Juan Leal. Por momentos, se pasó miedo
El torero tiene derecho a expresar su arrojo, asumiendo el máximo riesgo, que no es otra forma nada más que mostrar a todos la disposición con la que ha llegado a la plaza. No es un suicida, es un profesional y lo que hace es un recurso más del que dispone para intentar agradar.
Un Apunte de la Tarde: Miedo y banderillas
Antolín Castro
Opinión y Toros/10 Octubre 2022
No todas las tardes son iguales, no lo son y eso es bueno porque el toreo, por suerte, no es una regla fija.
Disfrutamos a veces del toreo bueno de muleta, también padecemos el pegapasismo, pero otras tardes se tiene la suerte de ver el bello toreo con el capote, o quizá una suerte de varas bien hecha o la brega de un subalterno. De todo hay y es bueno que exista tanta variedad, no todo han de ser goles.
Existen tardes plácidas y tranquilas por el juego de los toros y la actitud de los toreros, sin sobresaltos, y hay otras, ayer mismo, en que el miedo atenaza a los espectadores ante el arrojo y exposición de algún torero.
Juan Leal, el torero galo, se distingue por arriesgar al máximo en sus trasteos. De tanto exponer, el miedo se hace presente entre los espectadores, quienes no siempre lo aceptan. Más de uno se cree con derecho de decirle al espada que deje de ponerse en ‘el alambre’ y que se ponga a torear. Y ¿qué es torear? cuando, a veces, no existen opciones de lucirse con la muleta ante las condiciones del toro.
El torero tiene derecho a expresar su arrojo, asumiendo el máximo riesgo, que no es otra forma nada más que mostrar a todos la disposición con la que ha llegado a la plaza. No es un suicida, es un profesional y lo que hace es un recurso más del que dispone para intentar agradar. Lo cierto que otros muchos se lo agradecieron aplaudiendo el gesto.
Ayer Juan Leal nos hizo pasar miedo, mientras él parecía no tenerlo. En su segundo faltó muy poco para que las guadañas alcanzaran su anatomía. Su arrojo es comparable con el que ofrece el ídolo Roca Rey, pero le arropa menos fama que al peruano, al que idolatran por hacer algo parecido.
Pero no fue solo el miedo el que se vivió ayer en la plaza, también disfrutamos del tercio de banderillas en varios toros. Una manera más de que un aficionado pueda salir satisfecho de la plaza.
Buenos pares nos ofrecieron Curro Javier y Javier Ambel, Marc Leal, Iván García, Andrés Revuelta y Fernando Sánchez. Todo un muestrario de bien hacer de estos profesionales.
No terminaremos sin destacar que en las bregas también estuvieron a gran altura todos ellos y que hasta en la suerte de varas, un picador, Vicente González, se marchó ovacionado de la plaza. No crean que todo ello no constituyó suficiente atractivo como para disfrutar de la tarde.
Perera y Lorenzo, espesos como ellos solos, solo usaron la naturalidad y cierto donaire para hacer el paseíllo.
Marc Leal besa madera al salir, la suerte estuvo con él y su hermano
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