Pienso que, por muchos años que pasen jamás nos acostumbraremos a la muerte de un amigo, en este caso, un chaval con poco más de cuarenta años. Para los que le quisimos, toda una tragedia al más alto nivel; no es menos cierto que, dadas nuestras creencias cristianas, tenemos la seguridad de que Pablo Barrachina ya está a la vera de Dios.
Entendemos la muerte como la etapa final de la vida; una circunstancia en la que, si el finado es una persona mayor lo comprendemos porque siempre decimos: “Ha vivido la vida”. Pero, en el caso de una persona tan joven que, como es la muerte de Pablo Barrachina, en poco más de dos meses que se diagnosticó la cruel enfermedad que le ha arrebatado la vida, es algo que nos lacera el alma.
Nos cupo la suerte, paradojas del destino, de haber conocido a Pablo Barrachina hace muchos años por cuestiones de trabajo; incluso mucho antes que al propio José Luis Barrachina, ese icono literario que colabora con nosotros en su sección, SUSARTE EN ESTADO PURO. Y digo la suerte porque junto a Pablo Barrachina, semanalmente gozábamos de su alegría, su buen humor y, ante todo, su bondad. Jamás salió de su boca una frase malsonante que pudiera herir a terceros, todo lo contrario porque para él, el mundo era un cúmulo de bondades.
Como decía, en estos momentos tan amargos para José Luis Barrachina, nuestras letras queremos que sean el certificado que selle nuestra amistad y nuestro cariño para que comprenda que, en estos momentos de dolor no le dejamos solo, por nada del mundo. Es ahora, en estos momentos de tristeza cuando todos debemos de unirnos junto a José Luis para que su carga sea más llevadera, un abrazo que le trasmitimos a su señora madre que ha perdido un hijo admirable al que, como decíamos, seguro que Dios le tiene en su gloria.
Por mucho que lo intentemos, no existen palabras de consuelo para aquella persona que ha perdido un ser querido y, como en el caso de Pablo Barrachina, un chaval joven al que llamó Dios quizás por los efectos de su bondad. Por ello, amigo José Luis Barrachina Susarte, nuestro abrazo y nuestro cariño en estos momentos tan difíciles que, de no ser por nuestra fe cristiana, no sé qué sería de nosotros. Seguiremos juntos en nuestra aventura literaria, José Luis, pero nadie nos quitará de la memoria a tu hermano, ese hombre admirable que tuvimos la dicha de conocer y amar, posiblemente, para con su recuerdo ser tan buenas personas como él lo fue.
Pla Ventura
En la imagen, José Luis Barrachina Susarte, al que le mandamos un fuerte abrazo el que deseamos sirva para mitigar su dolor, el mismo que sentimos todos los que le amamos.
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