Alfonso Ortega Carmona (Águilas, Murcia, 1929) fu una de las cumbres del humanismo europeo contemporáneo, cuyo pensamiento ha venido irradiando desde Salamanca hacia el mundo, en sus cuarenta años de magisterio como Catedrático de Filología Griega en la Universidad Pontificia de Salamanca, hasta su jubilación en 1998. Fue doctor en Filosofía y Filología por la Universidad de Friburgo de Brigovia; realizó estudios en las universidades de Munich, Tubinga, Friburgo, Oxford y Estrasburgo. Es Doctor Honoris Causa por las universidades de Hamburgo (Alemania), San Martín de Porres (Perú) y Ricardo Palma (Perú), además de Premio Nacional de Periodismo (1964), profesor Honorario de la Universidad de Friburgo y de haber sido reconocido con las más altas distinciones de las universidades Central y de Los Andes (Venezuela). Filólogo, poeta, dramaturgo, filósofo, maestro de retórica, traductor de Píndaro, Prudencio, Quintiliano, San Isidoro de Sevilla y Horacio, europeísta convencido, fue fundador y director del Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos; fundador y director de la Cátedra de Poética «Fray Luis de León» y fundador y director de la Cátedra de Taurología, todas dentro de la Universidad Pontificia de Salamanca; sapiencia y vocación universal.
Alfonso Ortega Carmona, en imagen de archivo
Fallece el catedrático Alfonso Ortega Carmona
JUAN MIGUEL NÚÑEZ
El fundador de la primera Cátedra de Taurología de la historia, el franciscano y humanista Alfonso Ortega Carmona, cuyo pensamiento irradió a lo largo de cuarenta años de magisterio en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde ejerció como catedrático de filología griega, ha fallecido esta madrugada en Alemania.
La búsqueda de las raíces culturales de la tauromaquia fue una constante en la vida y obra de Ortega, que había nacido en Águilas
(Murcia) en 1929 y que estuvo al frente de la Cátedra sobre esta modalidad durante 15 años, desde 1983. Sin miedos ni complejos, el ilustre filólogo y filósofo fomentó desde este espacio instructivo los postulados y principios del toreo como notable referencia de erudición y norma social.
En la Universidad Pontificia de Salamanca ocupó los puestos de vicerrector, decano de la facultades de Filosofía y Letras y de Filología Bíblica Trilingüe, y fue creador y director del Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos, así como de la Cátedra de Poética “Fray Luis de León”. Y en tan extensas ocupaciones fue notable su relación con dramaturgos, artistas, poetas y literatos, insignes nombres de letras y de ciencia, a quienes involucró en la causa por lo taurino a través de artículos, conferencias, mesas redondas, exposiciones, recitales y diversas actividades de alto y refinado nivel.
Con su marcha de Salamanca tras su jubilación en 1998 desapareció aquella Cátedra de Taurología y los premios con los que se ensalzaban desde la institución al “mejor Toro de la Feria” de la capital charra y al “mejor artículo sobre toros”.
Después de Ortega, han dicho en varias ocasiones sus discípulos, han proliferado las cátedras sobre tauromaquia en muchas Universidades, aunque también con diversa suerte de permanencia, como un Aula Taurina en la misma Universidad Pontificia de Salamanca y otra en la Universidad Pública de Salamanca; también en la Universidad de Almería y algunas más, prácticamente todas ya sin actividad. Él fue pionero y sentó las bases de la estrecha e ilustrada relación que debe existir entre Universidad y Toros, y acertó a darle contenido y continuidad al proyecto.
De la doctrina y magisterio de Alfonso Ortega como maestro de retórica y traductor de clásicos como Píndaro, Quintiliano, Cicerón, Platón, Homero, Sócrates, Prudencio, Horacio y San Isidroro de Sevilla, entre otros, hablan sus numerosos ensayos y monografías, impresas desde 1958. Ortega fue también Premio Nacional de Periodismo en 1964.
Por su obra y su favor a la tauromaquia, lo sensato y justo sería recordarle con un minuto de silencio en un paseíllo, al menos en la Feria de Salamanca que comienza este miércoles.
Otros que pasan por intelectuales sin estar al tanto de la más racial de todas las culturas como es el toreo, que sepan de este nombre, Alfonso Ortega Carmona, que vivió y proyectó una muy culta, refinada e ilustrada relación con la Fiesta de los Toros.
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