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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 8 de julio de 2019

PAMPLONA. SEGUNDO ENCIERRO 2019: Cebada Gago, velocidad y una cornada


Momento en el que un mozo ha podido ser corneado en la espalda durante el segundo encierro de San Fermín 2019 corrido con los toros de la ganadería gaditana de Cebada Gago en el tramo final de la calle Estafeta. EFE/Daniel Fernández 


SEGUNDO ENCIERRO 2019
Los toros más peligrosos por historia en Pamplona ha hecho un encierro limpio, pero han dejado un herido por asta en la espalda en el tramo final de Estafeta. 

Pamplona, 8 de Julio de 2019
El segundo encierro de San Fermín 2019 con toros de Cebada Gago se ha corrido en 2 minutos y 14 segundos de una manera muy limpia, aunque hay un herido por asta de toro en la espalda ocurrida en el último tramo Estafeta, a la altura de Espoz y Mina. Cruz Roja Navarra ha confirmado este dato en el mismo recorrido, pero el herido no ha querido ser posteriormente trasladado a un centro sanitario. 

Los toros de Medina Sidonia han esperado para salir del corral y lo han hecho 7 segundos después de poner el contador del tiempo en marcha, por lo que, en realidad, han empleado sólo esos 2 minutos y 14 segundos entre corral y corral. Una velocidad supersónica, muy cercana al récord total del encierro (2' 05'') y sólo un segundo más lentos que el mejor tiempo de este mismo hierro.

Milagro en la curva de Mercaderes: un mozo 'enganchado' por el pitón de un toro de Cebada Gago

Cebada Gago, velocidad y una cornada: los cabestros imponen su jerarquia en el segundo encierro.

Los mansos de nuevo han sido protagonistas de la carrera, cuatro de ellos han tomado el mando y los toros se han hermanado recogidos entre cabestros. Casi una carrera académica, sin apenas derrotes y muy limpia. La jerarquia de los cabestros se ha vuelto a poner de manifiesto y no ha sido hasta la mitad de Estafeta cuando se ha roto un poco la manada y se han podido encontrar huecos. 

Sólo en la curva de Mercaderes un mozo ha sido arrollado por un toro cuando tomada la curva por fuera y ha quedado emparedado entre la pared y un cabestro, con la mala suerte de que un toro se lo ha llevado con la pala del pitón, en principio sin cornada. 














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