Estos patriotas de pacotilla, que sacan la banderita al balcón una vez cada cuatro años pero que luego, en el día a día, dicen que ellos no entienden de política cuando se les pregunta sobre qué piensan acerca de que el Gobierno pacte los presupuestos con los asesinos de hombres, mujeres y niños, no se dan cuenta de que la selección debe ser una prolongación de la nación y no al revés, y que la segunda es la que realmente importa. Y, como era también de prever, tras la victoria de España sale en moto por la mañana el cobrador del frac con multitud de recibos, esperando que quien tiene un criterio propio y firme lo cambie y pida perdón… ¿por qué? ¿Por golear a uno de los peores equipo del Mundial? Un día después del 7-0 y dos después de que España gane su segundo campeonato del mundo, que ojalá suceda más que nada porque la inmensa mayoría de mis familiares y amigos son de nacionalidad española, yo seguiré diciendo que esta selección es mejorable, que la España que ha escogido Luis Enrique para llevarse a Qatar no es la más potente, que su criterio a la hora de decidir entre uno u otro ha tenido más que ver con el hecho de que el jugador en cuestión no dé problemas o ponga caritas, que a este entrenador le va el show más que a un tonto un caramelo y que España goleó ayer, eso es cierto, del mismo modo que ha aburrido tétricamente en otras ocasiones.
Yo mismo voy a meterme a psicólogo de pacotilla, a ver qué tal se me da. Pienso que este afán de restregarle a uno por la cara la victoria ante un equipo que sencillamente no se presentó al partido programado por la FIFA para el miércoles a las cinco de la tarde tiene mucho que ver con el rencor; para un sector importante, no todo, de luisenriquistas, ayer no ganó España, ayer perdió el Real Madrid y, por ende, goleó el Barça: ¡Si hasta de repente los diarios periobarcelonistas abren con la selección, a la que habitualmente esconden por debajo de los anuncios de "sexo es salud"! Es un hecho que el Mundial no resulta atractivo para un porcentaje elevado de españoles, que no sabría calibrar. Y uno de los motivos es ese convencimiento que tienen de que las victorias de la selección que debiera ser aparentemente de todos serán empleadas sin lugar a dudas contra algunos por la sencilla razón de que el Real Madrid ganó hace poco su decimocuarta Copa de Europa. Otro motivo de desapego, y ése es más serio, es saber que la argamasa de los estadios se ha elaborado con la sangre de seis mil inocentes. Pero eso, claro, es lo de menos porque el espectáculo del cainismo y de los bobos de la Luisenriqueta debe continuar. Que continúe, por supuesto. Yo, por ejemplo, no tengo previsto salir del país, como mucho subiré a Guadarrama en Navidad. Informaré allí a la Guardia Civil de mis próximos movimientos y pagaré los recibos que me pasen al cobro estos Manolos de tres al cuarto.
La misma argamasa con la que se han construido las obras adjudicadas por el Gobierno de Catar a la constructora ACS de Florentino Pérez.
ResponderEliminarEstá en su derecho. Trabaja donde le llamen que para eso es Presidente de una empresa constructora.
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