la suerte suprema

la suerte suprema
Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 30 de junio de 2020

Su majestad la verónica / por Paco Mora

Foto: Paco Mora
La verónica, diseñada con suavidad, temple y armonía, ejerce un poder de seducción sobre el público que está fuera del alcance de la chicuelina, la gaonera, la revolera, los faroles o cualquier otra floritura capotera. 

Su majestad la verónica

Paco Mora
AplausoS /Junio / 2020
La verónica, reina sin duda sobre todo lo que se puede hacer a un toro con el capote. Todos los toreros la interpretan, pero muy pocos llegan a alcanzar la sublimidad que lograron aquellos que la interpretaron con el arte y la perfección que le imprimieron Pepe Luis Vázquez, Pepín y Manolo Escudero, por recordar solo tres nombres de la historia relativamente reciente de la tauromaquia, y lo hace ahora José Antonio Morante de la Puebla. Los tres toreros primeramente mencionados eran capaces de poner la plaza en pie con un quite por verónicas, como lo es ahora el de La Puebla del Río. Y es que las verónicas ejecutadas con alma son la quintaesencia del arte del toreo. No hay un patrón al que ajustarse para la ejecución de esa suerte porque es simplemente y nada menos que un estallido de arte cuando se administra con sentimiento, personalidad y temple.
La verónica, diseñada con suavidad, temple y armonía, ejerce un poder de seducción sobre el público que está fuera del alcance de la chicuelina, la gaonera, la revolera, los faroles o cualquier otra floritura capotera. Y es que la buena verónica sale del alma y si está impregnada de la personalidad artística de su ejecutor, en ocasiones suele transmitir tal emoción a los tendidos que incluso puede igualar en profundidad el natural con la muleta en la izquierda.

Da lo mismo que se interprete cargando la suerte con el compás abierto o con los píes juntos -que también así se puede cargar la suerte-, con las manos más bajas o más altas, porque de cualquier modo, si la verónica está impregnada de ese sentimiento que la sublima, se convierte en algo fundamental que acongoja y emociona igualmente a los aficionados con conocimientos sobre la verdad de la tauromaquia que a los espectadores circunstanciales.

Manolo González la interpretaba con los pies juntos; Rafael Albaicín dejaba caer los brazos lánguidamente; Mario Cabré regalaba verónicas desmadejadas; Camino la impregnó de su gran personalidad y su paisano Diego Puerta a veces lograba endilgarle al toro catorce o quince verónicas de salida

En el curso de mi larga vida de aficionado he visto torear muy bien a la verónica. Manolo González la interpretaba con los pies juntos y la Monumental de Barcelona, que era donde yo lo veía muy a menudo, se ponía en pie como impulsada por un resorte. Rafael Albaicín, aquel torero gitano de tez cetrina y medias blancas, dejaba caer los brazos lánguidamente a lo largo del cuerpo, con el capote apenas abierto dos o tres palmos, del que brotaban soñadas verónicas de alhelí. Pocas veces, pero valía la pena esperarlo. Mario Cabré también regalaba verónicas desmadejadas, de manos muy bajas y el capote lamiéndole suavemente las zapatillas, perseguido por el toro obnubilado por el temple del torero catalán. Paco Camino interpretó la verónica impregnándola de su gran personalidad torera y su paisano Diego Puerta, más alegre y comprometido con su fama de torero valiente, hacía chispeantes tercios de quites en los que a veces lograba endilgarle al toro catorce o quince verónicas de salida, hasta el punto de que en vez de gritar ole el público se las contaba al unísono.

Una serie de verónicas o de naturales definen perfectamente el fondo artístico de un torero. Son las dos suertes esenciales del toreo, la una y el otro son bases fundamentales de la calidad de un profesional de la tauromaquia. Porque la estocada es importante, ¡vaya si lo es!, y marca el triunfo o el fracaso de un torero, y hasta a veces, ahora no tanto como años atrás, basta con una estocada hasta la bola en la yema para que el torero salga en triunfo, aunque con capote y muleta simplemente haya resuelto el expediente. Como también es verdad que un gran quite por verónicas o media docena de enjundiosos naturales no bastan para resolver en triunfo la tarde de un matador de toros, pero sí que son suficientes para que el perfume a torería se extienda por la plaza y el público se marche con ganas de volver a ver al autor.

Entre la torería actual hay verdaderos virtuosos de la verónica. Morante de la Puebla es capaz, dada su expresión artística y cadencia, de justificar una tarde poniendo a los espectadores el vello de punta, con seis verónicas con la mano de salida alta, como si meciera un niño de pecho, y una media enroscada a la cintura. El Fino de Córdoba sigue siendo uno de los toreros actuales que mejor interpreta la verónica, y la profundidad del toreo de Curro Díaz encuentra también en esa suerte capotera una de sus máximas expresiones de torería repleta de personalidad y temple. Aguado también tiene en la verónica uno de sus momentos de mayor brillo. Y Ponce interpreta el pase que reina en el toreo con una perfección y una maestría de cartabón y tiralíneas.

Con el capote se les pueden hacer muchas cosas a los toros, pero un buen quite por verónicas puede borrar a cualquier rival que no esté tocado por la varita mágica del arte. Y que el público salga de la plaza comentando el vuelo del capote de un torero y olvide que otro se ha peleado a brazo partido con sus dos toros y sale de la plaza rebozado en sangre de los morlacos.

El toro de Plasencia / por Costillares

Alfonso X el Sabio. Cantigas de Santa María

¿Sabían ustedes que la fiesta de los toros se extiende, como práctica perfectamente organizada y reglamentada, a la Edad Media? ¿Qué el espectáculo nacional por excelencia hunde sus raíces en las de la propia España?

El toro de Plasencia

Costillares
El Manifiesto / 30 de junio de 2020
¿Sabían ustedes que la fiesta de los toros se extiende, como práctica perfectamente organizada y reglamentada, a la Edad Media? ¿Qué el espectáculo nacional por excelencia hunde sus raíces en las de la propia España?

He aquí un ejemplo que lo ilustra a la perfección: la Cantiga 144, del rey Sabio, o “Cómo Santa María salvó de la muerte a un hombre bueno de Plasencia, cuando un toro venía a matarlo”.

Hemos de señalar que este tipo de prácticas son anteriores al reinado del mencionado rey, pues él mismo señala al comenzar la Cantiga: “Y de esto un gran milagro hubo de mostrar Santa María, la Virgen sin par, en Plasencia, según he oído contar a hombres buenos y de creer”. Por lo que podemos afirmar que el espectáculo se hallaba plenamente consolidado a partir de la segunda mitad del siglo XIII.

