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"..Y lo dijo Palomar a sabiendas de lo que decía puesto que, aquello de haber sido artífice de la corrida del siglo, como se le denominó al festejo del primero de junio de 1982 con toros de Victorino Martín y, junto a Luis Francisco Esplá y Paco Ruíz Miguel, al triunvirato les sobran argumentos para defender lo grande que puede ser la fiesta cuando ésta se reviste de pureza en su más bella acepción de la palabra si del bicorne hablamos.."
Viejos recuerdos
Pla Ventura
Toros de Lidia/5 julio, 2024
El programa de One Toro, A Toro Pasado, nos trae a la memoria viejos recuerdos que, como tales, nos siguen emocionado. Van pasando por dicho programa varios diestros que, todos, sin distinción, merecen el honor de ser recordados, es el caso de José Luis Palomar que, en su intervención junto a Victorino Martín, ha puesto el dedo en la llaga al mostrarnos lo que suponía la grandeza de un triunfo en su época, la repercusión de este y, a su vez, comparado con la realidad actual, hemos retrocedido, para mal, en lo que al espectáculo se refiere.
Me gustaron las palabras del diestro soriano que, sensible como el primer aficionado que podamos encontrarnos, enfatizó en la majestuosidad del toro y sin él, la fiesta pierde enteros a manos llenas. Palomar sabía lo que decía porque, todo lo contado lo había vivido en sus carnes en sus años de juventud como torero. Ver la defensa del diestro hacia el toro en su mayor pujanza, eso es digno de admirar porque según el diestro castellano, el espectáculo de los toros tiene que estar revestido de la más grande emoción y, como él confesara, aquello de robarle unos pocos pases a un toro para que la gente se emocionara al ver que el diestro se estaba jugando la vida, es el principio fundamental para que este espectáculo siga vivo.
Y lo dijo Palomar a sabiendas de lo que decía puesto que, aquello de haber sido artífice de la corrida del siglo, como se le denominó al festejo del primero de junio de 1982 con toros de Victorino Martín y, junto a Luis Francisco Esplá y Paco Ruíz Miguel, al triunvirato les sobran argumentos para defender lo grande que puede ser la fiesta cuando ésta se reviste de pureza en su más bella acepción de la palabra si del bicorne hablamos. El camino se demuestra andando y, en aquella fecha, ganadero y toreros “anduvieron” lo suyo para que un festejo se convirtiera en inolvidable, hasta el punto de que después de más de cuarenta años, todavía sigamos encontrando motivos para rememorar aquella tarde mágica e inolvidable. Claro que, aquello que TVE esgrimía como un auténtico tesoro, razón por la que repitieron dicho festejo hasta la saciedad y, con razón, qué duda cabe, en estos momentos seguro que los actuales dirigentes de nuestra cadena común, han tirado a la basura.
El paso de los años ha lacerado los valores de la tauromaquia, incluso las decisiones lógicas que antaño se tomaban, ahora son puros recuerdos porque, como confesara Palomar, tras la corrida del siglo y la Beneficencia que toreó unos días después, salió de allí con sesenta corridas de toros firmadas, lo más lógico del mundo para un chaval que había salido dos veces por la puerta grande de Madrid y, en ambas ocasiones con los toros de Victorino Martín. Igualito que ahora, ¿verdad?
Está claro que España ha cambiado en todos los órdenes, casi siempre para peor y, los toros no escapan de dicho maleficio puesto que conocemos a muchos triunfadores de Madrid que, por causas sin esclarecer, siguen a la espera de que suene el teléfono que, para algunos, no sonará jamás. El caso de Fernando Adrián del año pasado dice todo lo que narramos; dos veces por la puerta grande de Madrid en San Isidro y no volvió a torear hasta finales de agosto que le apoderó Maximino Pérez, empresario de Cuenca que, por cierto, fue la primera corrida que Adrián toreó tras su apoteosis en Las Ventas.
Insisto que, el binomio que nos mostró dicho programa con Victorino Martín y José Luis Palomar, ambos, por derecho propio lograron emocionarnos. Sin duda alguna, Victorino sabe que no tiene competencia cuando los aficionados nos aferramos al toro; él sabe mejor que nadie que, el gentío demandará el burro fofo pero, el amo del toro lo fue su padre durante tantísimos años y, el hijo sigue su estela. Repito que, dos personajes singulares nos hablaron de toros y, lo que es mejor, ponderaron la verdad de este espectáculo que, cuando se organiza con rigor alcanza cotas inimaginables, pero, reitero, siempre con la anuencia del toro de verdad.
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