Borja Jiménez recibe el 3º. Foto: @enfoquetaurino, Burladero TV
Oreja para Juan del Álamo. Saludos y vuelta para Borja Jiménez. Corneado Robleño por el primero. Muy seria y dura corrida de Escolar…
Los de José Escolar, ensangrentaron la tarde. Tras el tanteo, cuando trataba de ganar la acción a un tornillazo el primero cogió a Robleño y la infirió dos cornadas mandándolo a cirugía. Luego el cuarto, a media faena le puso un puntazo en el muslo a Borja, que no quiso abandonar la pelea. No hubo más heridos por suerte y por agilidad de los lidiadores en hurtar el bulto.
Amenazantes, duros, no se cayó ninguno, de impresionante trapío, astifinos, veletos, con amplias cunas, estatura, romana (566 kilos promedio), poder y la proverbial sagacidad santacolomeña, pero sin bravura. Sin embargo, no dejaron indiferente a nadie en la pletórica plaza, y me imagino tampoco en las pantallas.
Fue una señora corrida de toros, que infundió la emoción básica del toreo; el peligro. Hasta silenciaron por momentos al tendido de sol. Corrida para la feria del toro, lidiadores machos y público sin melindres. En el callejón, Espartaco la vivió al borde de un ataque de nervios, mostraban las cámaras.
Midieron, esperaron, emboscaron y derrotaron. Caras altivas, miradas foscas, intenciones inciertas. Probaron también el requisito básico del torero; la valentía. Y además la capacidad lidiadora. Fueron a los caballos, pero no empujaron a ley. Pusieron a los banderilleros contra las cuerdas y a los toreros a límite. Solo dos cinqueños, segundo, que corrió turno a tercero, y el cuarto. Cárdenos todos. Vendieron muy caras sus vidas.
Cuando se llevaron a Robleño, la corrida quedó en mano a mano. Juan del Álamo, tomó la espada, igualó, y sin lidia, tumbó de media chalequera y dos descabellos al agresor. En la televisión comentaron que muy bien abreviar por respeto al herido. Discrepo humildemente, y recuerdo a propósito, que El Yiyo, en Pozoblanco, le cortó las dos orejas a “Avispao” que acababa de matar a su amigo Paquirri. Para mí esa es la auténtica manera torera de honrar al caído.
El salmantino sin embargo probó su torería, parando, tragando y fajándose por un pitón y por el otro con el tercero y se lanzó en estoico volapié, dejando la espada levemente desprendida, cortando una oreja mayoritaria y toreando al aire con una bandera del Osasuna en la vuelta. Cosas de Pamplona.
El sexto, alto, largo, pitonudo como todos, pero más parado y castigado que todos despreció la porfía y murió de pinchazo y estocada que aguanto sin moverse.
Borja Jiménez opuso su decisión y arrojo a la mezquindad e incertidumbre de las embestidas. Buscando el pitón contrario, aguantando sin ahorrase, dando ventajas, sin descomponerse nunca. Tan solo en la portagayola inicial en que, tras larga espera de rodillas frente a toriles, fue arrollado y el capote le quedo de capirote como para evocar más a un penitente. Después todo tuvo la elegancia de la valentía real. En el parar, quedarse y aguantar. Vertical, mejor convexa la figura para ofrecerse más. Su faena con el cuarto, el que lo hirió, contuvo la mejor tanda de la corrida; cuatro derechas y el de pecho, muy lentas, templadas y logradas que parecían imposibles en medio de riña tan imprevisible. Pocos minutos antes, su banderillero José Chacón había ejecutado dos pares antológicos. El asunto es que se diluye en la suerte suprema. Dos pinchazos con desarme y descabello a este. Un pinchazo y bajonazo al segundo, y un pinchazo y fierrazo delantero al quinto.
El venerable ganadero, sentado entre su yerno y su nieto, resumió: Aquí hay que traer un toro muy serio, y muy fuerte, además, les pegaron muy duro, en particular al quinto y sexto. Así fue.
FICHA DEL FESTEJO
Pamplona. Sábado 8 de julio de 2023. 4ª de San Fermín. Sol. Lleno total. Seis toros de José Escolar, de mucho trapío y poder, pero mansos.
Fernando Robleño, herido por el primero.
Juan del Álamo, silencio, oreja y silencio
Borja Jiménez, saludo, saludo tras aviso y vuelta.
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