domingo, 9 de noviembre de 2025

LA MUSICA CALLADA DEL TOREO NUNCA MUERE QUEDA EN LA MEMORIA DEL QUE SIENTE / por Manuel Herrero Presa


'..Tú eras el prototipo de hombre bueno nacido en ese Barrio tan gitano y tan flamenco como es el de Santiago, luz y guía de Jerez. Eras un ser, como diría Bojilla, sencillo, noble, con un don especial que solo tienen los elegidos por “El de Arriba”. Y el privilegio de haber sido amamantado con calostros de pureza terrenal de una madre gitana..'

LA MUSICA CALLADA DEL TOREO NUNCA MUERE QUEDA EN LA MEMORIA DEL QUE SIENTE

RAFAEL, AMIGO, DESCANSA EN PAZ

Hoy, otro “porrazo” en la cabeza. Mi mente la tengo cual callejón con altos cipreses. No paro Rafael de recibir dolorosas noticias de “partidas” de amigos. Día sí y día no, me llega un “zambombazo” de dolor que se va acumulando dentro de mí y que no me da margen a recuperarme. Esto creo que es achacable al llegar a cierta edad. Al haber vivido tres o cuatro vidas en una. Al haber tenido y querido a tantos y tantos amigos como tuve y como sigo teniendo, aunque ya, ley de vida y por desgracia, quedamos menos.

El “porrazo gordo de hoy” es la noticia de tu ida. Inesperada y cruel noticia.

Me pongo a escribirte y me cuesta. Me cuesta porque quiero hablar de ti y me vienen tantas vivencias, anécdotas y recuerdos, que tengo que hacer un filtro de todo para no hacerme “jartible” en mi relato.

Mi primer contacto contigo, en la distancia, fue a través de tu primo Manuel Moreno “El Príncipe” allá por los años sesenta y setenta en Caché de la entonces calle de General Mola 210 (Ahora Príncipe de Vergara) en la que tu primo, junto a su mujer Malena, era el Metre y el Alma de dicho Bar-Pub-Tertulia-Restaurante y cuyo dueño era Rodolfo Castro “Rodo”. Local que era centro de reunión de lo más granado del toreo, del futbol, de artistas, de ejecutivos, banqueros, comisarios, reventas, etc… de la época. Desde Antoñete a Curro, Camino, Aparicio, etc... . Desde Di Stefano a Luis Aragonés, Peiró, Ufarte, etc… . Desde Caracol a todos los grandes artistas de ese Dorado Tiempo.

Como tu primo El Príncipe te quería tanto, como familia y como torero, siempre estaba barruntando y preguntándose el por qué después de tantos años de alternativa no habías confirmado en Madrid. Parecía como que en ese Madrid taurino “sonabas poco” (para él, no lo que tú te merecías). Así que por el año 1973, mas o menos, empezó a mover la idea de que Madrid-Empresa te “llamara”. 

Al primero que le habló sobre el tema fue a Chenel Antoñete, dando la casualidad que también se encontraba ese día en Caché Pepe Rubio, el Fotógrafo que entonces iba con el Cordobés, … y yo. Y es que como Antonio Chenel toreaba bastantes corridas junto a la máxima figura del Toreo, como fue El Cordobés (Benítez), se lo comentó un día como extraña anécdota en una de esas Tardes. Cosa que a Benítez también le sorprendió. Y claro, en esos años ¡Benítez... era Benítez! y “una palabra suya bastará para apoyarle”.

Así que el año 1974 confirmaste como Matador de Toros ese mayo de San Isidro. Corrida en la que el público de Madrid te conoció de Matador y desde ese día comenzó a admirarte.

Pero hete aquí, que meses más tarde, en octubre de ese mismo año formaste un “Gazpacho Histórico” en la Plaza de Vista Alegre de Madrid compartiendo cartel con el Maestro Antonio Bienvenida (que se retiraba esa tarde) y con tu gran amigo y compañero Curro Romero.

Y así, desde ese gran día, comenzó a sonar por el mundo taurino el Aire de tu Toreo.

Hablando de Curro. Como yo os seguía por todos los sitios en los que toreabais juntos, sobre todo los mas señalados, Sevilla, Madrid, el Puerto y Jerez, naturalmente entablamos una gran amistad a través de los años. 


