"...Cuando los Hermanos Lozano gestionaron Madrid, quizá la época más gloriosa en el más amplio sentido de la palabra y en todos los aspectos (asistencia, economía, programación, plataforma de nuevos valores tanto novilleros como matadores recién alternativados), Las Ventas convirtió su temporada en “los mundiales” y San Isidro la fase final: El Mundial..."
Albacete, el mundialito torero
Está marcando tendencia el emplear nominaciones futbolísticas de alto copete competitivo para el legítimo reclamo publicitario de las ferias taurinas.
En la región, con las desigualdades de metraje, aforo y ambiente festivo en ciudad y provincia rivalizan lealmente Cuenca y Albacete.
Maximino Pérez viene anunciando la feria conquense como “La Champions”. Y es verdad. Si bien es a partir de semifinales (4 carteles) que generalmente concentra a todo el genralato torero, lo que la hace tan atractiva como previsible, quizá repetitiva pero la cultura popular de las ferias no muy largas es de concentrar figuras un año tras otro sin exhibir las sorpresas o revelaciones que surgen de una “Champions” completa, desde los treintaidosavos o, al menos desde los dieciseisavos.
Cuando los Hermanos Lozano gestionaron Madrid, quizá la época más gloriosa en el más amplio sentido de la palabra y en todos los aspectos (asistencia, economía, programación, plataforma de nuevos valores tanto novilleros como matadores recién alternativados), Las Ventas convirtió su temporada en “los mundiales” y San Isidro la fase final: El Mundial.
No se bien si ese espíritu es el que han llevado a Albacete, o fue su anterior etapa en la capital manchega la que despertó las musas madrileñas para en cualquier caso avalar un ciclo de pocos años cuya gestión ha sido ponderada y destacada como modelo por los principales observatorios y gurús taurinos y respaldada por la afición y público con su asistencia. Todo con el IVA pesado, lo que confiere mayor mérito de tener que “rescatar” ese potosí taurino que es Albacete de las garras de la miseria en que había caído por gestiones anteriores.
El reto se había superado satisfactoriamente menos en el balance contable y había riesgo de “no te digo que me lo mejores, pero ,al menos, iguálamelo”. Un órdago sobre la mesa del Ayuntamiento para que en el pliego a regir a partir de este 2015 fuera más relajado tanto en canon como en servidumbres (a las que no se les echa cuentas, pero suma tanto como el montante que ocupa los titulares) y asegurar una continuidad sin traumas, para nadie.
Y así el día de San Esperado y San Generoso (17 de julio, no es broma, ver santoral) Los Manolo y Los Lozano (Manchega Taurina) presentaron en sociedad “El Mundialito”.
10 días de septiembre capitalizando el orbe taurino pese a la competencia feroz de acumulación de ferias por tales fechas.
Una feria en que los representantes de “Champions” estarán, pero también los “champion” a partir de Europa para ser una concentración total de figuras, valores consolidados, emergentes y novedades con dos matices : que se barajan unos con otros en los carteles, lo que le da un aire más competitivo a cada tarde, y que en le transcurso del mismo se da cancha en un ciclo de prestigio, como si de otros “mundialito” paralelos se tratara, a los “de casa” y a los sub 20, de lo que ferias de pedigrí (léase Bilbao) no pueden presumir.
De todo lo que escribo no hay más que echar un vistazo por encima a los carteles que encontrarán profusamente en otras páginas.
Las bajas de Morante (por prescripción médica alérgico a Albacete) y la incomprensible de Ponce, se enjugan con la vuelta de Manzanares.
Incluso el pastel tiene guinda coronando: anticipar la final en la cumbre con el mano a mano de Juli y Perera.
Y por encima de marcas y slogans deportivos este “Mundialito” tiene un matiz diferenciador que le da marchamo de estar regulado por la denominación de origen “El Toro”. Lo que garantiza, ocurre poco, que se jugará con balón reglamentario.
¡Ea!
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