ES EL MOMENTO… ¿O NO?
Antolín Castro
España.- Enero/2014
Comienza un nuevo año, el 2014, y quizá, por muchas razones, sea el momento de clarificar el panorama taurino, de poner sobre la mesa, definitivamente, el deseo inequívoco de darle la vuelta a cuanto ha venido empobreciendo nuestra Fiesta.
El 2013 terminó con noticias de alcance, pero ayunas de contenidos. El Plan Estratégico, PENTAURO, es un ejercicio de voluntarismo sin precedentes al que hay que dar sentido y contenido. Cierto que el Gobierno, como nunca otro ni antes, ha dado un paso que representa un manto protector sobre el valor de la propia Fiesta, pero su buen desarrollo ya no depende tanto de las autoridades, sino del colectivo profesional que es, precisamente, el que la ha maltratado todo este tiempo.
Ocasión tienen de mostrar su voluntad de cambio. Al margen de que se adapten los impuestos que le corresponden a un hecho cultural, que cae en la responsabilidad de los gobernantes, y de una vigilancia a las corruptelas que también debería caer en sus manos; el resto queda al albur de lo que los profesionales quieran. De ahí que sean ellos los máximos responsables de la vuelta de calcetín ¿o no? que hay que darle a la Fiesta.
Ganaderos, empresarios y toreros han de asumir, en primer lugar, que han estado vendiendo humo durante mucho tiempo, que la verdadera Fiesta no es la que nos ofrecen unos y otros y que, como dicen muchos aficionados, para esa ni hacía falta la ILP ni el PENTAURO, mejor dejarla que se extinga. Por la auténtica si merece la pena hacer el esfuerzo y eso es lo que se espera de ellos.
Pero se ha cerrado el año y lo que se ha podido visionar es una postura, a modo de chantaje y boicot, de unos cuantos figuras contra la empresa que dirige la plaza de toros de Sevilla. Esa postura camina en el sentido contrario por mucha razón que les pudiera asistir. Unirse para, de ese modo, hacer presión radical en quién debe gerenciar la plaza, no ayuda a la solución de los problemas.
Aún así, la empresa anuncia las ganaderías y éstas son para el quinteto, desaprovechando la oportunidad de cambiar el signo de las cosas. No son esas ganaderías las que pueden darle la vuelta a la monotonía existente, las toreen quienes las toreen. Eso es lo que nos ha traído hasta aquí y eso mismo es lo que nos llevará a ninguna parte. Ni las figuras defienden lo que se necesita ni la empresa está dispuesta a cambiarlo. Simplemente, más de lo mismo.
De nada servirá que en 2013 se diera uno de los hechos más representativos del cambio que piden los aficionados, sin olvidarnos que el público que pudiera estar de paso lo disfrutaron igual. Una fiesta, una lidia, en plenitud se dio en Madrid con la actuación de Castaño y su cuadrilla y, mal que les pese a muchos, se convirtió en el hecho más relevante de la temporada. Y si a otros no les gustó es porque quieren que los de plata tengan que ser discretos y pasar desapercibidos, pero tras de esa excusa lo que subyace es que ese matador permitió y ofreció la lidia completa que la afición demandaba. Ese es el pero… que les duele, aunque no lo confiesen.
Es el momento de dar ese paso que nos ponga en la dirección correcta, aunque viendo las posturas que adoptan los que la Fiesta solo la ven como un modo de ganar dinero, nos tememos lo peor. ¿O no? Ese puede ser el diagnóstico a la vista de su proceder.
OyT seguirá igual que siempre, en el mismo lado de la trinchera, el de velar por la autenticidad y no en el de ganar dinero. Renovamos, por tanto, nuestro compromiso editorial, el de siempre.
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Al igual que, en su día, unos valientes lidiadores de a pie desplazaron en los cosos a unos decadentes toreadores a caballo, quizá hoy - ¿este año...? - ,como muy bien apunta el Sr. Castro, los muchos Castaño que están esperando su momento, debieran poner en su sitio - que no siempre es el que ocupan - a todos esos mistificadores del verdadero arte de torear.
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