El pelirrojo es Messi
–Europa debe pedir perdón por lo que ha hecho en los últimos tres mil años –zanja Infantino, el padrino de la Fifa.
A Europa no le dejan encender la calefacción este invierno, pero sus selecciones de fútbol jugarán en el desierto con aire acondicionado por empeño de Infantino, que defiende la visión victimista de Al Thawadi porque, antes de fungir de calvo profesional, también él sufrió “bullyng” en Suiza por… pelirrojo, como nuestra Margarita Cansino (Rita Hayworth).
Infantino se cree protagonista de una historia fantástica de Macaulay, que imaginó que durante muchas generaciones todos los hombres de cabello rojo que hay en Europa habían sido oprimidos. Infantino fue a Cuba a vestir de delantero centro al dictador Raúl Castro mientras lo relamía: “El presidente Raúl Castro ya marcó muchos goles en su vida y ahora va a marcar goles de fútbol”. De Infantino, pues, puede decirse lo que el ministro Garzón de su churri: “De mi pelirroja de ojos verdes me enamoró su sensibilidad social”.
En Catar, la sensibilidad social de Infantino coloca a los medios en una ética de situación (¡pobre Valdano!), cuestionada en su día por un gran pensador:
–Quiere con ello convertir la conciencia de cada uno en la última instancia. Pero la conciencia no es una instancia, sino un abismo.
Respetuoso con la situación, el Combinado Autonómico de Luis Enrique (“España es una rumba alrededor de un jamón”) ha ido a Catar… sin jamón. El pelirrojo a batir es Messi, protegido de Al Thawadi. Y de Valdano. Y del gobierno argentino, que prefiere la Copa a que baje la inflación. Y del piperío madridista: “Me gustaría que Messi fuera el mejor del Mundial”, dijo Mijatovic, antes de conocer la baja de Benzemá.
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