...pero los responsables políticos de la muerte de nuestros abuelos, sanitaria y emocionalmente desamparados (tampoco podían respirar, detalle en el que aquí sólo reparó Abascal en el Congreso) seguirán su vida tan pichis. Después de todo, eran “viejos”, y estos randas están por la salud y el bienestar del pueblo.
Respirar
Ignacio Ruiz Quintano / Abc
Al triunfar Bonaparte, Madame de Staël (para Stendhal, la mujer más extraordinaria jamás vista) lloró, “no por la libertad, que no había llegado a existir nunca en Francia”, sino por la esperanza de esa libertad sin la cual el país sólo conocería vergüenza y desgracia.
–En aquel instante noté una dificultad de respirar que se convirtió luego en la enfermedad de todos cuantos han vivido bajo la autoridad de Bonaparte.
“I can’t breathe” (“No puedo respirar”) pudo decir el americano George Floyd debajo del policía que lo mató en un santuario demócrata, y con esa frase y una tormenta mediática (agit prop) de odio a la libertad (la “situación imposible para Estados Unidos” que en nombre de China y de la UE pide Zapatero, relaciones públicas del comunismo latinoché) se organizó la penúltima kermese progre... ¡contra Trump!, último obstáculo para realquilarnos a la colmena china.
“¡Mejor rojos que muertos!”, gritaba la purria contra el despliegue de los Pershing II de Reagan en Alemania, y Peridis lo pintaba con esvástica y pistola. “¡Mejor chinos que libres!”, gritan ahora, en plena pandemia venida de la China (esto, al parecer, también es racismo), nuevo comunismo de leche y miel, que ha “limpiado” las residencias de ancianos desde Nueva York hasta Madrid, pasando por Bruselas.
El policía de Mineápolis irá a juicio (siempre ajustado al calendario de agit prop electoral de los demócratas) y recibirá un veredicto bastante menos generoso que el de O. J. Simpson, pero los responsables políticos de la muerte de nuestros abuelos, sanitaria y emocionalmente desamparados (tampoco podían respirar, detalle en el que aquí sólo reparó Abascal en el Congreso) seguirán su vida tan pichis. Después de todo, eran “viejos”, y estos randas están por la salud y el bienestar del pueblo.
–¡Qué gran pretexto –volvemos a Madame de Staël– para un poder ilimitado resulta ser el “bienestar” del pueblo! ¡Robespierre estuvo muy acertado al llamar a su gobierno “de la salud pública”!
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