"...no es comprensible que se haya podido colar ésta novillada de Fuente Ymbro, propia de una feria sin caballos, que en más de una ocasión me hizo añorar a la hermana menor, el Alfarero de Plata, pues en ella salieron vacas con más trapío y encaste que los novillitos abecerrados de Fuente Ymbro, impropios de esta feria..."
Novillos de Fuente Ymbro
Álvaro Lorenzo-Ginés Marín-Varea
¡Este no es mi Juan, que me lo han cambiao, aquél tenía pelo y este está pelao!
Domingo, 6 de septiembre de 2015
Plaza de toros de La Sagra: Villaseca de la Sagra (Toledo)
Son dieciséis los años que se vienen celebrando de esta estupenda feria de novillos con caballos a la que dieron en llamar Alfarero de Oro, en estas arcillosas tierras de La Sagra toledana.
Dieciséis años marcando una clara tendencia de novillos con trapío, novillos-toros, de hierros generalmente encastados y en una gran variedad de los mismos, propios de una afición, la sagreña, acostumbrada a ver toros en Las Ventas del Espíritu Santo.
Una feria que, como ayer decía, está muy consolidada entre las mejores de España y que comienza a ser referente entre los aficionados a principios de este mes de septiembre, por lo que, vista la trayectoria, no es comprensible que se haya podido colar ésta novillada de Fuente Ymbro, propia de una feria sin caballos, que en más de una ocasión me hizo añorar a la hermana menor, el Alfarero de Plata, pues en ella salieron vacas con más trapío y encaste que los novillitos abecerrados de Fuente Ymbro, impropios de esta feria.
No solo estuvieron muy terciados, sino que además flojearon en todos los tercios, cayendo a la arena tanto tras salir del caballo, con simples puyacitos, como en algún encuentro en banderillas.
Tampoco se libra el sobrero de El Ventorrillo, flojo y manso, del que no entiendo por qué tuvo que salir al ruedo, por mucho cuerno que se rompiera el 4º. Un raro listón ha puesto el presidente, ahora tendrá que cambiar a los novillos en cualquier momento en que se lesionen.
Los novilleros, ante tales enemigos, abusaron del toreo encimista, si es que se le puede llamar torear a atosigar al toro hasta dejarlo sin el poco aliento que ya tenía.
Una tarde para olvidar, con el handicap de la mala imagen que se pudieron llevar las personas que vieron la novillada por la televisión en directo.
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