sábado, 1 de mayo de 2021

Don Andrés Vázquez / por Pla Ventura

Lo de Andrés Vázquez han sido todo hitos que nadie ha logrado superar, como por ejemplo, matar en solitario los seis primeros toros de Victorino Martín en Las Ventas; lo han hecho otros, pero don Andrés le cupo la fortuna o la suerte de ser el primero. Sus diez puertas grandes en Madrid dicen todo de él; sus numerosas cornadas vienen a certificar la grandeza de su cuerpo porque, tras tanta sangre derramada, jamás le faltaron fuerzas para seguir en el frente de batalla. O matar un toro de Victorino en Zamora con más de ochenta años.


Don Andrés Vázquez

Pla Ventura 
Toros de Lidia / 30 abril, 2021

Todos los aficionados a los toros nos sentimos gozosos de que, la Junta de Castilla y León le haya otorgado al maestro Andrés Vázquez el VI Premio a la Tauromaquia, todo un galardón que viene a definir la carrera y obra de este singular maestro que, con la bendición de Dios sigue junto a nosotros pese a estar por cumplir los noventa años.

Pienso que, en torno a don Andrés Mazariegos Vázquez está dicho todo porque, su figura y su obra ha sido ensalzada en miles de artículos, varios libros autoría de Pedro Mari Azofra, Paco Cañamero y otros autores, e incluso tres películas en las que ha participado del maestro. ¿Qué queda por decir al respecto? Poco podemos aportar, si acaso, nuestra admiración como aficionados porque, gracias a él, todos los que amamos la fiesta de los toros hemos sido premiados junto a su persona.

Con el permiso de don Santiago Martín El Viti, sospecho que Andrés Vázquez es de los últimos bastiones que siguen vivos que, para su fortuna, alcanzaron el estrellato en calidad de toreros. Cierto es que, El Nono, como se le llamaba en sus comienzos, lo tuvo muy difícil porque como él decía, las figuras de la época no querían dejarle sentarse en la mesa de sus banquetes, por ello, no le quedó otra opción que obligar a los demás a que se sentaran con él. Parece un desatino lo que he dicho pero, lo explicado demuestra una verdad incuestionable que hace honor a todo lo que el diestro de Villalpando tuvo que bregar para sobresalir en aquella época fantástica, de la que formaban parte varias figuras históricas que, como siempre ha ocurrido, no les hacía gracia alguna que llegara un “matao” para ensombrecerles.

Lo de Andrés Vázquez han sido todo hitos que nadie ha logrado superar, como por ejemplo, matar en solitario los seis primeros toros de Victorino Martín en Las Ventas; lo han hecho otros, pero don Andrés le cupo la fortuna o la suerte de ser el primero. Sus diez puertas grandes en Madrid dicen todo de él; sus numerosas cornadas vienen a certificar la grandeza de su cuerpo porque, tras tanta sangre derramada, jamás le faltaron fuerzas para seguir en el frente de batalla. O matar un toro de Victorino en Zamora con más de ochenta años. Todo son laureles los que este señor esgrime pero, lo hace con la grandeza del ser que anida dentro de su traje, tanto cuando se vestía de luces como se viste en la actualidad.

Nosotros, los aficionados de mi generación podemos sentirnos satisfechos de que, en los estentóreos de su carrera, todavía nos cupo la dicha de admirarle como torero; es decir, podemos dar fe y rúbrica de todo lo que ha supuesto este ser admirable en el toreo. ¿Cómo era Andrés Vázquez? Puro, auténtico, cabal, artista y cautivador, es lo que siempre dijo la afición de Madrid que, rendida ante sus encantos toreros siempre le calificaron como su referente en la tauromaquia. Sin duda, estamos ante el piropo más bello que un torero pueda recibir porque, aquello de tener la bendición de Madrid dice todo de alguien que ha sido santo y seña en la tauromaquia del mundo.

En el año venidero, con el permiso de Dios, don Andrés Vázquez cumplirá noventa años y, sesenta como matador de alternativa, la que tomó en Madrid, como no podía ser de otro modo, de manos de Gregorio Sánchez y Juan García Mondeño como compañeros, un día histórico para él porque, para su fortuna atravesaba por vez primera el umbral de la puerta grande de Las Ventas, todo ello precedido por una carrera novilleril de quince años por esos pueblos de Dios, con las fatigas de la época, el hambre como compañera pero, eso sí, con su hatillo repleto de ilusiones y, a no dudar, Andrés Vázquez es el único torero en el mundo que, doctorándose a los treinta años y con aquel bagaje tan singular como novillero, alcanzó los honores de figura del toreo por derecho propio cuando, entre unos y otros, por aquellas calendas, todos le tenían casi sentenciado; tras la alternativa, a casa. Pero todo cambió aquello memorable tarde de mayo porque, en vez de marcharse, como muchos querían, decidió quedarse y, lo que es mejor, para siempre, hasta el punto de que, casi con noventa años estamos todos festejando su vida.

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