Recuerdo que un día después de torear, y ya en la Terraza del Hotel Jerez junto a tu gran amigo Agustín García Mier entre otros, en medio de una conversación de toros y de amigable charla me dijiste de una manera muy “simpática-jocosa”, como si de un niño pequeño se tratara: “Manué mío, tú me quieres mucho a mi como torero, lo sé, pero tú, de verdad, al que más quieres, y no te andes por las ramas… es a Curro”. Frase que causó una sana sonrisa de todos al saber de mi amistad con Curro. Siempre recuerdo esta anécdota con mucho cariño, hoy con más motivo.

Otra tarde-noche-madrugada-mañana-mediodía histórica fue, no recuerdo el año exactamente, pero seguro que era un agosto de los 70, un día que toreasteis en el Puerto de Santa María coincidiendo ese día con que en Sanlúcar de Barrameda esa misma noche actuaban Lola Flores y la Paquera de Jerez en un Teatro al aire libre. Inmediatamente al terminar la Corrida en la que las cosas salieron mu bien, y después de vestirte de paisano, nos fuimos pitando para Sanlúcar todos los amigos que habíamos estado viéndoos porque no queríamos perdernos las actuaciones de ellas.

Al terminar el espectáculo, fuimos a saludarlas al camerino. Lola después de una pequeña charlita nos dijo: ¿“Por qué no nos esperáis en el Hotel Guadalquivir, donde nos hospedamos, y echamos un ratito allí tranquilitos”?.

Efectivamente, nos fuimos al bar del salón del hotel y claro, el “ratito allí y tranquilitos” se convirtió en algo muy difícil de explicar con palabras. Nos juntamos la intemerata. Desde Lola, Antonio González, La Paquera, Diego Pantoja, Pepín Cabrales, Rafael Vega, Pepito Venegas y tú Rafael, a todo el elenco de artistas que ellas llevaban en sus espectáculos. ¡Casi ná!. Fue muy grande lo que estábamos viviendo, hasta que, como a las dos de la noche, nos viene el director del hotel, que también participaba de “oyente observador” y nos dice con mucha pena: “Lo siento mucho, pero tenemos que terminar porque se han quejado unos clientes”. Claro, todos nos cortamos un poco al ver que esto se acababa. Pero de pronto dice un señor que nadie sabia quien era, al menos nosotros: “Yo tengo una Venta que esta aquí al “lao” en la carretera de Sanlucar a Chipiona y la abro si queréis seguir la “reunión”. “Ah, y además tengo el gusto de invitaros, así que…”

Pues nada, 'to er mundo pa’ la Venta. Cosa rara en una fiesta que cuando se cambia de sitio con tanta gente no se enfríen los rescoldos. Arrancar de nuevo en muy difícil, pero, ¡qué va! Allí había mecha, ganas y arte como para romperte el alma de gozo y de sentir.

Pues sí, cogimos otra vez el compás. Ese compás que no se puede describir en un escrito, y algunas veces ni tan siquiera explicárselo en directo al que está a tu “lao”. Solo quieres querer de felicidad.

Así fue transcurriendo la madrugada sin que nos diésemos cuenta. Amanecía y no sé porqué alguien decidió el marcharnos a desayunar a un bar del centro de Sanlúcar (Plaza donde está la Iglesia). Otra vez a cambiar de sitio por tercera vez.

De pronto Lola pregunta ¿Dónde está Diego? (Diego Pantoja, que había trabajado con ella). Diego era una de las personas mas inteligente, buena, generosa y artista que podías encontrarte en la noche, o a cualquier hora. Diego salía a la calle a dar vida. En su trabajo era un genio. Atraía la atención de todos. Y con Lola moría. Cometía las travesuras de un niño, pero sabiendo siempre lo que hacía. En este caso él sabía que Lola al no verle preguntaría por él.

De nuevo Lola: ¿Dónde está Diego? Alguien contestó diciendo que Diego había salido a la calle. Salimos todos, ya de día, buscando a Diego, y ese alguien dijo señalando: “Lola, mira donde está”. Miramos todos para arriba y resulta que Diego estaba subido en lo alto de un olivo, mirando al mar y cantando ¡O Sole Mío! (Pasao de inteligencia y de generosidad. 

Él sabía que teníamos que pasar junto al olivo en el que Lola, tú Rafael y todos los demás viéndole arriba se “tirarían” al suelo de felicidad por sus sanas ocurrencias). Ah, y otra cosa de Diego. Bailando por bulería no se “perdía” ni en un terremoto a empujones.