El motivo de la celebración está más que justificado, tal y como continua el texto: “Por donde un caballero se casó bien de la villa, y mandó traer toros para sus bodas, y apartó uno, el más bravo de ellos, que mandó correr”.

Continúa la Cantiga señalando que el toro se correría “en una plaza grande que hay allí delante de la casa del hombre bueno del que os he hablado…”. Este lugar no es otro sino la Plaza Mayor, lugar destinado a la celebración de festejos públicos, en la que las corridas de toros eran su máximo exponente.

Siguiendo con el texto, se nos cuenta que en pleno festejo tuvo que atravesar el coso un buen hombre, que había sido llamado por un amigo suyo, clérigo y de nombre Mateo. El toro, al verlo, se fue hacía él “para meterle los cuernos por las costillas”. Milagrosamente no sucedió así, porque el clérigo lo vio desde su ventana y pidió vehementemente auxilio a Nuestra Señora, quien se lo prestó de inmediato, haciendo que el toro cayera fulminado. Fue tan providente el auxilio que el hombre tuvo tiempo de acogerse al portal de su amigo, sano y salvo. Y aquel toro, tocado por la providencia, perdió su nativa fiereza y no volvió a embestir.

La Cantiga, como puede apreciarse, va ilustrada con cuatro preciosas miniaturas que nos permiten conocer algunos datos sobre estos espectáculos en el siglo XIII. La gente se situaba sobre el adarve de la muralla o en las galerías y ventanas altas de las casas que rodeaban la plaza. Un caso curioso y notorio es el del cabildo catedralicio, quien arrendaba las casas, pero reservándose las ventanas, lo que nos señala la enorme afición del clero a este tipo de festejos, como es el caso de Mateo, el clérigo protagonista de la Cantiga. Milagros aparte, el documento pone de manifiesto el enorme arraigo y tradición de las corridas de toros, no solo en la ciudad del Jerte, sino en toda Castilla, y que se extendería conforme avanzaba la Reconquista, tal es así, que la toma de nuevas villas o los esponsales entre reyes eran celebrados, como no podía ser de otro modo, corriendo toros.

Real Madrid. Más cerca cada día / por: Antonio Escohotado


Ganar cinco partidos en línea no es poca cosa, y ha abierto una pequeña brecha apenas imaginable poco antes, cuando beneficiaba precisamente al Barça. Enhorabuena a todos.


Antonio Escohotado
La Galerna - 29 junio, 2020
Algunas asistencias son medio gol y otras un gol casi entero, como esta noche, donde Benzema se sacó de la chistera algo inverosímil, que quizá pone en franquía una Liga perseguida en vano hace la tira de tiempo. Minuto y medio antes me pareció ver que le hacían un penalti claro al francés, y me dio un poco de coraje que Hazard no acabe de acertar cosas bastante sencillas, e invariablemente salga de cada lance con aspecto de muy dolorido.

Pocos partidos le he visto ganar al Real poniendo menos, ayudado por un Español muy inferior al Mallorca del otro día, a quien sometió en buena medida por cansarle buscando la pelota, aunque en la zona media Marcelo y Valverde se hincharan a perder balones divididos y a pasar mal. La sustitución de Hazard estaba cantada, la de Isco mucho menos, porque en estos últimos tiempos es el malagueño quien cumple como otrora el uruguayo, a quien algún descanso podría venir bien.

Salvando la inexplicable presencia de Marcelo, la zaga madridista funciona como corresponde a un líder, y esta noche destacó sobre todos Casemiro, a quien el breve reposo parece haber sentado como los ángeles.

Los dos muchachos brasileños que saltaron en el segundo tiempo no tuvieron ocasión de brillar como atacantes; pero ocuparon campo, amenazaron y contribuyeron a lo que el Madrid jugó anoche: defenderse teniendo el balón, y aprovechando la o las oportunidades que surgieran.

Ganar cinco partidos en línea no es poca cosa, y ha abierto una pequeña brecha apenas imaginable poco antes, cuando beneficiaba precisamente al Barça. Enhorabuena a todos.
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Fotografías Getty Images.

Madrid esperando a Godot / por Jorge Arturo Díaz Reyes

Cartel Teatro Real de Madrid, noviembre 21 de 2019 a enero 5 de 2020

Día tras día, todos, en todas partes, inmóviles y expectantes mirando hacia Las Ventas. O mejor, hacia la empresa de Las Ventas. Como evocando los personajes beckettianos...

Madrid esperando a Godot

Jorge Arturo Díaz Reyes
Cronicatoro / Cali junio 30 de 2020
En los toros, Madrid es el canon. Vieja frase de cajón sí, pero que no ha perdido vigencia ni siquiera en estos meses aciagos, transcurridos desde cuando se instaló el modo pausa frente a la pandemia. 

Día tras día, todos, en todas partes, inmóviles y expectantes mirando hacia Las Ventas. O mejor, hacia la empresa de Las Ventas. Como evocando los personajes beckettianos:

VLADIMIR --Entonces, ¿qué hacemos?
ESTRAGON --No hagamos nada. Es lo más prudente.
VLADIMIR --Esperemos a ver qué nos dice.
ESTRAGON --¿Quién?
VLADIMIR –Godot.

…Y Godot no llega, y el diálogo deriva por el mar del absurdo y la inacción. Las frases caídas del púlpito catedralicio a los titulares de la prensa taurina se van amontonando una tras otra en una secuencia que parece parodiar el ya inmortal y loco intercambio entre Gogo (Estragón) y Didi (Vladimir)…

(Escena, junto al árbol en el patio de las oficinas…)
GOGO (con orgullo, adelantándose) —Como empresario turístico, invertir en los toros ha sido mi gran acierto. Lo dije hace dos años.
DIDI —Pero ahora las restricciones antivirus minimizan entradas y dinero hasta lo imposible (se toma la cabeza con las dos manos y la gira repetidamente).
GOGO —(reflexiona) Imposible, claro. (de pronto, iluminado y mirando al público) —Mejor pasemos el año en blanco.
DIDI —Sí. De acuerdo, mejor eso que perder plata o alterar el espectáculo. (levanta las manos al cielo).
GOGO (abriendo el periódico sorprendido) —¡Oye! Aquí anuncian que ya permiten ocupar tres cuartos de la plaza. ¿Qué vamos a decir?
DIDI (alarmado) —¿Cóomo? (calla y medita) —¡Digamos que es verano!
GOGO —¿Y? (confundido levantando los hombros)
DIDI (complaciente) —Pues en verano viene muy poca gente. Si acaso turistas, la mitad asiáticos.
GOGO —(complacido) !Oh! Claro. Así no se justifica dar corridas, ni ahora ni nunca.
DIDI —Pero cuando venga Godot y nos diga, nuestro regreso será grande. (señalándose el pecho)
GOGO —Seguro.

