En su primero, ese segundo de la tarde, ha estado sencillamente sublime; si su inicio de faena ha sido primoroso, luego, en el conjunto de la misma ha aflorado una torería sin límites, tanto por un pitón como por el otro. Nos ha cautivado Borjita del que tanto habíamos apuntado hasta este día pero, que, insisto, hoy ha salido de Madrid, además de en hombros, con matrícula Cum Laude que es lo más difícil del mundo. Ha estado torerísimo, en un nivel admirable del que nadie, absolutamente nadie ha protestado ni ha puesto el más mínimo reparo porque, cuando el toreo se hace de verdad, ahí claudica todo el mundo, lo que hoy le ha sucedido a Borja Jiménez, sospecho que se ha encumbrado entre la torería actual.
Su faena ha tenido tintes épicos por un lado y hermosos por el otro, culminada con un soberbio estoconazo que, tras caer el toro, todo Madrid había pedido las dos orejas con una rotundidad que no habíamos visto en esta feria. El presidente se ha hecho el loco y ha concedido un trofeo cuando, insisto, la plaza era un manicomio junto al diestro. Incluso, dicho toro, era merecedor de la vuelta al ruedo. ¿Estaría ciego el presidente? No creo pero, lo que sí está claro es que ha dado una prueba de ineptitud para ejercer dicho cargo.
Borjita ha estado enorme toda la tarde. De sus manos y sentidos han brotado las únicas verónicas y toreo de capote en toda la tarde. Se ha hincado de rodillas en la puerta de chiqueros en tres toros, sí, porque a su segundo, tras el tercio de varas se lo habían devuelto por falta de fuerzas. En el sobrero de Torrealta, como decía, ha recibido al toro con ese riesgo tremendo que, si se me apura no sirve para nada pero, dile tú a Borjita que se quede entre barreras mientras sale el toro con esa hambre de triunfo que tiene. Ha sido un buen toro pero sin rayar con el anterior, de igual modo, Jiménez ha estado sencillamente sensacional, su inicio de faena ha tenido una belleza incontenible. Luego, su labor ha sido totalmente jaleada por los aficionados que, en el día de hoy han encontrado a su nuevo ídolo. Un pinchazo previo a la gran estocada nos hizo pensar lo peor, que no hubiera premio pero, en esta ocasión, el presidente, quizás para paliar su error anterior ha concedido el trofeo sin que hubiera ni una voz discordante. Borja Jiménez se ha ido por la puerta grande en loor de multitud puesto que, su mayor éxito, su torería inenarrable es la que le ha abocado a tan celebrado éxito. El chaval ha brindado su segundo toro a todos los chavales que, como él, están sin contratos y con la esperanza de encontrarlos como le ha sucedido a él que, tras diez años de ostracismo, el pasado año le llegó la hora y, lo que es mejor, no la desaprovechó.
Emilio de Justo que es un torerazo enorme que falló con la espada en la tarde anterior con el toro de La Quinta, posiblemente una de las faenas de la feria. Venía ilusionado porque Madrid sabe del buen hacer y mejor decir de este gran torero. Su primero, un animal muy fiero, con un aire maldito que soplaba, De Justo ha tenido que luchar contra los elementos pero, pese a las trabas citadas, ha dejado pasajes de su gran torería, especialmente en el inicio de faena por abajo que ha sido todo un primor. Media lagartijera ha dado paso a una sonora ovación.
En su segundo, un toro con buen tranco pero, con pocas fuerzas que, para mayor desdicha, había sido protestado de salida por falta de trapío. Sí, era un toro indecoroso para una plaza como Madrid y, además, tenía poca fuerzas. De Justo ha mostrado lo mejor de su repertorio pero sin la pasión de otras veces porque, repito, el toro era indecente, la razón por la que no le han valorado sus bellos trazos como torero en muchos pasajes de su lidia. Una estocada ha terminado con su enemigo.
Roca Rey, el gran torero peruano, era el esperado pero, su actuación ha sido más que lamentable. Su primer enemigo tenía casta y bravura pero, Roca, además de su valor, ha mostrado sus toscas maneras para moler al toro a mantazos. No entiendo yo como el taurinismo ha puesto en el pedestal más alto a un torero vulgar. Tiene valor, una muleta poderosa, recursos para dar y tomar, lo que le falta es tener el más mínimo calado entre las gentes que, especialmente en Madrid, este año ha salido derrotado. Fijémonos como ha sido todo que, tras la gran faena y una gran estocada, la gente ha guardado un silencio de respeto.
Su segundo, alocado de salida, manso integral y con pocas opciones, pese a todo, le ha ofrecido un par de tantas para que se luciera porque, pese a su mansedumbre, no tenía maldad. Luego, de repente, el toro, preso de la locura de la que antes apuntaba, se ha rajado por completo. Otra estocada y, Roca Rey, a seguir vendiendo la burra por ahí.
Tarde muy entretenida, gloriosa para Borja Jiménez al que le deseamos lo mejor. Lo digo porque, el pasado año, Fernando Adrián, salió por veces por la puerta grande de Madrid y estuvo cuatro meses parado. No es menos cierto que, la puerta grande de Borja Jiménez en el día de hoy ha sido rotunda; ya lo era en el primer toro que debería de haber cortado las dos orejas; pero todo se arregló en su segundo al cortar otra oreja que le ha permitido saborear el dulce placer el triunfo ganado a ley
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