Eduardo García Serrano
El Correo de España / 19 Marzo 2021
¿Veis como es tonto? De la peor especie, además. De los que siéndolo creen ser un dechado de talento, una luminaria de inteligencia sólo porque los dados les fueron propicios en un par de ocasiones y ocultaron sus carencias y minusvalías en el capricho y el azar de la Fortuna, diosa pagana de los ludópatas, de los vagos y de los tontos a los que, de vez en cuando, bendice con la suerte. Pablo Iglesias se cree nacido de la alquimia de la Historia, destilado de la inteligencia perversa de Robespierre, de la sociopatía de Lenin y del magnetismo salvaje del Che Guevara. En fin, de lo más brutal y brillante del Komintern maquillado de modernidad con alpargatas casual y consignas filantrópicas para cazar tontos y pescar besugos en el mapa cinegético de una España en la que los bobos de izquierdas, también de centro y, por supuesto, de derechas, conforman el rebaño social que pace en los predios electorales.
Su última apuesta política, renunciando a la Moncloa y poniéndose el mono miliciano para salvar a Madrid de la “derecha criminal”, evidencia que Pablo Iglesias no es más que una coleta sucia que oculta una chepa precoz y que le da un aire medio hippie a una ideología genocida: el Comunismo. Es un bobo abandonado por la suerte mostrando el amanecer de su estupidez congénita y el ocaso de su carrerita política, tan breve como fecunda en patrimonio atesorado.
Ni califico ni diagnostico, subrayo los acontecimientos precipitados y protagonizados por Pablo Iglesias. Hay que ser hijo putativo y predilecto de Abundio para llamar a la puerta de Íñigo Errejón después de haberle puesto en la disyuntiva “sumisión esclavista a mi voluntad o ahí tienes la puerta”, decirle que pelillos a la mar y ofrecerle la coyunda de una candidatura conjunta encabezada, por supuesto, por Pablo Iglesias, cuyo patrimonio en escaños madrileños es tres veces menor que el de Íñigo Errejón.
El exesclavo de Pablo Iglesias que se refugió bajo las faldas de la abuelita de ambos, Manuela Carmena, sacó del baúl de la anciana estalinista el piolet que Stalin puso en la mano de Ramón Mercader para asesinar a Trotski, y se lo clavó a su examo en la cresta de su fraternal propuesta de ir juntitos a las elecciones madrileñas. Pablo Iglesias, que se dejó la coleta para ocultar su precoz chepa, que le asemeja más a Cuasimodo que el Che Guevara, hará la campaña electoral con moño para ocultar el piolet de Ramón Mercader que Errejón le ha clavado en la coronilla. Con su mono miliciano, su chepa de Cuasimodo y su moño de las hermanas Gilda del Tebeo, nos va a dar a los madrileños Telediarios de risa y palomitas hasta el 4 de mayo.
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