Gad Saad
'..Los alonsistas comienzan a explicar el gatillazo de Xabi como los marxistas explicaban el gatillazo de Lenin: la doctrina es correcta, lo que pasa que no le dejan aplicarla como Dios manda..'
Salvar al soldado Xabi
Ignacio Ruiz Quintano / Abc
Los parones de la Fifa, como los parados del Inem, son endémicos, y los futbolistas vuelven de ellos como los soldados, muertos de hambre con muletas, volvían de la guerra de los Treinta Años. En el madridismo ambiental la mentalidad es que hay que salvar al soldado Xabi. Sacrificar a todas las estrellas (menos Mbappé) por ver de salvar al soldado Xabi, o sacrificar al soldado Xabi para salvar a Mbappé (y ninguna estrella más), que con Nico, Chema y Jacobo, más Huijsen y Carreras, vamos que chutamos.
Los alonsistas comienzan a explicar el gatillazo de Xabi como los marxistas explicaban el gatillazo de Lenin: la doctrina es correcta, lo que pasa que no le dejan aplicarla como Dios manda.
–Porque el comunismo desaparecerá cuando los langostinos aprendan a silbar –aclaró un día Jruschov a los impacientes.
En el alonsismo el miedo es que los langostinos aprendan a silbar la noche del City de Guardiola, que ha de visitar el Bernabéu Infinito de Apple, ese invento de Steve Jobs, el tipo que hubiera cambiado, decía, toda su tecnología por una tarde con Sócrates (el filósofo griego, no el futbolista-doctor brasileiro). En resumidas cuentas: el sistema de Xabi es bueno, pero no le dejan aplicarlo, porque los futbolistas tienen madre, como la Pantoja, y antojos, como las embarazadas, y berrinches, como los niños. Benítez le decía a Modric cómo debía golpear al balón y Xabi le dice a Vinicius cómo debe marcar al carrilero de su banda.
–Woz y yo creamos Apple en el garaje de mis padres cuando tenía veinte años –acostumbraba contar Steve Jobs a quien quisiera oírlo.
Woz era Steve Wozniak, el Sebas Parrilla de Apple, y a uno le gusta imaginar que el sistema de Xabi surgió igual, es decir, en un mano a mano de futboleros en un garaje de La Fábrica. Si el alonsismo se fuera finalmente al traste, no sería estrictamente un fracaso, pues diríamos que Xabi ha sufrido de lo que Gad Saad llama “el Síndrome de la Banda de Garaje”. Dice Saad que si formas parte de una banda con dificultades que toca en el garaje de tus padres donde sólo te oyen ellos y algunos vecinos molestos, eres un tipo “legal”.
–Pero si tu banda logra un gran éxito que llega al número uno en la Billboard y ahora toca en estadios públicos ante públicos multitudinarios, eres un “vendido”.
Xabi en el Leverkusen era un tipo “legal” y Ancelotti en el Real Madrid era un tipo “vendido”. ¿Cómo resultar un tipo “legal” entrenando en el Bernabéu? ¿Juntando a media docena de canteranos para ponerlos a correr como avestruces? (También Saad tiene estudiado ese fenómeno: lo llama Síndrome Parasitario del Avestruz, aunque está más extendido entre los profesores universitarios que entre los futbolistas profesionales). ¿Nos deshacemos de Vinicius y de Mbappé y recuperamos a Paco Pineda e Isidro Díaz, que presionaban como demonios? (Juanito, a la pregunta de por qué era tan chupón: “A mí me llega el balón, miro arriba, veo a Pineda e Isidro, y sigo regateando”).
–Ha sido un privilegio poder jugar en Madrid. Pude dar un paseo por la ciudad y me impresionó tanto su cultura como que nunca había estado en una ciudad tan grande y tan limpia. También me ha llamado la atención la comida. Y el pan. Hay pan muy bueno en Madrid.
Eso declaró en Madrid Mike McDaniel, entrenador de los Miami Dolphins en la NFL, para que luego le digan paleto a Xabi. Madrid, el “poblachón manchego” de Max Estrella, a Mike McDaniel le pareció ciudad “grande y limpia”, lo cual nos lleva a sospechar que McDaniel nunca salió del Bernabéu Infinito (los filósofos ven en ese nombre una victoria de la socialdemocracia, o infinitud de la producción capitalista, sobre los ecologistas, políticos de la finitud, en suma). Pero, sin salir del Bernabéu Infinito, qué bonito sería poder ver a Alonso en rueda de prensa hablando, no de Vinicius, si viene o si va, sino de lo limpias que están las calles de Madrid (lo que en tauromaquia se llama “desparramar la vista”) y del buen pan que se despacha en la ciudad, como hace McDaniel, que antes que entrenador fue recogepelotas, como Guardiola, como Santana…, y que sólo transmite paz.
[Sábado, 22 de Noviembre]

No hay comentarios:
Publicar un comentario