miércoles, 22 de junio de 2022

Mis recuerdos del maestro Andrés Vázquez / por Julián Maestro


En la imagen, don Andrés Vázquez, el torero recordado por Julián Maestro, en la tarde en que con sus ochenta años a sus espaldas, le cortó un rabo a un toro de Victorino Martín para cerrar una etapa gloriosa en el toreo como la que protagonizó el maestro de Villalpando.

Mis recuerdos del maestro Andrés Vázquez

Julián Maestro
Toros de Lidia / 21 junio, 2022
Corría el invierno de 1976 cuando se inauguró la única Escuela taurina que existía en España instaurada en Madrid, «Escuela Nacional de Tauromaquia», allí concurríamos un nutrido grupo de chavales con la ilusión de ser toreros.

Una tarde de otoño – invierno apareció por el «hogar del ganadero» en el recinto ferial de la casa de campo, situado por detrás de la Avenida de Portugal de Madrid donde nos impartían las clases y entrenábamos entre semana el maestro Andrés Vázquez para enseñarnos en el carretón a entrar a matar, esa fue la primera vez que lo vi en persona, el verlo allí explicando las cosas me impresionó, no fui capaz de abrir la boca, solo miraba al maestro y a los alumnos mayores que ejecutaban la suerte de entrar a matar en el carretón , aquello era como estar en una burbuja o en otra dimensión.

Pasaron bastantes años de aquella fugaz y exquisita clase cuando el maestro Andrés acabó siendo profesor durante algún tiempo de dicho centro, algunos compañeros y yo para entonces ya no éramos alumnos de la Escuela taurina pues había pasado nuestro periodo de formación y estábamos toreando con picadores.

Después de aquella tarde de carretón con el maestro tuve oportunidad de verlo torear en la plaza de Madrid en varias ocasiones y su torería y puesta en escena por la plaza no me pasaron inadvertidas.

Después de aquello pasaron muchísimas cosas más entre ellas alguna retirada y reaparición del maestro como aquella tarde en Valladolid con las cámaras de televisión testigos de un percance que sufrió el maestro cuando fijaba la embestida de su toro con el capote. (Cornada en la axila).

El maestro conmigo siempre fue considerado y buena persona, cuando después de muchos años de lucha me hice banderillero coincidí con él en los estudios de la radio, en la cadena SER, yo anunciaba mediante una entrevista que me hizo el maestro Molés mi decisión del cambio del oro a la plata y el maestro Andrés Vázquez su participación e implicación en un festival que se celebraba en Aranjuez a los pocos días, allí mismo a micrófono abierto me ofreció el Andrés Vázquez torear en su cuadrilla dicho festival, ni que decir que aquello fue para mí una gran alegría y satisfacción.

Del maestro guardo varios recuerdos y anécdotas que no se me olvidan como la surgida en aquel mismo festival de Aranjuez por la mañana en el sorteo, el maestro se enamoró de un novillo jabonero y lo escogió para torearlo el, cuál fue mi sorpresa que a la hora de sortear algún banderillero de otra cuadrilla dijo que no, que el maestro sorteaba y punto. El maestro allí presente sacó su raza y con perdón de la expresión dijo que con un testículo mataba los seis y le sobraba el otro, otros banderilleros sacaron la cara por el maestro en concreto Rafael Redondo y dijo que el maestro era una institución y que a esas alturas ya retirado y con la trayectoria suya era digno de elegir el novillo que quisiera, al final todos de acuerdo y el maestro lidió y mató el novillo jabonerito que tanto le gustó.

La vida es larga y corta a la vez, muchos años después de todo aquello toreaba yo de subalterno una novillada en Pinto (Madrid) y un novillo en un par de banderillas me pegó una cornadita y el maestro Andrés Vázquez que se encontraba de espectador fue de los primeros que llegaron a la enfermería, recuerdo que mientras me bajaban la taleguilla para operarme de entre mi piel abierta y la taleguilla salió un trozo de astilla del pitón, el maestro me dijo que me guardará esa astilla que la metiera entre mis imágenes y que me daría suerte, así lo hice y durante muchos años dicha astilla la llevé en mi capilla de imágenes hasta que un día en algún hotel, pensión, vestuario o vaya usted a saber se me debió de caer de la carpeta y se perdió.

Como he escrito líneas atrás el maestro me ayudó en lo que pudo, me dio toros de banderillero con toreros que el ayudaba y siempre le estuve por ello agradecido, mantenía contacto con el de vez en cuando por teléfono.

El otro día le fuimos a despedir a dar su último adiós, parece mentira que ya no esté aquí, pero en fin así es la vida, que Dios le tenga en su Santa gloria.

Gracias por haber existido, maestro Andrés Vázquez.

Julián Maestro, torero

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