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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 5 de julio de 2024

Las Ventas: Era 4 y no 7 de julio / por Jean-Charles Olvera

Los pasillos del tendido todo fiesta, dentro falta seriedad... sigue la fiesta

"..La de Madrid supone más seriedad, guste o no, pero el contexto y las actitudes generales en los tendidos cercanos a los lugares de ocio y de comida acerca cada vez más la plaza de un botellón discotequero que de otra cosa.." 

Las Ventas: Era 4 y no 7 de julio

Jean-Charles Olvera - España
Opinión y Toros/5 Julio 2024
Nuevo fracaso en Las Ventas esta temporada, esta vez en la segunda novillada del certamen del ‘Cénate Las Ventas’.

Fracaso además completo. En el ruedo, con novilleros de poco bagaje técnico enfrentándose a novillos descastados y complicados de López Gibaja, de los que algunos fueron duramente castigados en varas. En los tendidos, con calor extremo y verbena, con cachondeo y botellas de ron, con ‘vivas España’ gritados en plena lidia, por niños incluidos, con invitaciones por doquier de gente a la que le importaba un bledo lo que pasaba ahí abajo, con idas y salidas constantes de un público más atento a los bares y a las casetas de comidas regionales que a lo que acontecía en la arena, con porteros superados por la masa y con un imparable runrún estridente que resultaba desconcertante tanto a los toreros como a los aficionados regulares.

Un ambiente eléctrico con cabreo final de los últimos aficionados que se expresaron al sexto novillo muy enfadados, abroncando tales acontecimientos poco taurinos y denunciando a la empresa Plaza 1 por no haber programado ni una corrida de toros en julio. Era un 4 de julio en Madrid, pero para muchos estábamos más bien en la Pamplona festiva del 7 de julio. A cada plaza su idiosincrasia. 

La de Madrid supone más seriedad, guste o no, pero el contexto y las actitudes generales en los tendidos cercanos a los lugares de ocio y de comida acerca cada vez más la plaza de un botellón discotequero que de otra cosa. 

La Monumental está perdiendo su norte con estas programaciones de novilladas de poco sentido y lógica.

En sí, la idea de este certamen que está en su quinta edición, fue interesante por novedosa al mezclar novilladas en primero y gastronomía en segundo, solo que ahora el interés por la gastronomía y el alcohol sobrepasan las novilladas con este heteróclito público.

En el ruedo, dos de los tres novilleros se presentaban esta noche. El alcarreño Álvaro Sánchez lo hacía además tras “una temporada de parón” como lo indicaba el programa. Algo injustificable en un coso de tal importancia. Un despropósito en sí. Menos mal que este novillero demostró coraje y valentía con un pésimo lote, peligroso por si faltaba algo, con el cual no se inmutó, pero faltándole el bagaje mínimo y la lucidez para bajar la mano del abreplaza manso de gala. Estuvo firme, pero sin imponerse totalmente con el cuarto que cabeceaba con molestia buscando al hombre tras la muleta. Fue invitado a saludar al tercio, algo que no olvidará.

Era la tercera novillada del extremeño Carlos Domínguez en esta plaza, pero parecía ser el más inquieto e inseguro de la terna. No supo resolver las problemáticas de sus oponentes, sin sitio, con enganchones y desarmes incluidos en sus dos novillos, matando de bajonazos penosos. Silenciada su labor.

El que dio una vuelta al ruedo fue Álvaro de Chinchón, que se presentaba en la capital y que podrá presumir durante una temporada de tal supuesto éxito. Allá él si lo cree. La vuelta al tercero fue consecuencia de una petición ruidosa de sus paisanos que pensaban estar en el Coliseum del Geta y no en Las Ventas. Porque poco toreo vimos en series irregulares y pases aislados que carecían de mando, el novillero toreando despegado y el novillo saliendo a menudo por las afueras rajándose y prefiriendo buscar tablas que seguir la franela. Bien con la tizona en una entera ligeramente desprendida que provocó esa petición chinchonesa, con más sabor a anís dulce que a afición.

Despachó el último novillo entre bullicio en los tendidos que se callaron por fin tras las broncas y el cabreo de los últimos aficionados que pedían respeto en los tendidos y en los despachos. Madrid es Madrid y por ser 4 de julio algunos se confundieron pensando que esto era la versión canalla de la Pamplona sanferminera del 7 de julio. Pero aún no es así, aunque algunos quieran cargase el coso mayor y cenarse literalmente Las Ventas.

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