"..El colmo del egocentrismo no es otro que, este nefasto personaje que la historia le recordará por aquello de haber destrozado España, ahora escribe un libro para contar sus grandezas y éxitos de toda índole, siempre, como dice, por el bien de su país; seguro que no se refiere a España porque sería el colmo de la locura.."
Tierra Firme
Pla Ventura
Toros de Lidia/11 diciembre, 2023
Lo peor de Pedro Sánchez no es que sea mentiroso, cruel, ruin, y tres mil epítetos más, todo ello por seguir aferrado al “trono” que ocupa. Lo contado ya lo sabíamos por sus hechos que, por supuesto, dicen mucho más que sus palabras. Lo que nos sospechábamos nadie es que, por su egolatrismo, haya escrito un libro para contar sus grandezas; vamos que, hasta el “negro” que haya desempeñado la tarea, según cuentan, se ha quedado de plástico al dictado de Pedro Sánchez al respecto de lo que había que poner en dicho vademécum.
El colmo del egocentrismo no es otro que, este nefasto personaje que la historia le recordará por aquello de haber destrozado España, ahora escribe un libro para contar sus grandezas y éxitos de toda índole, siempre, como dice, por el bien de su país; seguro que no se refiere a España porque sería el colmo de la locura. Sabíamos de todos los pecados de Pedro Sánchez pero, en esta ocasión, su vanidad ha roto todos los esquemas de los poquitos que todavía creían en él.
Imagino que, la tirada del ejemplar habrá sido acorde con lo pactado con todos los chupan del bote a su lado que, sin duda, le comprarán el referido epitome y, pobre del que no lo compre ¿verdad? Seguramente en ello se ha basado, en contar el número de adeptos a su régimen que, por “cortesía” compraran el manuscrito de su amo para seguir haciéndole la ola. ¡Faltaría más!
Tras todo lo que hemos entresacado de cuanto narra Sánchez, él mismo se elogia diciendo que el pueblo lo quiere y si eso es cierto, ¿por qué no pisa nunca la calle? Y si lo hace es a muchos cientos de metros donde pueda haber gente que, en sus últimas apariciones ha sido abucheado por donde ha caminado. Claro que, él se victimiza a si mismo diciendo que eso es un cuento que ha inventado la prensa para ningunearle pero que, como es obvio, la realidad dista mucho de lo que dicen los medios. ¡Échale hilo a la cometa que mucha falta le hace!
Todo el mundo está en su derecho de escribir un libro, de la materia que fuere; ante todo, para mostrar su talento, creatividad, buen gusto, lectura armoniosa e incluso morbosa si se me apura. Lo que no es de recibo es que un tipo en las más altas alturas de la política, con millones de contrarios en su país, para colmo, que sea incapaz de reconocer sus errores y, lo que es todavía mucho más grave, que los convierta en virtudes por obra y gracia de su “talento” creativo.
No sé, nadie lo sabe, al final cuántos lectores tendrá el susodicho pero, barrunto que serán muy pocos, si acaso, sus plebeyos y adláteres que viven como sultanes a su sombra. Lo digo porque, de los millones de inocentes que le han votado, su gran mayoría no están en disposición de gastarse veinticinco euros en leer la “palabra de dios”, es decir, el tramposo en cuestión que lo ha escrito que, conociendo sus fechorías, dudo mucho que en su narrativa diga alguna verdad, cosa que sería rarísima, por eso nadie lo espera.
Eso sí, como han confesado aquellos que, por el morbo de saber qué dice el tiparraco, han leído el libro y, asombrados se han quedado al comprobar hasta dónde llega el grado de egocentrismo del guapo de la Moncloa. Mientras todo eso ocurre, talentos al más alto nivel que tenemos en España si de narrativa hablamos, todos están muriéndose de hambre por las esquinas mientras que, al citado elemento, su editorial, no ha dudado un solo instante en rendirle pleitesía. ¡Cualquiera se niega viniendo de dónde viene y tratándose de lo que se trata ¿Verdad? Y sé de lo que hablo porque, servidor, en su momento le mandé el borrador del que más tarde sería mi cuarto libro, EL DIARIO DE UN MENDIGO, y la famosísima editorial se quedó con el texto, no me dijeron nada y, milagros del destino, unos años más tarde me plagiaron el libro con ciertos retoques y un título distinto. La diferencia entre todo lo que cuento no es otra que yo no me llamo, a Dios gracias, Pedro Sánchez.
Me ha cautivado el título del ejemplar de Pedro Sánchez. ¡Tierra Firme! Y tiene razón, su tierra está muy firme gracias a que con el dinero de toda España ha comprado los votos que la darán firmeza en su mandado, quiera Dios que esa tierra por la que él ha apostado, para destruirla si es que queda algo todavía, no se le convierta en un castillo de arena y se le derrumbe todo. Y todo puede ocurrir porque mientras Sánchez cree estar caminando por tierra firme, yo diría que navega entre lodazales y un día menos pensado pueden engullirle y veremos quién le salva. Tomémonos nuestro tiempo que todo puede suceder. Castillos más grandes han caído. Claro que, conociendo al sujeto en cuestión tampoco nos hagamos muchas ilusiones. Por cierto, fijémonos como es el tipo en cuestión que, pese a sus fechorías, todos males de España los tiene el PP y VOX, es decir, según él, la derecha y la ultraderecha. Hay que ser cínico para endilgarles los problemas de nuestro país a dos formaciones que, además de apostar por la lógica, a los que él llama destructores no lo pueden ser nunca porque, no han gobernado nunca, me refiero a Núñez Feijóo y a Santiago Abascal.
Por cierto, esta tarde se presenta en Madrid el egocentrismo dentro de un libro y, lo hace un tipo al que le apestan las mujeres, defiende el comunismo hasta la locura pero el muy asqueroso vive como un sultán; vamos, como la gran mayoría del famoseo y el mariconeo. El presentador no es Arturo Pérez Reverte que, hubiera sido un hecho importante, lo presenta Jorge Javier Vázquez, échale hilo a la cometa.
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