viernes, 23 de agosto de 2024

Esos grandes desconocidos / por Paco Delgado

 

'En pleno apogeo de la temporada, en el meollo de la campaña, cuando hay toros a diario y por toda España y buena parte de Francia; con mucho público yendo a las plazas... resulta que fuera del ambiente taurino y poco más, muy poca gente sabe quiénes son las estrellas del espectáculo. Muy preocupante.'

Esos grandes desconocidos

Paco Delgado
Burladero/22 de agosto de 2024 
En pleno apogeo de la temporada, en el meollo de la campaña, cuando hay toros a diario y por toda España y buena parte de Francia; con mucho público yendo a las plazas... resulta que fuera del ambiente taurino y poco más, muy poca gente sabe quiénes son las estrellas del espectáculo. Muy preocupante.

Ya la semana pasada Carlos Bueno dio una pincelada al respecto, adelantando parte de lo que no deja de ser un experimento un poco de ir por casa pero que resulta significativo.

Tras intentar que Avance de Publicidad, la casa matriz y editora de Avance Taurino, realizase una encuesta para saber el grado de conocimiento que de la nómina torera tiene la gente de la calle y no conseguir que el proyecto saliese adelante, de momento -que si ya hacemos bastante con sacar la revista cada semana, mantener la web y editar los especiales de cada feria de la Comunidad Valenciana y Albacete, y editar un puñado de libros cada año, que si ahora con el cambio de sede de la empresa estamos muy liados y diversos etcéteras más-, he llevado a cabo un sondeo, mucho más modesto y pedestre pero que arroja datos bastante esclarecedores.

Una vez elaborada una lista con seis nombres de diestros bastante relevantes en distintos grados del escalafón según galones, antigüedad y méritos -Roca Rey, Alejandro Talavante, Miguel Ángel Perera, Emilio de Justo y Ginés Marín- y uno de los novilleros punteros de este ejercicio, Samuel Navalón, la cosa era preguntar a personas anónimas y de manera aleatoria si sabían quiénes eran los que aparecían en esa papeleta.

Mi cuñada, directora de una entidad bancaria en la ciudad valenciana de Gandía, se presta a preguntar al personal de su oficina. Mal comienzo; de 10 empleados sólo uno sabe quién es Roca Rey. Del resto, ni idea. Un poco decepcionada decide por su cuenta ampliar el campo y pregunta a gente de su entorno, otros 10 ciudadanos de entre 30 y 50 años, y ahora la cosa es todavía es peor: nadie conoce a nadie.

Mi hija, profesora de Química en un instituto de enseñanza secundaria de Valencia, come con sus compañeros de claustro, gente con formación y estudios superiores, y se supone que informada, y el resultado es similar, de 12 sólo uno, profesor de Historia, sabe quién es Roca Rey. Por la noche sale con tres amigas y una colega que da clase de Orientación Laboral en Barcelona y a ninguna les suena ninguno de los nombres que les propone. A los pocos días va a una comida con antiguos compañeros del instituto de Calpe, Alicante, y ya pasa de mi y de la encuesta. 

Mi sobrina, que se acaba de licenciar en Derecho (y, claro, no conoce a nadie de la lista), pregunta a otras 7 compañeras y amigas y tampoco hay suerte. 

A cambio de un par de ginsprites para cada una, junto a sus primas y otras dos amigas, hacen una batida en uno de los chiringuitos de moda en la playa de Oliva, Valencia, y preguntan a 62 chavales de su edad (20-25 años) y ambos sexos. El resultado es desastroso, aunque aquí hay respuestas curiosas y sorprendentes: uno cree que Roca Rey es presidente de una República sudamericana. Otro identifica a Talavante con un director de cine. De Emilio de Justo varios piensan que es piloto de motos y otro que lo es de Fórmula Uno; a Perera lo confunden con un jugador de fútbol y un par dice que Ginés Marín es un cantante de reguetón. De Navalón nadie sabe nada...

Después de varios días de trabajo de campo, y cerca de 200 euros menos en mi cuenta a base ginsprites y cañas para las encuestadoras, el balance es desolador: de 106 encuestados sólamente 2 han reconocido a un torero, a Roca Rey, y 104 demuestran no tener noción alguna de quién es quién en el toreo y por tanto del espectáculo taurino en sí.

Esta chapucilla debería ser hecha en serio y con medios como Dios manda, y aquí deberían entrar la FTL o ANOET, por ejemplo, y certificar en qué estado se encuentra el segundo espectáculo de masas en España. Y por ende, tomar cartas en el asunto y mover los hilos que hagan falta para revertir la situación. Lo que no puede ser.

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