miércoles, 12 de agosto de 2020

Andalucía, en peligro / por Paco Mora








Las plazas de Andalucía deben seguir siendo una puerta abierta a la razón de subsistencia del toreo

Andalucía, en peligro

Paco Mora
AplausoS / 11 Agost. 2020
El mundo del toreo había puesto los ojos en la recuperación de las corridas de toros, ilusionado por el éxito  del primer paso hacia la normalización de la fiesta de los toros que ha significado la corrida recientemente celebrada en la emblemática plaza de El Puerto  de Santa María. Esa plaza a la que piropeó Gallito poniéndola como arquetipo de lo que es y significa el espectáculo taurino.

Pero está visto que el antitaurinismo, que odia el toreo por español, tradicional y representativo del espíritu de una raza, es el rayo que no cesa y presiona y presiona hasta la asfixia de las instituciones, incluidas las proclives al toreo y de momento el Ayuntamiento de El Puerto ha negado el permiso para la celebración de una nueva corrida este mes de agosto y la Junta de Andalucía se apresta, dicen, a endurecer las normas hasta convertir en inviable la celebración de corridas de toros en lo que se entendería como una rendición. Los tentáculos de los enemigos de la Fiesta por española y popular, se extienden de norte a sur y de este a oeste. En “motivos de seguridad” basan la prohibición, agarrándose como a un clavo ardiendo a los últimos “repuntes” de la Covid-19 en diferentes puntos de España.

Pero eso es una verdad a medias que no sirve para el caso, puesto que los expertos sanitarios que estudian y siguen paso a paso la pandemia han dejado muy claro que los citados “repuntes” tienen su origen en reuniones masivas en recintos cerrados, donde no se han respetado las distancias ni se han utilizado las mascarillas. Discotecas, bodas, fiestas familiares y reuniones de amigos, porque -y lo dice incluso el buen Simón, que no es el “enterraor” de la copla pero lo parece- al aire libre el peligro de contagio es casi inexistente. Pero aquí con el toreo ocurre como con los gobernantes en Italia: “¿Piove?... ¡Porco Goberno!”. Y es que esta tropa política nuestra le tiene un cariño perfectamente descriptible al toreo, e incluso en Comunidades como la de Andalucía, en la que no gobiernan los antitaurinos, se les hace el caldo gordo por aquello de hoy por ti y mañana por mí. Vamos que hacen servir el toreo como moneda de cambio.

Las plazas de Andalucía deben seguir siendo una puerta abierta a la razón de subsistencia del toreo, porque la llamada del primer cartel tras la pandemia fue masiva y ejemplar, hasta donde podía y debía serlo respetando la normativa vigente, y se acabaron las localidades puestas a la venta diez días antes de la celebración de la corrida. Corrida que tuvo lugar con toda normalidad y teniendo en cuenta todas las indicaciones de la normativa establecida para el caso. Por eso parece llegado el momento de dejar de poner la cabeza en el tajo y negarse a seguir haciendo de víctimas propiciatorias de los enemigos de la Fiesta. El derecho a ver toros es una de nuestras libertades incuestionables conseguidas a lo largo de los siglos, y lo que no pudieron cardenales, generales, Reyes ni Papas, en tiempos mucho más difíciles que estos, no podemos permitir que lo consigan ahora un grupo de desarrapados mentales que fundamentan su futuro político en acabar con todo lo que le da carácter al  espíritu de los españoles.

Y no se trata de “politizar el toreo”, como ya dejó bien claro aquí mismo nuestro director hace pocos días, sino de impedir que se nos ahogue en la tela de araña de las políticas de los profesionales de la mentira el engaño y el cuento, para salirse con la suya de eternizarse en la bicoca.

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