(Entra un muchacho y murmura tímidamente) —Traigo un mensaje del señor Godot.
DIDI (contrariado) —¿Cuál mensaje?
MUCHACHO (mirándose los pies) —Que no vendrá hoy. Vendrá mañana.
GOGO y DIDI (al tiempo, resignados) —No imorta, esperaremos
MUCHACHO (condolido) Perdón, no es mi culpa. (se va cabizbajo)

GOGO —Lo mismo que ayer. (Se sube los pantalones)
Pero volveremos mañana. (decidido)
DIDI —¿Y si tampoco viene?
GOGO —Volveremos pasado mañana...
DIDI (alisándose la melena entrecana) —Entonces ¿Qué? ¿Nos vamos?
GOGO —Vamos.
(No se mueven)

CAE TELÓN DEL PRIMER ACTO (Segundo acto en septiembre)

Juan García "Mondeño": De figura del toreo a fraile en la Virgen del Camino


LOS INOLVIDABLES Juan García, con el nombre taurino de Mondeño, era una de las figuras del toreo en los años 60, pero un día sorprendió a todos con una singular decisión: hacerse dominico, y así llegó en 1964 a La Virgen del Camino, donde se conserva su capote.

De figura del toreo a fraile en la Virgen del Camino

29/06/2020
Ya no sé dónde lo tendrán en la actualidad pero durante años en las visitas el convento de los Dominicos de La Virgen del Camino, junto al famoso museo del padre Zabala te enseñaban un capote de torero. «Aquí estuvo el famoso Mondeño cuando decidió abandonarlo todo para ser fraile dominico. Era una de las figuras de la época».

Incluso algún otro que pasó por el convento, como Mariano
Santiso, añadían alguna anécdota: «En el jardín de la entrada del colegio, frente al pabellón del comedor, Izarbe y yo plantamos con el Padre Ricardo unas plantas de yuca y él nos señalaba siempre un abeto que llamába el Mondeño, por haberlo plantado con él».

Ha pasado el tiempo y tal vez no sean los mejores momentos de la tauromaquia, pero en los años 60 (el curso 64-65 fue el que pasó Mondeño en León) un torero era uno de los personajes más famosos del momento. Y si eras una figura aún más. Y Juan García Mondeño lo era, había ganado fama y dinero, hasta el punto que anunció su retirada de los toros para acudir a la «llamada de la fe» con lo que parecía una enigmática frase: «Ya he ganado dinero para mis padres y para tener libertad para desarrollar mi idea».
Su idea hacerse fraile, pero no lo quiso aclarar pues cuando se lo preguntaron sólo explicó: «No debo decirlo. Lo tengo prohibido por mi conciencia. No puedo permitir que nadie lo considere como publicidad».

Y así fue como en el curso de 1964 llegó a los dominicos Mondeño, con 30 años. «Durante unos meses del curso 64-65 venía a las misas un ‘chico mayor’, que había sido torero, pero que tenía vocación. Lo traían de las celdas de los frailes y lo colocaban en la parte de atrás, la única relación con aquel alienígena -serio y elegante- que yo recuerdo era colocarse cerca, en las filas, cuando los apostólicos íbamos a comulgar’», contaba un compañero, Javier de Vigo.

Aquel fraile distante ya era una figura del toreo, pero siempre había sido un personaje un poco enigmático. Una personalidad que definía el gran escritor taurino Antonio Santainés: »He aquí la historia de un torero con vocación de fraile. Admiré a Mondeño. Y Mondeño era el reverso del arte de torear en base a unos principios inamovibles. Pero me gustaba su manera de concebir el toreo, frío, hierático, marmóreo. De una quietud que angustiaba. Mondeño tenía su personalidad propia y definida. Reverente, pero no farragoso, espigado, dócil. Los pitones le festoneaban los alamares y la cosa no parecía que fuera con él. Atraía a las masas.».


Pronto destacó, actuando como novillero ya salió por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Sevilla y tomó la alternativa en Sevilla, apadrinado por el gran Antonio Ordóñez y con Manolo Vázquez de testigo, era el 29 de marzo de 1959.

Esa capacidad de atraer a las masas multiplicó su leyenda y las revistas de la época se volvieron locas con su ingreso en los Dominicos. Pero había desaparecido, se había esfumado. «No supe más de Mondeño. Hasta que tuve noticia de que el 30 de agosto de 1964, Juan García Jiménez (Mondeño) había tomado el hábito de la orden Dominicana en el convento-noviciado de Caleruega, cuna del fundador de la orden de Predicadores Santo Domingo de Guzmán.(...) El torero abandonaba las miserias de la vida. Mondeño daba paso en la vida claustral a Fray Juan García», contaba el ABC. A Luis Nieto le contaba con el tiempo sobre su decisión: «Desde niño quería haber sido misionero. Mis padres no sabían leer ni escribir, pero nos educaron muy bien. Cuando llegaba una visita nos levantábamos». Pero la fama le perseguía, iban a verle en peregrinación, recordaba a un hombre que llegó a León desde Palma para confesar con él...

Regresó a los toros de manera efímera, desapareció, vivió en Méjico y ahora en París: «Llevo una vida con mucha actividad social. Tengo cinco coches de época, dos Rolls Royce, un Mercedes, un Ferrari y un BMW...». Otra nueva vida.

lunes, 29 de junio de 2020

El puro de Abascal / por Eduardo García Serrano


 El otro día en Vasconia Santiago Abascal rompió su celibato de nicotina y se fumó un elocuente puro con la Bandera de España por vitola frente a la horda de bárbaros hispanicidas que babeaban su odio añorando las pistolas y la metralla con las que en un tiempo, no tan lejano, llenaron de cuajarones de sangre las calles de España, de cadáveres los tanatorios...

