la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 10 de mayo de 2014

Pepe Blázquez / Por Ignacio Ruiz Quintano



Pepe Blázquez con Catalina Luca de Tena en Cádiz, el último verano


Pepe Blázquez 

Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Los muertos no se terminan nunca, dijo un día Ruano, con el hastío del funebrista que sabe que es una costumbre ir viviendo.

–Hay rachas de alivio, en que casi parece no morirse nadie, y rachas terribles, como esta última, en que llega a producirnos asombro seguir tomando café y que nos conteste alguien cuando le llamamos por teléfono.

Andaba él con la media lagartijera en lo alto, pero se empeñó en apalabrar una sobremesa que dedicaríamos a Curro Fetén. Ya no pudo asistir, y ahora se ha muerto.

Pepe Blázquez era el patrón de Casa Salvador (y del festín de su sobremesa) y su muerte nos deja sin ganas de pasear la calle de Barbieri del Porrina y Caracol, Ava y Luis Miguel, galgos de Romero de Torres y dentistas de calaveras, los ex estudiantes de Oxford, Schnabel o Bardem.

La sobremesa es el refinamiento más elevado de la cultura madrileña. Sólo precisa de tres cosas: plato de cuchara, tabaco y conversación. Pepe cocinaba los guisos del Norte (San Sebastián) con la gracia del Sur (Cádiz). Fumó más que Wayne McLaren. Y fue un gran conversador de Madrid, que consiste en oponer, al amaneramiento del chisme, la virilidad del relato, más la diplomacia del bohemio.

Ramón Gómez de la Serna admiraba mucho esa memoria del bohemio madrileño para reconocer a los que ha pedido antes.

–¡Se perdería la caridad si se pidiese dos veces al mismo donador!

Salvo pedido, jamás repitió un cuento Pepe, y era tal su control de la escena que en su presencia todos los retratos del comedor (fantasmas pirabando de buten) cobraban actividad, también el de esa dama de vestido de lunares que en la Gran Vía increpó a Luis Miguel por llevar de la mano a un niño con puro, que resultó ser su enano de la suerte, don Marcelino (pantalón corto, media alta y zapato “Gorila”):

–¡Señora, que tengo 55 años y soy bibliotecario por oposición!

Cómo vamos echar de menos las atardecidas con Pepe, si incluso ahora que se ha muerto, y no se mueve, parece que va a hablar.



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1 comentario:

  1. Mi recuerdo y oración al gran y humano Pepe Blázquez

    Descanse en paz.

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