viernes, 2 de abril de 2021

El vaso medio lleno o medio vacío / por Carlos Bueno

Que los tendidos de las plazas de toros se ocupen a la mitad de su aforo podía verse de forma negativa antes de la pandemia pero positiva durante el Estado de Alarma. Que prospere una ley que pretende prohibir la libre entrada de menores de 18 años en recintos taurinos sólo puede verse de mala manera, y que el sector no se pronuncie al respecto peor.

El vaso medio lleno o medio vacío

Carlos Bueno
Avance Taurino / 1 Abril 2021
Antes de la declaración del Estado de Alarma, la publicación de carteles taurinos iba fluyendo de forma periódica, como era normal. Después las noticias brillaron por su ausencia y la mayoría de empresarios relevantes prefirieron esconder la cabeza y esperar a que todo pasara. Pero la pesadilla todavía persiste y ahora, cuando todo sigue siendo una incógnita, el anuncio de nuevas ferias comienza a ser tan continuo como hipotético.

Antes de la pandemia, que una tarde de toros sólo se ocupara media plaza se consideraba bastante ruinoso. Ahora sería una alegría inmensa que las autoridades permitieran que se diesen festejos al 50% del aforo. El vaso se puede ver medio vacío o medio lleno según el momento, y todo depende de eso, de que se autorice la entrada de la mitad del público posible.

Se prevé que a partir del 8 de abril, la Junta de Andalucía dispondrá de los datos necesarios para valorar la evolución del coronavirus durante la Semana Santa, unas fiestas que no se celebrarán para preservar a la población de los contagios. Si los parámetros son buenos hay esperanza de que los toros puedan volver con ciertas restricciones. Si finalmente las funciones anunciadas en La Maestranza contaran con permiso para ocupar la mitad de sus tendidos, el golpe moral para el toreo sería brutal y el resto de cosos de España tendrían la esperanza fundada de poder abrir sus puertas en las mismas condiciones.

El sector aguarda la noticia con los dedos cruzados esperando que por fin se celebren corridas. Pero a día de hoy, la programación y contraprogramación de ferias que se han ido anunciado ha sido simplemente una declaración de intenciones sin un fundamento sólido. Eso sí, ha servido para conocer quiénes han hecho los deberes y están preparados por si se produce el milagro de la reactivación y también para ilusionar a los aficionados. Aunque hay quien opina que, con ello, se han creado falsas expectativas.

Sea como fuere, mientras se ansía la llegada de la buena notica los antis no descansan en su afán por acabar con la tauromaquia. La última ocurrencia ha llegado de nuevo de Unidas Podemos, cómo no. 

Los de Pablo Iglesias y compañía pretenden prohibir la entrada a los menores de 18 años a las plazas de toros, así como que los alumnos de escuelas de tauromaquia deban ser mayores de edad. 

Pretenden con ello proteger a los niños de no se sabe qué peligros que tiene el toreo, a no ser que se tema que inculque valores como el esfuerzo, el sacrificio, el compañerismo, el afán de superación o el respeto.

¿Qué ha hecho al respecto la gente del torero? Que se sepa… nada. A lo sumo esperar con resignación que también esto pase. Pero, como la pandemia, persistirá. La tauromaquia desapareció de la tele, y con ello de las escuelas y de las conversaciones a plena luz y sin autocensura en los lugares de trabajo y en los restaurantes. Y a este paso acabará desapareciendo de la sociedad mientras los profesionales esconden la cabeza.

Sólo la Asociación Internacional de la Tauromaquia le ha recordado al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, su obligación de defender que los niños acudan libremente a los toros, y le pide al PSOE que rechace este nuevo ataque contra las libertades mientras los implicados no han movido ficha. Si llegara a prosperar la enmienda, el toreo se quedaría sin relevo de público, sin aficiones de futuro, sin existencia, y el vaso no estaría medio lleno sino totalmente vacío.

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