El puro de Abascal

EDUARDO GARCÍA SERRANO
El Correo de España - 29 Junio 2020
Santiago Abascal no fuma. El recio aizkolari que yo conocí cuando VOX no era ni un embrión, no fumaba. Después, tampoco. Al menos durante aquel tiempo germinal de VOX en el que compartí con él micrófono, tertulia y charla de Redacción. Compartíamos más cosas, pero no tabaco. No guardo ni un solo recuerdo de Abascal echando humo. Humo de tabaco, claro; porque el humo de otras combustiones, de otros incendios y de las hogueras en las que España arde sí que lo echábamos los dos juntos porque nuestra respiración está acompasada por el mismo diafragma: el amor irrenunciable a la Patria. Ese amor que, como los toros de Iberia, se crece en el castigo y se engrandece en la persecución.

No sé si Santiago Abascal seguirá sin fumar. Supongo que sí, porque los aizkolaris se cuidan tanto como miman el filo de sus hachas, la elástica dureza de sus músculos y la limpieza manantial de sus pulmones. El otro día en Vasconia Santiago Abascal rompió su celibato de nicotina y se fumó un elocuente puro con la Bandera de España por vitola frente a la horda de bárbaros hispanicidas que babeaban su odio añorando las pistolas y la metralla con las que en un tiempo, no tan lejano, llenaron de cuajarones de sangre las calles de España, de cadáveres los tanatorios, cubrieron de luto y de lágrimas a las viudas y a los huérfanos y de responsos y homilías emasculadas las parroquias de los curas cobardes, de los sacerdotes cómplices y de los obispos del sanedrín del PNV.

Entre las bestias lobotomizadas por Sabino Arana y Santiago Abascal y su puro solo había una frágil línea de la ertzaintza, esos pretorianos de opereta del PNV, dignos herederos de aquellos gudaris que corrían como gallinas con diarrea ante los requetés navarros y que, en la playa de Santoña, lloraban mientras se hacían caca en los pantalones antes de rendirse, sin pegar un tiro, a las tropas de Franco.

El puro de Abascal es un símbolo y un rito, no codificados pero sí vigentes entre los hombres de honor. Por eso hoy es prácticamente desconocido, no por falta de puros sino por falta de honor. Cuando un hombre de honor iba a ser fusilado por el enemigo, también honorable, se le concedía una moratoria de un par de minutos para que se fumara un pitillo ante el pelotón de ejecución. El oficial al mando le ofrecía su petaca, y el condenado fumaba parsimoniosa y ostentosamente para mostrar, en un último gesto de gallardía, que sus manos y sus labios no temblaban porque el miedo no estaba invitado al patíbulo. Uno no elige cuándo muere, pero sí puede elegir cómo hacerlo; al fin y al cabo no somos más que el recuerdo que de nosotros dejamos en los demás. Fundamentalmente en los que nos arrebatan la vida.

Santiago Abascal se fumó el símbolo y cumplió el rito ante los bárbaros hispanicidas que le odian por ser vasco y por ser español. O sea, doblemente español. Fumó tranquila y pausadamente mostrándole al enemigo la firmeza de sus manos, de su mirada y de sus palabras como solo saben hacerlo los hombres de honor.

Cuídate, Santiago. Mucho. Y vigila tu espalda, que es siempre la línea de ataque de estos cabronazos.

NI OLVIDO NI PERDÓN: ETA y el infierno de Hipercor. Un garaje convertido en un horno a 3000 grados de temperatura / por Javier Navascués

BARCELONA, JUNIO DE 1987. ATENTADO DE ETA: 21 MUERTOS 
27 kilos de amonal, 200 litros de gasolina,
 escamas de jabón y pegamento

El infierno de Hipercor. Un garaje convertido
 en un horno a 3000 grados de temperatura

Javier Navascués
El Correo de España / 29 JUnio 2020
El pasado 19 de junio recordamos con mucho dolor, un año más, el atroz atentado de ETA en el Hipercor de Barcelona, uno de los hechos más siniestros y execrables de la banda terrorista, que acabó de la manera más cruel e injusta con la vida de 21 personas.

Todos hemos oído hablar mucho del atentado de Hipercor pero seguramente seguimos sin ser conscientes de la verdadera magnitud del atentado. 

Los etarras sumergieron a sus 21 víctimas de aquel fatídico día 19 de junio de 1987 en Barcelona en un horror digno del infierno. Y no es una exageración dramática, sino la pura realidad de lo que pasó.

Según la sentencia del juicio, los etarras responsables, Caride Simón, Troitiño Arranz y, Josefa Ernaga colocaron el coche bomba cargándolo con 27 kilos de amonal, 200 litros de gasolina, escamas de jabón y pegamento creando un material de guerra similar al napalm, que convirtió el garaje en un horno a 3000 grados de temperatura. La mezcla explosiva se adhirió fuertemente a las personas y los coches, devorando el oxígeno.

Las víctimas sufrieron atroces quemaduras y se vieron incapaces de apagar el fuego que las consumía al hallarse la sustancias explosivas adheridas a su cuerpo. Las víctimas se autocombustionaron sin posibilidad alguna de apagar el fuego que las devoraba con el consiguiente sufrimiento y desesperación. Una escena verdaderamente espeluznante de sufrimiento de inocentes que muestra la verdadera barbarie que fueron los atentados de ETA. Además de sus autores materiales el atentado fue responsabilidad del entonces jefe de "comandos" Santiago Arrospide "Santi Potros" y sobretodo de Josu Ternera, entonces jefe del aparato político y número 1 de la banda.

Se vivía la época que ETA denominó "acumulación de fuerzas" en la que llevó a cabo grandes atentados con coche bomba para presionar al gobierno español de Felipe González de cara a las negociaciones de Argel. La idea original de la cúpula etarra era llevar a cabo un gran atentado y una matanza de civiles en un supermercado de Madrid, pero finalmente decidió hacerlo en Barcelona por ser esta ciudad la futura sede olímpica en 1992. Así pensaban enviar un mensaje al Gobierno aún más claro para obligarle a ceder a sus exigencias en la mesa de negociaciones de Argel o ahogarían los Juegos Olímpicos en sangre.

Descansen en paz las víctimas y ojalá los independentistas en Cataluña reflexionen respecto a su admiración por los criminales etarras.

Entrevista. Hablamos con Espartaco / por JAIME

Juan Antonio Ruiz "Espartaco"

El toreo me ha dado todo, los profesionales me han dado todo, mi cuadrilla me ha dado todo y todo lo que tengo es gracias a ellos y a los aficionados porque al ir a los toros, comprando su entrada, me han dado lo que tengo. Si tengo que echar una mano, desinteresadamente por supuesto, estaré.

