Los de Miura, no le regalaron nada. Se la pusieron difícil. No se entregaron ni humillaron. Si vienes a matarnos, y a vanagloriarte no te ayudaremos. Le marcaron sus puntas en un muslo y las axilas. Pero tampoco pelearon sucio. Hicieron por sus vidas lo que les correspondía, con su volumen, poder y armamento de largo alcance. En honor a su hierro, impusieron el debido respeto a sus lidias. Todo eso que ahora no gusta de los toros.
Hay que señalar también que conformaron la única corrida cuatreña de la feria, y que de su tradicional romana, quizá solo la mitad, el segundo de 625 kilos y los quinto y sexto de 585 ambos, la evocaron. Pero todos vareados, zancudos, altos, de miradas foscas.
Con las variopintas capas que pavonean su origen de profundas, diversas y hondas raíces en la filogenia del toro español; un sardo, un negro, un cárdeno oscuro y tres colorado. Ninguno fue de los de hacerle pendejaditas. A “Bodeguero” le tocaron el pitón y buscó represalia inmediata. No le dieron las fuerzas eso sí. El único.
El primero “Rifado”, amagó saltar al callejón, pero cuando vio ese capote de opereta, flácido y verduzco putrefacto a dos tonos, como indignado cogió las de Villadiego. Pedro Prieto le puso arriba la puya dos veces. Domínguez le pareo bien, Vázquez mal, y hasta ahí la cosa. La muleta tanteó seis veces por abajo, cito ayudada y distante ocho veces por la izquierda, dos de pitón a pitón y no fue más, venga la estocada arriba y el descabello certero.
“Chaparrito” el de 625 kilos era noble, dentro de los parámetros de su sangre. Sin embargo, el lanceo fue mínimo, aunque la media final muy entonada. A falta de mando atacó al caballo de El Luca en la puerta y luego el de Antonio Prieto en la contra querencia, recibiendo su merecido. Valdeoro y Fernando Sánchez a la altura de las altas agujas. Tres muy suaves a media altura y el de remate no tanto, marcaron la ruta de la faena cuya mayor parte fue templando solventemente al unipase, con matices de molinetes, invertidos y trincheras. El pinchazo en sitio y la espada toda sin puntilla cobraron la primera oreja.
La otra se la concedieron del sexto “Ahechador”, que tenía una cuna enorme. A esas alturas lo que estaba por verse era si la hazaña podía finalizar agradecida con los honores de la puerta grande. Ya la fatiga se notaba en el rictus del torero, pero ningún signo de claudicación. Comenzó a adornarse sin toro con el capote pasándoselo por la cabeza y cuando tuvo los pitones en el embroque resolvió con una larga cambiada de pie a media altura, seguida de un lanceó de brega a dos manos. Inesperadamente, bajó al picador Mario Herrera del caballo, se montó, citó de largo brazo en alto, y colocó una vara de categoría. En la segunda entrada marró y le cambiaron el tercio. Desmontó, pidió la capa y el mismo quitó con cuatro alegres chicuelinas. Los mozos reventaban de gozo y le pidieron banderillas. Pero no. Ferreira y De los Reyes cumplieron bien el tercio. Brindis al público, el único de la corrida comienzo desde el estribo un muleteo brevísimo y de castigo una estocada fulminante y la oreja y la procesión feliz.
Seguramente como iba la tarde le hubiese cortado las dos orejas al encastado cuarto “Harnero”, con la mejor y más hilvanada y emotiva faena. Tandas de cinco y seis, aseadas, capaces y toreras, en la cuales destacaron pases de mucha calidad. Todo estaba dado para ponerle broche de oro, le igualó como a veinte metros y al encuentro le pegó un estoconazo total, tris contrario, en cuyo embroque los pitones le corrieron de axila a axila. Pero no rodó y la cruceta falló tes veces dejando todo en una ovación en el tercio.
Frente al tercero, que peleó, estuvo solvente, pero dio un sainete con la espada, nueve pinchazos y un metisaca. Al quinto, flojo y defensivo el solo le fue de cruceta, cuatro veces. Con la salida en hombros multitudinaria y festiva se acabó la corrida, murió la feria y esta noche a las doce llorarán los ojos de las peñas…
FICHA DEL FESTEJO
Jueves 14 de julio 2022. Pamplona. 10ª de San Fermín. Sol y calor. Lleno. Seis toros de Miura, cuatreños, en tipo de la casa, de poca entrega y humillación.
Antonio Ferrera, silencio, oreja, silencio, saludo tras aviso, silencio y oreja.
Incidencias: Antonio Ferrera picó el 6º. Al final de la corrida salió a hombros.
Magnifica reseña taurina.
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