A todo esto, durante esa noche, la gente que os veía, o nos veían, se iban a una cabina de teléfonos (no había móviles entonces) y llamaban a Jerez a algún familiar casi gritándoles: ¡Niñaaas, veniros pa’ Sanlúcar que están de fiesta Lola, el Paula y La Paquera!. Estas llamadas servían también como un boca a boca telefónico, para que avisaran a las demás Familias y que cogieran un autobús, el coche o lo que fuera para trasladarse a Sanlúcar.

Llegamos todos los del “ratito” a la Plaza del Pueblo y nos prepararon los veladores en plena calle junto al bar. No recuerdo cuantos veladores, pero si que fue una fila grandecita. Éramos tantos…

Empezaron a servirnos el “desayuno” y poco a poco se fue llenando la Plaza de gente de Sanlúcar y de los que iban llegando de Jerez, la mayoría familias flamencas de Santiago y San Miguel.

Para no hacer más largo mi relato. Aquí es donde yo quería llegar, Rafael.

Siguió la Fiesta. Siguió el buen soniquete. Siguió el cante. Siguió el baile y… Saliste tú a bailar. Fue la primera vez que te vi bailar por bulería en mi viva. ¡Qué Baile el tuyo! . Te diste una vuelta con ese aire de “arte suavito”. Como si de un Lance y Media se tratara, remataste esa histórica vueltecita… y se me quedó grabado en la memoria.

(La gente de mi edad, menores o mayores, que sigan “aquí” y que estuvieron ese día en la Plaza recordarán lo que digo. Cómo sería la cosa, que un periódico de Cádiz o de Jerez, no recuerdo, dio la Fiesta como noticia).

Como ya durante tu larga historia, han escrito sobre tu forma de torear muchísimos cronistas, escritores y poetas, yo solo te voy describir con pocas palabras, a mi manera, tal como yo te he visto y te he sentido durante tantos años, como persona y como torero.

Tú eras el prototipo de hombre bueno nacido en ese Barrio tan gitano y tan flamenco como es el de Santiago, luz y guía de Jerez. Eras un ser, como diría Bojilla, sencillo, noble, con un don especial que solo tienen los elegidos por “El de Arriba”. Y el privilegio de haber sido amamantado con calostros de pureza terrenal de una madre gitana.

Delante del toro derramabas por tus poros Arte y Solera jerezana. Creabas Belleza plástica en movimiento. Y tenías unas muñecas y una cintura capaces de mecer como en un sueño a tu Cristo del Prendimiento. Un “algo” que solo tenéis los pocos toreros de ese corte.

Y es que, en la Plaza, viéndoos andar por la cara del toro, dando las distancias y viendo la forma de colocaros para comenzar vuestra faena, centésimas de segundos antes de que iniciarais el lance o el muletazo, mi cerebro “ya veía” ejecutado ese lance o natural al mismo tiempo que sentía “un no sé qué” por la medula espinal que me zamarrea el alma. Ah, y aunque alguna vez os enganchara el pitón al capote o la muleta en la mitad de esas suertes, yo ya había visto en mi cerebro ese lance o ese sublime muletazo, terminado. Esa es la verdadera unión de Torero y un buen y humilde aficionao

Sé que vosotros al mismo tiempo desde el arbero y delante del toro, sentíais el gozo de los Tendíos… Ese rum rum que flotaba en el aire… Y esos secos y acompasados ¡Biééén! que salían de nuestras gargantas que os/nos hacían sentir estar en la Gloria.

Eso se llama TRANSMITIR.

Rafael, sabes que no he podido ir a Jerez a velarte, y que empecé este escrito el domingo al enterarme de tu partida. Que por primera vez he tardado tres días en terminarlo. Y que esta vez no ha sido un “Sobre la marcha”. Tú sabes.


He puesto dos fotos representativas junto a ti con dos amigos comunes que sé, en la distancia, que como tantos otros con el alma rota, te han llorado. Son tu gran amigo y compañero Curro Romero y tu no menos amigo Pedro Trapote.

Termino repitiendo y recordando un pensamiento por bulería que os escribí hace unos quince años en una de esas Gloriosas Noches del Rocío.

“Ya no me “jiere” el toreo.
Los Lances de Curro y Paula, prima, los busco y ya no los veo”.
Y como hoy es lo que es, este te lo dedico a ti.
“Ya no me “jiere” el Toreo.
Los Lances de ese Gitano, prima, los busco y ya no los veo”.

(Sé que algunos cantaores amigos ya lo han metido en sus cantes)

¡Qué gustazo, Rafael, tener algo más en común contigo… y con Santiago)

Manuel Herrero Presa
9 de Noviembre de 2025

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