Hablamos con Espartaco

POR JAIME
Patrimonio Taurino / 29 Junio, 2020
Hoy hablamos con uno de los toreros capaces de dejar una huella imborrable en el toreo y dejar un estilo propio. En los años 80 y 90 su nombre encabezó muchos años el escalafón con la fuerza de triunfar cada tarde y con una enorme fuerza en taquilla. Torero de gran poder, figura de época. Hablamos con Espartaco.

¿Cómo lleva el confinamiento, maestro?

Con la preocupación normal sobre lo que estamos pasando. Dentro de eso mi vida ha cambiado poco por la suerte de vivir en el campo, el día a día es casi el mismo. He tenido la compañía de mis hijos, estaban fuera y se vinieron antes del comienzo de todo. He buscado llevar todo con el cuidado y responsabilidad que requiere una situación cómo la que estamos viviendo. 

¿Cómo cree que va a afectar esto al mundo del toro?

Le va a afectar cómo a todo en general. Esta situación es muy complicada, no sólo a nivel de nuestro país sino de todo el mundo, y el toreo se va a ver muy perjudicado por la pandemia. Al toro, con las fechas determinadas de marzo a octubre, nos ha cogido totalmente. En la ganadería mucho más porque hay el factor de que los toros no se pueden lidiar con 6 años, eso genera muchas pérdidas a los ganaderos.

¿A usted de qué manera le está afectando en su ganadería?

Yo tengo poquito. Tengo dos corridas de toros porque el año pasado no pudimos lidiar en Arganda y los dejamos. Tengo mucho cariño a esa feria y la preparamos muy bien, esas dos corridas que tengo vienen de lo que no pudimos echar allí. También tengo 2-3 novilladas, el mismo número que suelo lidiar cada año, y tengo la posibilidad de poder esperar. Esto me ha afectado, he tenido pérdidas, pero no tanto cómo las ganaderías que están en el candelero y anunciadas en todas las ferias. Sólo por el número de vacas y machos que tienen su pérdida es mayor.

¿Cree que un año en blanco seŕía irrecuperable?

Yo creo que sí, no soy partidario de ello. Todos los factores de la tauromaquia debemos unirnos, pensar de manera única, y pensar sólo en el bien de la Fiesta por encima de nosotros mismos. El toreo nos ha dado tanto, es tan importante para tanta gente, profesionales y aficionados, quiénes son la base y sustento de esto. que nosotros que estamos dentro debemos apostar por colaborar y ayudar a nuestra vida, la tauromaquia.

¿Por qué cree que no se están dando festejos cuando ya está permitido?

Creo que es algo pronto y se están pensando mucho las cosas. Hay varios acontecimientos anunciados y creo, que ahora en adelante, se van a anunciar más. La situación es nueva, el aforo permitido va variando, y por lo que me cuentan se están conformando carteles para dar pronto toros. Espero que sea pronto, que no se espere más, y deseo que esta espera sea para ir todos a una en una temporada, que aunque no pueda ser lo deseado, mantenga el hilo de la afición en la gente. Espero que todo vaya más deprisa.

El Niño de la Capea me dijo que si hiciera falta echar la “pata palante” lo haría, ¿usted también?

Sí, fíjate que tengo una lesión cervical muy fuerte tras una operación importante que tuve hace unos años. Necesitaría un tiempecito para prepararme pero si hubiera que estar para echar una mano, estaría. El toreo me ha dado todo, los profesionales me han dado todo, mi cuadrilla me ha dado todo y todo lo que tengo es gracias a ellos y a los aficionados porque al ir a los toros, comprando su entrada, me han dado lo que tengo. Si tengo que echar una mano, desinteresadamente por supuesto, estaré.

¿De dónde nace tanto amor por el toro?

Nos ha dado todo. Cuando digo todo, no es un tema material Jaime. Es un tema de respeto, de admiración, de la cantidad de gente tan importante, no por lo que haya podido ser, te hablo de la persona, de ese sentimiento, de la profundidad, de ese cariño, de ese afecto… La profesión te ha dado tanto que la amas tanto porque sin ella, no serías lo que eres. No te hablo de un tema de dinero, te hablo delo que uno es cómo persona.

Su generación ama mucho al toro, también son un ejemplo de competencia, algo que parece que hemos ido perdiendo.

Ahí discrepo un poco, yo creo que hay gran competencia pero la sociedad ha cambiado. Para la juventud ha cambiado la situación con respecto a la nuestra. Nosotros veníamos de pasarlo mal, el camino era más duro que el de ahora, siendo complicado ahora también. Los chavales de ahora van de otra manera a los tentaderos, las escuelas aportan muchas oportunidades y están muy preparados. 

Creo que en la plaza hay competencia pero fuera la situación ha cambiado, no por querer sino por la forma del pensamiento nuevo de la juventud.

En toda su generación siempre aparece la figura del maestro Paquirri.

Fue un hombre ejemplar en todo, cómo torero, cómo persona, en su forma de hacer las cosas, en su amor propio, en su preparación física… Fue una persona ejemplar en su forma de afrontar el peso de ser figura del toreo.


Yo soy una persona agradecida al mundo del toro por lo que he conocido. He tenido la satisfacción de torear con todos estos toreros. Llegaba a la puerta de arrastre y no sabía qué hacer, cómo colocarme, si saludarles o no… les tenía un respeto tremendo. Verles hacer, a esas grandes figuras, lo que hacían delante del toro me hacía pensar que era incapaz de hacer lo mismo que ellos y eso me hacía tenerles y tratarles con un tremendo respeto.

Maestro, me gustaría mucho que nos hablase de la figura de su padre.

Yo no le entendía. La figura de mi padre ha sido importantísima, tuvo exigencias conmigo muy fuertes. Las entiendo ahora que estoy fuera del toro. El cariño que tiene mi padre por mí es muy especial, todavía me llama para ver si he llegado a tal o cual sitio si viajo. 

A lo largo de mi trayectoria he ido entendiendo que mi padre lo que quería era cuidarme, que yo estuviera preparado, que estuviera centrado en el toro. Las exigencias fueron muy duras en su momento pero sin ellas Espartaco no hubiera sido lo que ha sido.

Esas exigencias, tuve la suerte de que vinieran acompañadas de una gran educación taurina por la familia Lozano. Esa exigencia vino acompañada de una educación taurina de Don Pablo hacia mi padre para que esas exigencias fueran llevadas a cabo con un entrenamiento, con una mentalidad y una forma que fueron muy positivas. Tuvimos la gran suerte de que la familia Lozano recondujera esas exigencias de mi padre hacia una gran educación taurina para mi padre y para mí.


