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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 7 de julio de 2024

Sanfermines. 3° de Feria.- JIMÉNEZ, DOS OREJAS Y CORNADA; ADRIÁN, UNA / por Juan Miguel Núñez Batlles

 

PARTE MÉDICO: Intervenido en la enfermería de la plaza, el matador de toros Borja Jiménez cogido en el sexto toro y afecto de herida por cuerno de toro el muslo derecho con lesión penetrante en Triángulo de Scarpa, dIsecando, arteria femoral y penetrando de forma transversal hasta parte externa de muslo. Pronóstico grave. Es trasladado posteriormente al Hospital Universitario de Navarra.

JIMÉNEZ, DOS OREJAS Y CORNADA; ADRIÁN, UNA

Juan Miguel Núñez Batlles
La primera vez que se veían las caras este año los dos grandes triunfadores de Madrid, Fernando Adrián y Borja Jiménez; y con ellos, otro torero de notable vitola como es el veterano Diego Urdiales. Cartel, por tanto, de muchos alientes, que estuvo a punto de frustrarse por la casi nula colaboración de los astados de La Palmosilla.

Hubo un primero que medio "se dejó" en manos de Urdiales, quien le pudo arrancar una oreja si lo mata en condiciones. Y fundamentalmente el sexto, toro al margen del desastre ganadero, que propició el triunfo grande de Jiménez. "Derby" en consecuencia resuelto a favor del tercer espada, ya que Adrián obtuvo sólo un apéndice, trofeo que tampoco fue de mucho peso.

Insistir en la escasa condición del ganado, que aún mostrando nobleza, no tuvo fondo alguno.

Si acaso, queda dicho, el que abrió plaza pudo ser excepción de la decepcionarte corrida.

Toro a pesar de todo incompleto. Urdiales alternó las dos manos en series de mucha suavidad y gusto en esa primera faena presidida por el temple y el buen sentido de la distancia, no obstante, sin emoción por lo poco que prestó el animal mas allá de su evidente nobleza. Y mal a espadas. En el cuarto, menos, mucho menos, ahora por la nula condición del astado. A éste en cambio la finiquitó a la primera, pero ya sin esperanzas de reconocimiento.

Adrián se hizo presente en su primero con dos largas de rodillas y no pudo apretar el acelerador en la muleta dadas las pocas fuerzas del animal, al que llevó siempre a media altura, sin poder profundizar. Y quiso mucho Adrián otra vez en el quinto, tanto que a pesar del poco lucimiento impuesto nuevamente por el burel para que todos los esfuerzos resultaran baldíos, al cabo de insistir y hacerle pasar en la distancia corta y a media altura, la circunstancia muy apreciada en esta plaza de matar a la primera, le supuso la oreja.

Frente a toriles y de rodillas se plantó Borja Jiménez para saludar al tercero con una apurada larga cambiada. Y hasta ahí todo el interés y la emoción de su primer trasteo, que tuvo muchos pases y ningún poso. Cambió el panorama en el sexto, toro con clase y duración, hay que insistir y resaltar, al que Jiménez entendió muy bien en una faena larga y de notables destellos que arrancó y finalizó de rodillas. Toreo con cierto reposo, no obstante, intercalado con otro de bulla y jarana, esto último lo más deslumbrante, que tanto gusta al público sanferminero. Estuvo a un trance de perder las dos orejas por un pinchazo que se interpuso a la media estocada definitiva en la que salió prendido y aparatosamente volteado. Momento clave para recuperar el doble trofeo por la impresión mientras se resistía a pasar a la enfermería, deshaciéndose de las asistencias. Parecía llevar cornada y por fín se dejó. La cuadrilla paseó las dos orejas.

FICHA DEL FESTEJO.- Tercer festejo de Sanfermines. No hay billetes.

Toros de La Palmosilla, desiguales de presencia, lo que en el argot se denomina en "escalera", con una diferencia de peso de más de cien quilos entre varios de ellos. La mansedumbre fue la tónica general en el conjunto, exceptuando al noble pero también sin fuerzas primero, y, sobre todo, al buen sexto.

Diego Urdiales: estocada baja y seis descabellos (silencio tras aviso); y estocada ligeramente desprendida (silencio).

Fernando Adrián, nuevo en esta plaza: pinchazo y estocada (silencio); y estocada desprendida (oreja).

Borja Jiménez: media tendida (silencio tras aviso); y pinchazo y media saliendo cogido (dos orejas).

NOTA AL MARGEN DE LO ESTRICTAMENTE TAURINO 
La tarde arrancó con una descomunal pitada para un declarado antitaurino, políticamente más allá de la izquierda, y no haría falta explicar que se trataba del alcalde, cuyo nombre hay que ahorrarse después de rechazarle la gran mayoría de la plaza al verlo asomar en el palco presidencial (es tradición que el día de San Fermín presida el primer edil), entonándole a coro un patriótico y estremecedor "¡Viva España!". Decididamente, eso, Pamplona es España, por muchos rótulos confusos en sus calles e instituciones de una oficialidad cada vez más repudiada. Porque es en castellano, quede claro, como en España mejor se entiende la gente.

Y desahogada la plaza en esa bronca, ya no hubo más protestas en la tarde. Ni en los peores momentos del festejo, que también los hubo, apuntados quedan los motivos que dió el ganado.

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