"..Ha estado muy torero el diestro pero, no sé las razones, sigo sospechando que ese triunfo no le servirá de nada. Su desdicha, como digo, es triunfar a lo grande en Madrid, lo que hizo el año pasado en dos ocasiones en la feria y le dejaron sentado hasta el mes de agosto en que, Maximino Pérez, decidió apoderarle y le puso en Cuenca.."
Beneficencia. Otra cruz para Fernando Adrián, su puerta grande
Pla Ventura
Toros de Lidia/9 junio, 2024
Justo Hernández ha traído hoy a Madrid las dos caras de la moneda, tres toros sin fuerzas y dos de gran nobleza que han permitido a los diestros estar muy a gusto frente a la cara del enemigo. Han sido cinco toros de Garcigrande y uno de El Pilar que no ha aportado nada al festejo. En realidad, el primero, segundo y sexto han sido animales muy nobles, con extremada dulzura pero que, en su bondad han permitido, entre otros logros la salida por la puerta grande de Fernando Adrián que, como se la valoren como el año pasado, como decía en el enunciado, esa será su cruz. Lo de la nobleza ha sido la tónica general del festejo pero, a mi entender, a dichos animales les ha faltado ese punto de casta para que todo lo sucedido hubiera sido grande de verdad.
Castella se ha encontrado en primer lugar con una hermanita de la caridad, un toro pastueño, bravo, noble, colaborador con el que el diestro galo ha estado sensacional. No podía ser de otro modo, dada la calidad del toro. Sin con el capote había estado muy correcto, con la muleta ha disfrutado de lo lindo con semejante ejemplar. Por momentos, aquello parecía tomar aires de acontecimiento que, comparado con todo lo que hemos visto en la feria, así debería de haber sido. El diestro ha disfrutado mucho porque esa bondad a raudales y el convencimiento de que dichos toros no hieren ni molestan a nadie, ese es un valor añadido para el torero que, confiado por completo, permiten el lucimiento del diestro, en este caso de Sebastián Castella. Tenía el torero la oreja de su enemigo en la mano pero, tres pinchazos han anulado lo que podía haber sido un éxito.
Su segundo, el de El Pilar, tan carente de todo era imposible hacer nada. No siendo de la misma ganadería, por su comportamiento, parecía hermano de los lidiados a los largo de la tarde. En el tercero, Castella, incluso pedía paciencia a los aficionados ante el burro que tenía delante. ¿Cómo puede eso ser posible? ¿Acaso estaba convencido el torero de que el toro se iba a tornar un Cobradiezmos por milagro divino? Un fiasco en toda regla porque el toro, como sus hermanos, tenía toda la bondad del mundo, pero menos fuerza que un canario.
Adrián se ha encontrado con un enemigo, yo diría que un amigo que le ha permitido expresarse con el capote de forma admirable y, en la muleta no te quiero ni contar. Es cierto que, por momentos, se adivinaba la poca fuerza del bicorne pero, como se ha sostenido y ha seguido entrando muy bien en la muleta, el diestro lo ha entendido a la perfección. Pases de todas las marcas han brotado de las manos y sentidos del diestro que ha estado sensacional. Y, como colofón, la gran virtud de este torero, su espada, la que ha matado de forma contundente a su enemigo y le han dado una oreja.
En su segundo, un animal sin fuerzas, sin casta y sin el menor atisbo de cualquier virtud, Adrián no se daba por enterado y quería torear mientras el público chillaba y pedía un toro, es más, para escarnio del diestro, le ovacionaban de cachondeo, lo peor que le puede pasar a un torero.
En el último de la tarde, el toro de mejor presencia ha sido muy bravo y, lo que es mejor, no ha hecho el menor amago de que le faltaran las fuerzas. Adrián se ha puesto de rodillas y la ha enjaretado una serie de derechazos antológicos. Ya, en posición vertical, ha entendido a su enemigo a la perfección para dibujar grandes muletazos por el derecho e izquierdo. Ha estado muy torero el diestro pero, no sé las razones, sigo sospechando que ese triunfo no le servirá de nada. Su desdicha, como digo, es triunfar a lo grande en Madrid, lo que hizo el año pasado en dos ocasiones en la feria y le dejaron sentado hasta el mes de agosto en que, Maximino Pérez, decidió apoderarle y le puso en Cuenca. Luego, en el tramo final de la temporada sumó creo que fueron dieciocho actuaciones saliendo en todas por la puerta grande. Con esa espada tan certera que tiene, no me extraña para nada sus éxitos consecutivos.
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