A usted se le ha recriminado muchas veces lo que para mí es una virtud, su facilidad para poder a todos los toros.

Un día al salir de La Maestranza tras una tarde difícil, lo voy a contar por primera vez en una entrevista, un aficionado me dijo una guasa “Espartaco, mira a ver si dejas un día el ordenador en casa”. En aquel momento me sentó mal tras el esfuerzo que había hecho por sacar partido a mis dos toros. Aunque me sentó mal, agaché la cabeza y me fui al hotel. Allí pensé que tener algo tan importante en la cabeza cómo es un ordenador no debería ser malo aunque él lo dijera pidiéndome que tuviera la gracia o el arte que él quería que yo tuviera. Le di la vuelta a su idea y cogí ese posible defecto cómo virtud.

Tuve la capacidad de estar bien con un gran número de toros. Esto es muy complicado y muy difícil porque te deja ver mucho más los defectos, Jaime. Mi padre me decía que muchas veces había que tirar por la calle del medio pero yo no tenía ese valor para hacerlo porque siempre quería agradar a la gente. Si hubiera tenido esa capacidad quizás me hubieran dicho cosas más bonitas que la del ordenador al salir de la plaza pero también es verdad es que no hubiera llegado a dónde quería llegar, a los puestos altos.

¿No presionaba esa exigencia de la regularidad?

Mucho Jaime, mucho. Seguramente algunos profesionales sí pero la mayoría no sabe lo que pesa el que esperen, sea el día que sea y con el toro que sea, que estés bien siempre. Eso es un peso y una losa tan fuerte y tan grande que cada corrida que toreaba la toreaba dos veces. El esfuerzo era tremendo. Esa facilidad que podían ver algunos profesionales, algunos aficionados y ese factor de la crítica que prefería otra forma de interpretar el toreo, para mí hay muchas formas de interpretar el toreo y no hay que parecerse, te exigía más. Para mí la pureza está dentro del corazón de cada torero en su forma de interpretar el toreo. 

Ser capaz de poder a todo tipo de toros, todos los días, ante todos los públicos, es difícilisimo, durísimo y enseñas parte de tu alma que si te taparas más haría que todo lo que tú interpretaras se viera de diferente manera.

Su carrera tuvo un punto de inflexión, Facultades en Sevilla. ¿Qué cambió en usted?

La credibilidad de la gente. El toro de Sevilla fue importante, no sólo por el triunfo, sin ser la mejor faena de mi vida. Cuando cuajas un toro despacio, ese día toree muy despacio y haciendo las cosas muy bien hechas, no quiere decir que fuera tu mejor faena. Ese día era especial, triunfal porque Tomás Campuzano, Emilio Muñoz y yo triunfamos y había que estar bien en una tarde en la que todo iba rodado. Esa faena me dio credibilidad cómo te he dicho e hizo que mis faenas, que eran las mismas que antes, tuvieran el valor mayor para el aficionado que antes.

Usted cambió internamente.

Totalmente, para siempre. Siendo la misma persona, siendo el mismo torero, cambié. Me dieron tiempo para que recapacitara, perfeccionara y mejorara. Me dieron ese tiempo que hoy, desgraciadamente, los toreros jóvenes no tienen. Los novilleros no tienen ese tiempo, los toreros cortan orejas en sitios importantes y no se les espera. Yo tuve la suerte de ser esperado y pude sacar lo que llevaba dentro. Hoy en día, por no esperar a los toreros, perdemos a muchos por no dejarles que llegue su momento, es una desgracia.

Madrid le exigió mucho.

Era exigente conmigo y con todos los toreros. Conmigo tuvo la exigencia, no hablaría de dureza, de querer ver a un Espartaco que tenía esto y aquello que ellos veían y que querían que yo desarrollase en Madrid. Esa exigencia me ayudó a superarme y estoy muy agradecido a Madrid porque sin ella no hubiera sido lo que fui. Madrid me exigió y eso hizo que los triunfos que allí tuve tuvieran más peso. Esa exigencia vino de la mano de un gran respeto que ahora sigo viendo cuando voy de paisano a Las Ventas, se lo agradeceré siempre. ¿Fueron duros? ¿Fueron exigentes? Sí, pero eso hizo que los triunfos tuvieran más peso que si hubieran sido en una plaza en la que todo lo hubiera tenido más fácil. 

 

Usted no era el prototipo de torero sevillano que podríamos encarnar en Curro Romero. Sin embargo Sevilla fue suya.

Sí porque, cómo te he dicho antes, la afición de Sevilla me dio la confianza en creer en mí, en creer en el torero que yo llevaba dentro y poder sacarlo. Sevilla me convirtió en uno de sus toreros y para mí ha sido lo más importante porque mi educación taurina ha sido allí, mi plaza ha sido La Maestranza, con los toreros que he estado han sido sevillanos… Ha sido la plaza más exigente, se habla de Madrid pero Sevilla me ha exigido mucho. El poder aguantar esas exigencias tirando para adelante en mi camino ha hecho que me tuvieran el respeto y la admiración que me han tenido. 

Siempre intenté mejorar sobre la base del sentimiento que llevaba dentro y Sevilla lo vio, vio que siempre di todo lo que tenía y se entregó.

Ese amor por Sevilla se demostró de nuevo en 2015 con su presencia el Domingo de Resurrección. Ese año las figuras tenían un pulso con la empresa y usted dio un golpe sobre la mesa salvando la fecha. ¿Le costó el enfado de algunos de esos toreros?

Yo sabía que tenía que ser responsable con Sevilla y con Diodoro Canorea, no te digo que los demás no lo fueran porque tendrían sus historias y razones, porque Diodoro me ayudó cuando no tenía fuerza y me puso en los carteles cuando más falta me hacía. Yo tenía una gran responsabilidad hacia la familia de Don Diodoro y hacia Sevilla. Para mí hubiera sido más fácil decir que no evitando esa responsabilidad y tirar todo por tierra que lo pude haber hecho porque aquello fue un milagro. Tuve muchísimo miedo pero tenía más miedo de no cumplir con mi responsabilidad hacia Sevilla y hacia la memoria de Don Diodoro que me había dado mi sitio muchos años.

Fue una despedida soñada.

