Desde que empecé como aficionado a los toros me gustaba empaparme de todos aquellos que sabían más que yo, en realidad, la inmensa mayoría de seres de este mundo. Y si de periodistas hablamos, me aferraba a Navalón, Pedro Mari Azofra, Javier Villán y, como líder que cohabitaba en mi corazón, nada más y nada menos que Joaquín Vidal al que, tras su paso por Informaciones, años más tarde, nació El País y, paradojas de la vida, le contrataron a él como crítico de toros. Tiene bemoles la cosa que, un rotativo matutino como El País que, los toros le importan lo mismo que a mí el hámster de mi vecino, supieron dar en la diana del éxito, no sé si a conciencia o por casualidad pero, lo lograron. Desde aquel momento, yo devoraba las crónicas del maestro Vidal, como hacíamos miles de aficionados.
Llegó Internet y el maestro todavía le quedó tiempo para ver colgadas sus crónicas en la red, todo ello al margen de la sabrosa edición de papel que, pasados los años ha quedado en nada, como todos los periódicos que, o se sustentan por Internet con publicidad y suscriptores o no podremos leer nada. Es nuestra elección y, cada cual elige lo que cree más conveniente. Yo elegí, como es natural y lógico, El País, no iba a decantarme por El Mundo, por poner un ejemplo. De todos es sabido que, el “trono” que dejara vacante el inolvidable Joaquín Vidal lo asumió Antonio Lorca que, en estos instantes es mi debilidad y por supuesto, mi referente si quiero saber cómo ha sido un espectáculo determinado que no haya podido ver.
Por cierto, a modo de anécdota simpática debo de contar que, hace unos días, mientras estaba renovando mi suscripción en el citado diario, me pilló infraganti un amigo que se quedó helado, de piedra. “Tú, un tipo de derechas y estás suscribiéndote a El País, ¿Cómo puedes hacer semejante locura?” Y como todo tiene una explicación se lo narré por completo y, al final, lo entendió. A mí me importa un carajo El País pero, amigos, cuando se trata de la información taurina, los aficionados tenemos que aferrarnos a lo mejor y, lo dicho pasa por la pluma del genial Antonio Lorca que, dicho sea de paso, su segundo de abordo, Alejandro Martínez no es manco tampoco.
Por supuesto que, aplicando la lógica, no voy a ser tan estúpido de leer nada que no tenga que ver con los toros en dicho diario porque, sus noticias son corrosivas respecto a la política porque, se les nota a mil leguas que le rinden pleitesía al amo de España, posiblemente, para satisfacerle por aquello de las subvenciones recibidas. Ni lo sé ni me importa. Pero sí digo que, a fin de cuentas, en la vida, no todo es malo, El País es el ejemplo de lo que digo. ¿Quién podía sospechar, desde hace tantos años que, un diario que detesta el mundo de los toros tenga en su plantilla al mejor redactor y crítico taurino? Resulta muy difícil de explicar pero, como es una verdad que aplasta no hay más remedio que contarla.
Por supuesto que yo no pagaría un euro por leer a ningún crítico; es más, el diario Marca y La Razón, son dos publicaciones que tienen sus críticos y son gratuitos; Patricia Navarro en La Razón y Carlos Ilián que no son malos referentes, todo lo contrario. Y, como me han contado, Antonio Lorca tiene miles de seguidores en la red algo que viene a ser lo más lógico del mundo puesto que, dicho señor ya había dejado sus credenciales en dicho periódico en su edición de papel que, dicho sea de paso, no incluyen una sola línea de toros en los pocos ejemplares que se venden en papel, aquellas ediciones que, una vez leídas, todos envolvíamos el bocadillo para irnos al trabajo, lo digo para que la juventud se entere de todo lo que se podía hacer con un diario.
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