esto es, en parte, consecuencia de la labor subrepticia, de lavado de cerebro, que algunos profesores les han hecho en el colegio. Como ven el daño que estos profesores hacen a la tauromaquia, y a la sociedad en general, en los niños, es de incalculable magnitud.
En definitiva, los profesores que así actúan están cometiendo uno de los crímenes más terrible que cometerse pueden, cual es sembrar el odio de unos niños contra otros, simplemente porque son amantes de la tauromaquia, Patrimonio Cultural Inmaterial de España.
Sería igual que sembrar el odio por diferencia de raza, de color de la piel, de religión o por tener algún defecto físico. Y, además, lo cometen con niños, que aún no tienen capacidad suficiente para discriminar entre lo que es y no es ético, no tienen ni la formación ni la edad suficiente para diferenciar el mal del bien.
Por eso los taurinos tenemos la obligación de preguntar a los niños, al menos a los hijos y nietos, si en su colegio ocurre algo de esto, y denunciar a los profesores que así actúen, advirtiendo a los niños de que son profesores poco recomendables, ya que carecen de la más elemental moral, y que por tanto procuren alejarse de ellos y no hacerles caso cuando traten de entrar en sus vidas, más allá de lo que es la materia que enseñen.
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