No fue mi mejor faena ni mejor día pero fue mi despedida soñada porque ahí contaba con mis hijos en el tendido, con mi familia, me vio gente a la que habían hablado de mí y pude salir por la Puerta del Príncipe acompañado de mi gente, de mis compañeros… eso es lo más grande. Lo más grande en mi vida es el respeto de los aficionados y el respeto de mis compañeros, eso lo busco conseguir cada día y para mí no hay nada más importante.

 
¿Cómo logra tener esa conexión con la gente?

No lo sé, quizás siendo uno mismo, siendo uno cómo es. No tapando tus defectos y enseñando sólo tus virtudes, sino enseñando tus defectos que muchas veces es la mayor de tus virtudes. Siempre me he mostrado cómo soy y a una gente le habré caído peor y a otras mejor, otros pensarán que lo hacía para ganar el triunfo pero no era así porque el toro no entiende de eso. Lo que sí es cierto es que la gente se da cuenta de la profundidad de uno, de lo que soy y lo que todos tuvieron claro es que siempre dí todo lo que pude e incluso más. Eso para mí es lo más importante, eso es lo que me queda en el recuerdo.

Esa forma de mostrarse parece lejana ahora. ¿Por qué cree que los toreros son ahora más inaccesibles?

La situación ha cambiado, la sociedad es distinta, todo va mucho más deprisa. Los toreros son más vistos en las redes pero antes estaban menos vistos pero menos cercanos. Antes nos podían tocar más, ahora les ven más pero están más lejos. Eso es debido a lo que ha cambiado todo.

¿No cree que deberían dejarse tocar más, ir a charlas, rozarse con el aficionado?

Yo creo que sí pero eso va en la forma de ser de cada torero y su personalidad. Yo lo respeto pero la cercanía con el público es importante porque dependemos, ahora más que nunca, del aficionado.

¿Por qué ahora salen menos toreros que en su generación?

Porque no se les cuida. Antes, cuando íbamos a Sevilla o Madrid, teníamos una preparación grande, los apoderados nos cuidaban y mimaban. Hasta que no estábamos preparados no nos llevaban a esas plazas. Hoy es al contrario, para preparase debes triunfar en sitios importantes y así es imposible. A los toreros hay que exigirles, eso es bueno, cómo me exigían a mí pero hay que exigir sobre la preparación de cada uno. 

Hoy en día se usa una vara de medir demasiado grande y todo depende del triunfo en una plaza importante para poder rodarse. Salen algunos pero muchos con cualidades se quedan en el camino.

Antes me citó Arganda. En relación con el rodaje ha habido dos propuestas para poder dar más festejos. La Junta elaboró un borrador eliminando miembros de las cuadrillas y el Foro de Novilladas ha propuesto reducir sus honorarios.

Lo de la reducción de las cuadrillas no lo veo nada claro, debemos llevarlos con nosotros. Hay corridas que salen nobles y se ve menos a los hombres pero hay otras que son tan complicadas que te puedo decir que necesitaríamos a más de los que tenemos. No soy partidario de quitar puestos de trabajo y menos en las cuadrillas en una situación cómo la que estamos pasando. Admiro mucho a las cuadrillas, a la mía y a todas, y todos tenemos que estar ahí.

No se puede reducir el número de las cuadrillas. Otra cosa es que en algunas novilladas sin caballos o en las plazas de 3-4 entiendo que se redujeran sus honorarios si ellos estuvieran de acuerdo. Con eso sí estaría de acuerdo porque estarían ayudando a la Fiesta, estarían haciendo un gran favor a los chavales y al futuro. Eso no quiere decir que esté a favor en la reducción porque con eso no estoy nada de acuerdo. 

El peligro es que no se dan novilladas, tampoco en las grandes ferias.

Ése es el tema. Habría que buscar una solución entre todos y que los toreros colaborasen también. Con los que he hablado están todos de acuerdo.

Esa generosidad que usted dice se veía cuando acudían a una plaza y adaptaban sus cachés a la taquilla. Eso ahora no pasa.

No sé si pasa, supongo que algunas veces sí pero no lo sé porque no estoy en esas contrataciones. Antes estaba estipulado que cuando no había gente o el empresario hacía varias corridas de toros nosotros estábamos ahí para echar una mano. Ante un lleno había dinero, todo el mundo feliz. Si no había dinero, se pagaban los gastos para que esas cuadrillas y todos los que viven del toro pudieran seguir adelante. Si no había nadie se bajaban los honorarios de los toreros o se toreaba por los gastos, eso siempre lo han hecho las grandes figuras del toreo y en mi época también se hacía. Yo lo hice, con todo el gusto del mundo, y me siento un privilegiado de haber podido ayudar cuando hacía falta. 

Maestro, antes hablábamos de su ganadería. ¿Por qué tiene una ganadería tan corta dando tan buenos productos?

Porque me da mucho miedo, porque no soy buen ganadero ya que pienso como torero. Para ser buen ganadero debes pensar en ganadero y yo soy torero. Lo que menos me gusta de la ganadería, y te lo digo de corazón, es lidiar porque me supone un sufrimiento tremendo. No es miedo, porque la gente te pregunta si pasabas más miedo de torero o ahora de ganadero y el miedo se pasaba de torero. Es la responsabilidad porque puedes contribuir al triunfo de un torero o puedes contribuir al fracaso de un chaval y eso me da pavor. Pensar en torero cómo hago es muy complicado para ser buen ganadero. 


Tengo la ganadería por romanticismo, por agradecimiento, porque si tengo una finca es gracias al toro y ellos (los toros) tienen el mismo derecho a disfrutar de la finca que yo. La ganadería me cuesta dinero, no sólo ahora con el COVID, de antes pero me da lo mismo. Tengo tal agradecimiento al toro que en vez de veranear un mes, dos meses, o irme a un sitio que realmente me gusta o darme un capricho me doy el capricho de levantarme cada mañana y echar de comer al toro y verle. Estoy enamorado del toro, del campo y de todo lo que he podido conseguir gracias a Dios.

¿Una vida feliz en el toro?

Sí. La felicidad completa nunca se tiene, no conozco a nadie que la tenga. Lo que sí es verdad es que la felicidad completa en el toro sí la he alcanzado. He vivido por esta profesión, he dado la vida por esta profesión, he sido un privilegiado por la época que me tocó vivir, he sido un privilegiado por los compañeros con los que compartí cartel y por la gran cantidad de amigos y gente importante que he podido conocer gracias al toro. En este aspecto soy muy feliz.

