martes, 1 de febrero de 2022

México. En recuerdo de «Curro Cumbre» / por Natalia Pescador


La historia taurina de Francisco Rivera, como es natural, comenzó a gestarse desde sus primeros años de vida, debido a que en el seno familiar no se hablaba de otra cosa que no fuera de toros, de ahí que se criara en un ambiente que lo encaminó años más tarde a tomar la decisión de convertirse en torero.

En recuerdo de «Curro Cumbre» 

Natalia Pescador
De Sol y Sombra / México, 31.01.2022
El 23 de enero se cumplieron 21 años de la muerte del gran Francisco “Curro” Rivera, matador de toros que perteneció a uno de las dinastías más importantes de la baraja nacional, siendo hijo del reconocido matador de toros Fermín Rivera Malabehar.

“Curro” no sólo dio continuidad a una herencia torera, sino que supo, a base del esfuerzo propio, construir una sólida carrera que lo llevó a convertirse en figura del toreo, logrando convertirse además en el torero mexicano que más triunfos ha cosechado en suelo español.

La historia taurina de Francisco Rivera, como es natural, comenzó a gestarse desde sus primeros años de vida, debido a que en el seno familiar no se hablaba de otra cosa que no fuera de toros, de ahí que se criara en un ambiente que lo encaminó años más tarde a tomar la decisión de convertirse en torero.

Como becerrista mostró sus capacidades dejando ver que había un torero en ciernes con amplias posibilidades de sobresalir, hasta que llegó el día en que debutó como novillero, una tarde del 6 de agosto de 1967, en la plaza de toros “El Paseo”, de San Luis Potosí, donde hizo su primer paseíllo vestido de luces, alternando con los novilleros Mario Sevilla y Andrés Blanco.

En la Plaza México, como novillero se presentó el 14 de julio de 1968, con el novillo “Platerito”, de la ganadería de don Javier Garfias, en tarde en la que hizo el paseíllo junto a Mario Sevilla y Arturo Ruiz Loredo. La tarde para el novillero fue redonda, pues cortó tres orejas, conquistando la salida a hombros.

El inicio fue con el pie derecho y bastó sólo un año en las filas novilleriles para conquistar a la afición y sobresalir de entre los compañeros de alternativa para el 14 de septiembre de 1968, con apenas 17 años, tomar la alternativa, llevando como padrino a Joselito Huerta y como testigo a Jaime Rangel. El primer toro de su carrera como matador llevó por nombre Presidente.

Rivera comenzó a posicionarse como un torero taquillero, que despertaba interés gracias a su técnica y al toreo artístico, sello de la Casa Rivera, por lo que a un año de haber tomado la alternativa se presentó en la Plaza México, el 16 de febrero de 1969, para confirmar ante el apadrinamiento de Manolo Espinosa Armillita, ante el toro Romancero, de Javier Garfias.

El 20 de abril de 1969 actuó en la corrida de la Plaza México, donde estuvo en disputa el Estoque de Oro. Rivera alternó con Eloy Cavazos, Mauro Liceaga, Jaime Rangel, Manolo Espinoza y el español Joaquín Bernardo con toros de Piedras Negras, siendo el máximo triunfador al cortar orejas y rabo del toro Soy de Seda.

A partir de esta fecha, la carrera de Curro Rivera comenzó a escalar rápidamente peldaños hasta ser uno de los toreros consentidos de la afición, tanto que en 1969 se ubicó en los primeros lugares del escalafón, terminando con 42 festejos a cuenta.

Dominador de la escena nacional en los siguientes años, el torero capitalino llegó en 1971 a España con la ilusión a cuestas de consolidarse como un torero de renombre en aquél país.

Antes de probar suerte en la madre patria, Rivera, con apenas tres años como matador de toros, consiguió la gesta de encerrarse con seis toros, el 6 de febrero de 1971, en la plaza de toros El Paseo, de San Luis Potosí.

Llegó la tarde del 18 de mayo de 1971 en Las Ventas de Madrid, donde confirmó su alternativa de manos de Antonio Mejías Bienvenida, quien presenció la escena de un matador que toreó con inspiración al toro Beluco, de la ganadería de Samuel Flores, al que le cortó una oreja.

En 1971 toreó 58 corridas en España, consiguió torear en 10 ocasiones en Las Ventas, obteniendo nueve orejas, siendo por demás relevante también el triunfo que alcanzó el 18 de abril de ese año, al cortar tres orejas en Sevilla.

Al año siguiente, México también fue testigo de su paso arrollador, siendo una de las tardes más recordadas la del 27 de febrero de 1972, cuando se encumbró con una faena brillante con el toro Payaso, de la ganadería zacatecana de Torrecilla, al cual indultó.


Regresó a España en 1972, donde toreó el 22 de mayo en Las Ventas de Madrid y cortó cuatro orejas a dos ejemplares de Atanasio Fernández, tarde cumbre en la que el espada mexicano terminó por consagrarse en el escenario más importante del mundo taurino, logro que hasta la fecha ningún torero nacional ha podido superar.

Los toros a los que desorejó llevaron por nombre “Cigarrero” y “Pitito”, y la salida a hombros la compartió con Sebastián Palomo Linares, quien cortó un rabo.

Logró mantenerse como uno de los toreros más sólidos de la baraja taurina; al llegar 1982, cuando cumplió sus primeras mil corridas, celebró con una actuación en solitario en la Monumental Aguascalientes con dos encerronas.

“Curro” logró lo inimaginable: estoquear 14 toros en un día. En la primera encerrona, que se llevó a cabo por la tarde, mató siete toros del hierro de su propiedad, cortando seis orejas. En la segunda encerrona, que inició a las 9 de la noche del mismo día, Rivera mató siete toros de diversas ganaderías y cortó cuatro orejas y un rabo, se dice fácil, ¡14 toros, 10 orejas y un rabo!, hazaña única de un grande.

En la campaña de 1985 toreó 55 corridas, y en 1986 lo hizo en 68 ocasiones, para en las temporadas posteriores mantenerse en ese nivel, sin bajar las 50 corridas por año. En la cima y con el sitio de figura, Rivera se retiró de los ruedos el 15 de noviembre de 1992, alternando con el diestro español José Ortega Cano y Miguel Espinosa Armillita, con toros de Julio Delgado.

Regresó en 1995 sólo para dar la alternativa a Miguel Lahoz, y el 27 de agosto de 2000 nuevamente vistió el traje de luces para doctorar a Fermín Spíndola y a Óscar López Rivera. En ese mismo año participó en un Festival Taurino en la Plaza México, el 30 de noviembre, cortando las orejas y superando a sus compañeros de cartel Eloy Cavazos, José Ortega Cano y Julián López “El Juli”.

De esa fecha, la empresa de la Plaza México lo firmó para la corrida del 5 de febrero de 2001, sin embargo, el 21 de enero, durante una tienta en la ganadería de su padre, sufrió un infarto fulminante, con lo que terminó así la historia de uno de los más grandes del toreo, “Curro” Rivera, Curro Cumbre.


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