miércoles, 11 de agosto de 2021

Manolo Vázquez, tan ilusionante como esperanzador / por Manuel Vieira

 Foto: @OBJETIVOJUANMA.

La realidad de un dinástico novillero sevillano que con su toreo ha provocado nuevas sensaciones en momentos efímeros, aunque totales, colmados de detalles llenos de sentimiento e imaginación. Todo un lujo visual y emotivo. Y es que toreó con esa difícil facilidad de los elegidos. Con esa naturalidad que le identifica.

Manolo Vázquez, tan ilusionante como esperanzador

Manuel Vieira
Burladero / 11 Agosto 2021
Torear, lo hacen muchos. Hacerlo bien, menos. Hacerlo de manera diferente sólo lo consiguen muy pocos. A esta última categoría parece querer abonarse definitivamente quien ha vuelto a demostrar, tras el obligado parón motivado por la brutal pandemia, que tiene en sus genes la chispa del arte en la lidia. La gracia perdida en incesantes tardes de faenas mecánicas donde se amontonan los pases y falta el toreo. El pasado domingo, en la plaza de toros de la localidad onubense de Niebla, mostró notable evolución en una tauromaquia, tan ilusionante como esperanzadora, con la que intuyó la clase de torero que puede ser.

Lejos queda ese obligado debut con caballos en Osuna originado por su participación en el festival taurino solidario de la Hermandad de la Macarena celebrado en la Maestranza de Sevilla el 12 de octubre de 2018. En ambas plazas dejó detalles, instantes, de un toreo elegante, interpretado lentamente, convirtiendo en espontaneidad lo que, quizá, requería mayor técnica y precisión. Ahora lo ha vuelto a hacer, a potenciar. Si sus formas fueron, entonces, deseada inmersión en el escalafón de novilleros, hoy redobla la confianza para transformarlas en realidad.

La realidad de un dinástico novillero sevillano que con su toreo ha provocado nuevas sensaciones en momentos efímeros, aunque totales, colmados de detalles llenos de sentimiento e imaginación. Todo un lujo visual y emotivo. Y es que toreó con esa difícil facilidad de los elegidos. Con esa naturalidad que le identifica. Con esa forma de hacer fácil lo difícil con la que mostró su clásico concepto tan sugestivo como diferencial. Chispazos de cadencia y buen gusto en quien quiere cultivar el arte de torear con finura, verdad, elegancia, y un refinamiento echado tantas veces en falta en los que empiezan. La frescura, la forma de dibujar cada pase en la búsqueda del temple y la ligazón, y esas maneras preñadas de torería, justifican la propuesta del nieto del “Brujo de San Bernardo” para conseguir ser alguien importante en esto.

Lo hecho a los utreros de Rocío de la Cámara en Niebla fue una síntesis de sus mejores cualidades y calidades: naturalidad, elegancia y expresividad en las formas. La capacidad para transmitir la trascendencia de lo que desea ser quedó dicha. La ilusión por ver a este nuevo Manolo Vázquez en la Maestranza por San Miguel, también.

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