Tomemos ejemplo / por Antolín Castro

Bares, restaurantes, tiendas, centros comerciales, aeropuertos… todos han abierto las ventanas para que entre de nuevo el sol. Sin minimizar los riesgos, se han lanzado a reconstruir su presente y su futuro, aparcando de momento el reciente pasado. Ese es el único camino para enfrentarse decididamente a este toro fiero al que llaman Covid-19.

Tomemos ejemplo

Madrid 28 Junio 2020
El optimismo, tras los episodios vividos, ha de ser moderado, pero tomemos ejemplo de nuestro entorno.

Desde hace una semana vivimos la aventura de empezar de nuevo, con limitaciones sí, pero afrontándolo con la suficiente valentía como para emprender el camino nuevamente. No se pueden desestimar los riesgos, pero tampoco debemos atemorizarnos tanto como para quedar atenazados.

Tomemos ejemplo. Bares, restaurantes, tiendas, centros comerciales, aeropuertos… todos han abierto las ventanas para que entre de nuevo el sol. Sin minimizar los riesgos, se han lanzado a reconstruir su presente y su futuro, aparcando de momento el reciente pasado. Ese es el único camino para enfrentarse decididamente a este toro fiero al que llaman Covid-19.

Sabemos que su lidia no es fácil, pero mucho peor es amedrentarnos y no dar la batalla. En nuestra parcela, nos sentimos toreros, somos toreros. Es por ello, ante ese peligro, que hay que saber crecerse. El toro de la inactividad no se va a torear solo desde casa, hay que hacerlo desde los cosos.

Tengo la sensación de que hay mucha pierna retrasada, mucho pico, y demasiadas precauciones entre los empresarios taurinos. Al contrario que en otras actividades, donde han dado el paso al frente, en muchos casos a sabiendas de las dificultades y las nulas posibilidades de hacer un buen negocio, pero han cogido el toro por los cuernos. Curiosa metáfora que, inexplicablemente, no han imitado sus colegas taurinos.   

Tomemos ejemplo, el mundo y el éxito es para los valientes. Es más, seguramente seamos el sector que más carne deba poner en el asador, si es que queremos que la Fiesta, nuestra fiesta, tenga la presencia que le corresponde entre la sociedad.

Ya no estamos en la fase de un espectador por cada nueve metros cuadrados, ahora solo un cálculo sin ilusión alguna es que el que tira hacia atrás al empresariado. Ese cálculo del presente es el que arruinará el inmediato futuro.

En su defensa solo les queda un saldo de números rojos, pero esa expectativa es la misma que para otros negocios. Quienes más claro lo han tenido no han abierto sus persianas, han dejado el cierre echado. Piensen en lo que ello significa, el olvido. Mal que nos pese, no somos una actividad esencial y no sería necesario recurrir a ella tras un prolongado cierre.


Grave responsabilidad de quienes tienen la llave de la apertura de las plazas, a las que en muchos casos las administraciones deberían echar una mano. Al menos aquellas que dicen estar comprometidas con la causa de la Tauromaquia. Sin toros, les aseguro, se puede vivir. Ojo a esa simple y sencilla ecuación.

Antes de que sea demasiado tarde, abran sus ojos, pero sobre todo abran las plazas para que entren los toros y el sol, dos elementos que pueden cambiarlo todo. Las personas, ya sean toreros, ganaderos, empresarios y aficionados, podemos flexibilizar nuestro comportamiento, pero el toro ha de salir como sale el sol cada mañana. Si el toro no sale, estén seguros, que los enemigos no van a sacarlo.

Tomemos ejemplo. Otras actividades han tirado de ilusión para recuperar el tiempo perdido. Una actividad tan romántica como la nuestra no puede quedarse anclada en un raquítico cálculo aritmético. Tomemos ejemplo. ¿O es que va a resultar que esta actividad no era de riesgo?

domingo, 28 de junio de 2020

Dispuestos al sacrificio / por Paco Mora

Tanto los toreros, como los ganaderos y los empresarios están dispuestos a rebajar costos hasta extremos increíbles, porque lo importante ahora es que la Fiesta siga

Dispuestos al sacrificio

Paco Mora
AplausoS / 28 Junio 2020
Seguimos encastillados en el “Piove... ¡Porco Goberno!”. De todo lo que nos sucede tiene la culpa el Gobierno, y no es así. No digo que nuestros gobernantes sean espíritus puros ni siquiera lo mejor de lo mejor, pero de eso a culpabilizarlos incluso de nuestros errores y de que nuestra idiosincrasia no nos permita respetar las normas que intentan hacer frente a la pandemia del Covid-19 de la mejor manera posible, hay un largo trecho. Nosotros también somos culpables. Y es que, como dijo Amadeo de Saboya cuando abandonaba España, “los españoles son ingobernables”. Y es una evidencia histórica, que somos el pueblo más difícil de gobernar de Europa e incluso puede que del mundo entero.

Ha quedado más que reconocido que el Gobierno reaccionó tarde a la pandemia. No acababan de creerse los máximos responsables del mismo, que aquello era mucho más que una gripe como la mal llamada “española” del año 1918. Pero cuando se cercioró de que el virus tocaba a recio el Ejecutivo impuso el confinamiento más duro de Europa, que aunque las quejas fueran también constantes fue la clave de que hoy las cotas de contagio sean mínimas comparadas con aquellos días de marzo, abril y mayo.

Tanto los toreros, como los ganaderos y los empresarios están dispuestos a rebajar costos hasta extremos increíbles, porque lo importante ahora es que la Fiesta siga

Ahora pugnamos por adaptarnos a la “nueva normalidad”, que no significa que el maldito virus esté vencido sino adormecido en sus horas bajas, y se ha levantado el confinamiento pero con una serie de precauciones si queremos evitar un “repunte” que podría ser incluso más grave que lo del principio de la pandemia. Sin embargo la euforia típica de Juan Español está despreciando las medidas precautorias, poniendo en peligro la salud de la generalidad de los españoles. Lo que coloca al Gobierno entre la espada de la epidemia y la pared de la ruina económica que nos ha traído.

El toreo está siendo un ejemplo para ese sector de españoles, más amplio de lo que sería de desear, que pretende pasar del confinamiento anterior al “vive como quieras” actual, pasándose por la ingle todas las indicaciones que van desde guardar las distancias de seguridad hasta el uso de las mascarillas cuando y donde convenga. 

En festorros multitudinarios con derecho a roce y besuqueo, manifestaciones sin la mínima precaución, han tenido que intervenir las Fuerzas de Seguridad para tratar de evitar el desmadre que nos podría conducir a un repunte del virus coronario mucho más dañino que el superado con el confinamiento.