jueves, 8 de agosto de 2024

México: La caballada está flaca… / por Luis Cuesta,


Sin duda no son los mejores tiempos para los novilleros. Se dan muy pocos festejos menores y escasean las oportunidades para poder perfeccionar el oficio, ante esto el futuro se torna muy oscuro para aquellos aspirantes que sueñan con tomar la alternativa.

Es lo que digo yo:
Es lo que digo yo: La caballada está flaca…

Luis Cuesta
De SOL y SOMBRA/México, 7 Ag. 2024 
Desde hace algunos años la tauromaquia en México entró en una profunda crisis de la que aún no se ha podido recuperar, provocando que el número de festejos, haya disminuido drásticamente en las últimas temporadas; siendo las novilladas la parte más afectada. Pero siendo realistas, hay que admitir que las novilladas en la actualidad son una auténtica ruina -salvo muy contadas excepciones- no se puede aguantar que un festejo que congrega un promedio de 2,000 personas pagando precios por debajo de los 300 pesos, tenga en la mayoría de las ocasiones costos mucho más altos de los que se generan en la taquilla.

Lamentablemente los que sufren en mayor grado las consecuencias de esta crisis son los novilleros, porque la gran mayoría de los empresarios en México no están dispuestos a perder dinero con ellos, además de que en algunos casos -en escenarios de segunda o tercera categoría- les piden que carguen con sus propios gastos o colaboren con la compra de un encierro para incluirlos en algún cartel.

Ante esto, las pocas empresas que aún dan festejos menores están buscando otros canales más novedosos -e incluso menos ortodoxos- para atraer a la afición nuevamente a sus plazas, pero para que esto suceda, también tienen que surgir novilleros que despierten cierto interés, sin importar sus inclinaciones taurinas.

Pero pasa otra historia: los novilleros en la actualidad no emocionan porque están acostumbrados al novillo chico, afeitado y bobo hasta la desesperación, con el que practican un toreo casi siempre despegado y ventajista, además de que están muy mal aconsejados por su entorno. Un ejemplo de esto, se anuncia en la Plaza México a tres novilleros con varios años a cuestas en la profesión y lo hacen frente a una novillada bien presentada y encastada. ¿Qué pasa? Naufragan y exhiben sus carencias. Pero el problema es que el festejo se celebra en la capital del país, y el paso triste y anodino por el ruedo de la Monumental los termina aplastando como una losa y entorpece sus posibilidades a futuro.

Hay que entender que la etapa novilleril es de estudio, de aprendizaje y de formación. A los novilleros les puede faltar técnica, les puede faltar oficio, pero lo que no les puede faltar es ilusión o ambición de triunfo. También deben tener los novilleros el sentido de la oportunidad, y aprovecharla a la menor ocasión que se les presente. Los mejores novilleros, en la historia de la tauromaquia, siempre han estado tocados por esa bendita locura que es; la afición, y tenían claro que sólo había dos caminos: el de la salida a hombros o el de la enfermería. Luego, a lo mejor no se producía ninguno de los dos supuestos, pero no era porque no hubieran dejado todo lo que querían demostrar en el ruedo.

No han sido nunca la mesura, la prudencia o el conformismo, atributos de los novilleros. Pero eso es lo que vemos actualmente en la mayoría de los novilleros mexicanos; jóvenes carentes de ilusión y de ambición, que no saben valorar el sentido de las oportunidades, pues casi todos las desaprovechan olímpicamente. Y para quienes dicen que la ganadería de bravo atraviesa una crisis de casta, ahí estuvo el desmentido en la presente temporada de la Plaza México con los novillos de Fernando Lomelí, Raúl Cervantes o Atlanga, más o menos bravos, pero peleones en todos los tercios y algunos con una nobleza excepcional.

Tristemente, y tras cuatro novilladas en la Plaza México, nos quedó claro que el panorama de la novillería no tiene un horizonte esperanzador. Es cierto que los novilleros necesitan llegar a las plazas importantes con un bagaje que hoy parece imposible; y esto hace que la mayoría se juegan todo en una sola tarde, algo muy peligroso para su porvenir en los ruedos…

Pero esto es lo que hay y los novilleros no están para perder más oportunidades, porque cada día hay menos novilladas y ni hablar de los ciclos que hoy se pueden contar con una mano. Así que un novillero debe aprovechar la embestida de todo lo que se mueva y si encima embiste con nobleza y clase, que les voy a contar.

Es lo que digo yo.

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