Y es que en los presupuestos de 2022 solo se otorgan a la Tauromaquia, que está en Cultura, 65.000 euros, de los cuales 30.000 corresponden al Premio Nacional de Tauromaquia, que este año lo ha ganado, precisamente, el diestro de la Puebla, y al enterarse inmediatamente ha dicho que lo dona a la casa de la Misericordia de Pamplona.
No conozco la cantidad que corresponde a otras artes como el teatro, el cine, la música, et., pero seguro que muy altas cantidades, especialmente al cine que todos los años se lleva el premio gordo, para que luego solo se estrenen el 10 % de las películas que se hacen con subvenciones, porque suelen ser muy malas, y que por IVA ingresa en las arcas del Estado diez veces menos que el Toreo, y la décima parte de lo que el gobierno le regala.
Por ello, con razón, el maestro Morante ha dicho lo que ha dicho y al que le pique que se rasque, porque es una gran verdad. Verdad que a primera vista recuerda aquello de, “dame pan y dime tonto”, y que también citó el torero, y continuó, “Yo prefiero pasar hambre antes que pasar por tonto”. En lo que lleva toda la razón, pero hay mucho vago que prefiere lo contrario.
Como todos sabemos, en España infinidad de personas dedicadas al arte, especialmente al cine y teatro viven, o mejor dicho siempre han vivido de las subvenciones (¿recuerdan durante el gobierno de Zapatero el grupo llamado de la “ceja”?) lo que quiere decir que interesan poco a los públicos y toman el camino fácil de apoyar al gobierno para ser subvencionados, y con ello, efectivamente, viven muy bien, pero sin dignidad, pues, por una parte el gobierno que les subvenciona, conociendo la poca valía de lo que producen, se convierte en comprador de votos, es decir, pierde su dignidad, y los artistas que así viven, dejándose comprar, también pierden su dignidad, que venden al que les subvenciona, luego unos y otros son seres indignos -tan indignos son los que compran como los que se venden- y nada hay peor que vivir sin dignidad, sobre todo por no ser capaces, unos de ganarse el sustento trabajando, y otros de gobernar sin necesidad de comprar votos con el dinero de los contribuyentes. Ambos merecen nuestro desprecio, y de sus palabras se infiere que también el del maestro Morante, pues no hay mayor perdida que la perdida de la dignidad, y nada nos concederá dignidad más importante y respetable como ganarse la vida con honradez, virtud que ni gobierno ni subvencionados ilícitamente practican.
El que cambia su dignidad por dinero o por votos no le queda nada de verdadero valor, por eso la dignidad nadie nos la puede quitar, pero el que no tienen principios morales puede acabar vendiéndola y convirtiéndose en un ser indigno, despreciable.
En resumidas cuentas, que el gobierno español compra votos con nuestros impuestos, es liberticida puesto que persigue a los taurinos simplemente porque a ellos no le gustan los toros, es indigno porque lo llevan en su ADN, carecen de los más elementales principios morales y desde luego son incapaces, como lo demuestra el hecho de que están llevando a España a la ruina total, y en todos los aspectos. No se podía esperar otra cosa de un gobierno presidido por el ser más mentiroso, más fullero y más amoral que ha dado España en siglos.
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