Según los datos que pudimos leer, asómbrese todo el mundo, el ochenta por ciento de los toros que ha lidiado Victorino Martín en la presente temporada han embestido para que el torero en cuestión pudiera alzarse con el triunfo, con el atenuante de que Victorino, para su fortuna, ha eliminado las “alimañas” que muchas veces le salían a su señor padre. En la actualidad, a Victorino le salen toros difíciles pero, insisto, aquel toro ilidiable ha pasado a la historia. Como fuere, los datos que pudimos constatar nos dan la medida de que son los Albaserradas los que ganan por goleada si de toros fidedignos y bravos hablamos. Por cierto, un asunto que siempre hemos defendido, la majeza del toro, su decencia cuando es portador de la casta y, por ende, de la emoción en el ruedo.
La comparación que pudimos ver respecto a unas ganaderías de las otras es totalmente espeluznante porque, en el otro lado de la trinchera, como nos explicaron, vimos los datos de Juan Pedro Domecq y demás ganaderías de su estirpe y, la constatación tiene un dramatismo sin precedentes. Resulta que, mientras Victorino ostenta el “título” de que el ochenta por ciento de sus toros han sido notables, Juan Pedro, al respecto, se le atribuye un cinco por ciento de triunfos, un dato de pavor que asusta hasta los que no son aficionados. Y así lo entendemos porque los fracasos de Juan Pedro en Madrid y Sevilla han sido de época porque para colmo, si Juan Pedro se consuela con esas orejas baratas que cortaron Aguado y Marín en la última de feria de San Miguel, con semejante balance yo me pasaría el invierno llorando, pero será su elección, si él quiere criar burros con cuernos y que embistan, es su problema. Eso sí, para que el dato tenga mayor relieve, a Juan Pedro le han matado sus toros las figuras del toreo y así le ha ido a todos, pero claro, como esos fracasos no les hacen mella a nadie, al año que viene Juan Pedro seguirá lidiando muchos toros, las figuras se los matarán y todos contentos, menos los aficionados, claro.
El dato que comentamos nos viene a demostrar que teníamos razón desde siempre cuando apostábamos por el toro encastado y enrazado que, para colmo, necesita de auténticos toreros lidiadores y con valor pero, además de esa casta que aludimos, para dicha de Victorino Martín, le siguen saliendo toros fantásticos que, dentro de su bravura y fiereza meten la cabeza con una entrega absoluta para que el diestro en cuestión triunfe por lo grande, caso de que sea capaz de ello. Podríamos enumerar muchísimos toros de triunfo del ganadero de Galapagar pero, cosas del destino y de la memoria, nos viene a la mente la corrida que el citado ganadero lidió el pasado veintiocho de diciembre en Cali, sin duda, la encerrona más completa de dicho ganadero en los últimos diez años puesto que, embistieron los seis y, además el triunfo incontestable de Emilio de Justo, sin duda, una de sus mejores tardes en los últimos años, hasta un olvidado Luis Bolívar toreó como los ángeles.
Las figuras, como es normal, se pasaron la temporada con el medio toro de la rama Domecq en que, dichos animales, con embestidas aborregadas, han permitido el triunfo sencillo de unos toreros que solo buscan la comodidad y, mediante el engaño haciéndoles creer a los ignorantes el cuento del arte, se han pasado el año con la molicie de siempre, eso sí, apoyados por comentaristas, críticos envueltos en la pomada del taurinismo y demás sandeces pero, como se sabe, una mentira contada mil veces al final resulta que es una verdad.
Como diría Alejandro Martínez, las figuras solo aspiran al toro sumiso, por tanto, aborregado, y con semejante material quieren emocionar a las gentes, cosa muy complicada. Al final de la contienda, lo que sí ha quedado de puro manifiesto es que, pese a todo, ha triunfado el toro en todo su esplendor, otra cosa muy distinta es que no le hayan dado la importancia que en realidad tiene pero, en honor a la verdad, ahí están las estadísticas que nos mostraron que, el triunfo auténtico ha venido por los cauces de la bravura y la casta del toro fidedigno mientras que la parodia la han llevado a cabo los de siempre, los señoritos del escalafón que solo buscan la riqueza en su carrera con el menor esfuerzo posible.
--En las imágenes contemplamos un toro de Albaserrada y otro de Domecq, que juzgue el que sepa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario