sábado, 27 de enero de 2024

Pamplona, sin toros / por Pla Ventura

 

"..hasta la implantación de los partidos políticos indeseables, Pamplona era una ciudad como otra cualquiera y, su ayuntamiento se preocupaba de todo lo que oliera a justicia y caridad como es el caso citado, las pruebas que hemos dado son elocuentes pero, llegó la democracia, se legalizaron partidos afines a los criminales de ETA, hasta el punto de que, dichas gentuzas tienen el poder de Navarra.."

 Pamplona, sin toros
Pla Ventura
Toros de Lidia/27 enero, 2024
Eso es lo que querrían los dirigentes navarros, que no hubiera toros en Pamplona como lo ha expresado el alcalde de Bildu, Joseba Asirón el que ha dicho que no se puede basar el ocio de la gente en el sufrimiento del animal. Y lo dice uno de Bildu, testigos de cientos de asesinatos y, algunos de ellos, hasta protagonistas de los mismos y, ahora, por arte de magia, dicen que no quieren que sufra el animal, de ahí su malestar general de que haya toros en Pamplona, al igual que, la presidenta de la Federación de Peñas de Navarra, una tal Rakel Arjol, igualmente ha sentenciado que preferiría unos sanfermines sin toros. Y con semejantes gentuzas queremos que avance nuestro país y, de forma concreta que la fiesta de los toros sea respetada.

Si de toros hablamos, por favor, situémonos de forma concreta en Pamplona y analicemos el fondo de la cuestión que, como algunas veces dije sigue siendo muy interesante. Es un acto canallesco, criminal, incalificable que una ciudad se quede sin toros pero, si eso ocurriera en Pamplona estaríamos certificando la muerte de una fiesta que, además de su bello contenido, en la capital navarra tiene un arraigo increíble porque, en dicha ciudad, su plaza de toros, propiedad de la Casa de Misericordia de Pamplona, paga opíparamente a los hombres que allí se juegan la vida y, lo que es mejor, desde hace más de cien años, dicho ente de caridad como es la Misericordia citada se nutre con los beneficios de su feria taurina y, unos miserables indeseables, por aquello de la puta política y la bastarda democracia, quieren eliminar los toros en la ciudad que mayor rango tiene en el mundo.

Mientras que el indeseable de Joseba Asirón, alcalde de la ciudad porque la política actual es pura mentira y fraude, sostiene que no le gusta que sufran los animales, por ello, encantado erradicaría los toros de Pamplona, cosa que barrunto que no le dejarán porque, sospecho que, tocar los toros en Pamplona suele ser cosa “sagrada” que, en realidad lo es, hasta el punto de que en el año 1881, el entonces alcalde de la ciudad, Joaquín Jaranto Arizaleta, sabedor de la grandeza de la Casa de Misericordia y los pobres que durante más de trescientos años sigue atendiendo, dicho alcalde, al morir, soltero y sin hijos, dejó su fortuna a la  de Casa de Misericordia que, por aquellas calendas ascendía a la cantidad de 121.651 pesetas, un fortunón si nos situamos en el año citado.


Situándonos ya en el año 1921, el ayuntamiento cedió unos terrenos a la Casa de Misericordia para que la misma construyera la plaza de toros actual que, aportaciones de particulares al margen, es la gran fuente de ingresos de dicho centro caritativo que, sin los toros lo pasarían fatal, recordemos las estrecheces y penurias de dicha Casa de Misericordia en la pandemia en la que no pudo haber toros en Pamplona.

Según nos ha contado la historia, hasta la implantación de los partidos políticos indeseables, Pamplona era una ciudad como otra cualquiera y, su ayuntamiento se preocupaba de todo lo que oliera a justicia y caridad como es el caso citado, las pruebas que hemos dado son elocuentes pero, llegó la democracia, se legalizaron partidos afines a los criminales de ETA, hasta el punto de que, dichas gentuzas tienen el poder de Navarra en todos los órdenes, la prueba es la guarrada espectacular que llevaron a cabo el pasado año cuando, por obra y gracia de un canalla como Pedro Sánchez, el que decía que no pactaría con Bildu, no es que no pactara, pactó, hasta el punto de quitarle la alcaldía a UPN para que, un proetarra dirigiera los destinos de dicha ciudad, atreviéndose, entre otras muchas cosas a cuestionar los toros en Pamplona que, sin lugar a dudas, es la ciudad donde mayor prestigio tienen ganado, no ya como fiesta hermosa que lo es; pero sí en gran manera, como ente solidario que engrandece los destinos de la Casa de la Misericordia, un lugar al que cuando sea viejo deberían de llevar allí al alcalde actual para que, con sus propias manos palpara la grandeza de este centro benéfico, sin duda, el más importante de España y, unos desalmados y criminales lo quieren destruir.

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