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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 10 de julio de 2013

DEMASIADOS ENEMIGOS / Por Antolín Castro


Pamplona durante San Fermín. Imagen válida solo por una feria y semana

"...La Fiesta está sujeta a demasiados enemigos políticos, grandes o pequeños, en el exterior, utilizándola de chantaje o coacción en las distintas direcciones que se les ocurra o apetezca..."

DEMASIADOS ENEMIGOS

Antolín Castro
En plenos sanfermines se hace difícil hablar de las distintas crisis que sufre la Fiesta, de los distintos enemigos que la acechan, pero en una semana se acaba la fiesta en Pamplona y después todo queda de nuevo al descubierto.

Y no por decirlo, por enumerarlo, se convierte uno en enemigo también, más al contrario se pretende, sin esconder la cabeza bajo el ala, ser primero honesto con uno mismo y sincero con todos para ver si es posible que alguien escuche y ponga algún remedio.

Es curioso ver y escuchar como muchos de quienes forman parte de la propia organización, profesionales taurinos de todos los ámbitos, incluída la prensa, se pronuncian sobre los problemas que aquejan a la Fiesta, y hablan de ello en tercera persona, como si ellos mismos no fueran parte del problema. Sin mantener una línea clara de denuncia o de señalamiento, con coherencia y continuidad, no se puede solucionar nada. Ser solo oportunista de una declaración puntual no arregla nada, hay que tener una conducta consecuente con lo que se es capaz, en un momento dado, de decir.

Los enemigos externos pueden dividirse en varios frentes. Los antitaurinos declarados, esos que se pintan sangre y acuden a protestar en ‘defensa de los animales’ a las puertas de las plazas. Son activistas, unos por convicción y otros por arrastre, la mayoría de las veces haciendo más ruido que daño. Son visibles durante la temporada pero esas protestas no acabarán con la Fiesta.

Los activistas en foros e instituciones, casi siempre alentados por políticos ‘enemigos’ de los otros políticos que la defienden o dicen defenderla. Estos en comandita, aunque por razones diferentes, se apoyan para ganar pequeñas batallas. Ahí tenemos el caso de Cataluña como más claro o San Sebastián, éstos últimos por las bravas.

Grupos políticos no activos, pero dañinos por la falta de respaldo a algo que debería de serles obligado. No se puede ser cura sin decir misa, del mismo modo que no se puede ser político nacional quitando, prohibiendo o ignorando los derechos de los votantes en general y propios en particular. Aquí podríamos encuadrar al grupo socialista español.

Otros políticos oportunistas o cazavotos, ignorantes de la realidad de sus ciudadanos. Hay muchos más aficionados, creo, que homosexuales, pero el derecho a serlo no les merece tanta atención como el mundo gay, del que sí se pueden obtener muchos votos. Apoyar unos derechos y no otros, que se basan en la libertad individual, es solo cuestión de oportunismo.

Políticos locales que hacen de la Fiesta un chantaje a sus ciudadanos. Sólo la fiesta taurina será posible si comulga con ella el alcalde de turno, pero no habrá toros si al regidor o su grupo no les apetece. La Fiesta está sujeta a demasiados enemigos políticos, grandes o pequeños, en el exterior, utilizándola de chantaje o coacción en las distintas direcciones que se les ocurra o apetezca.

Pero también el grupo que dice apoyarla se convierte en enemigo por distintas causas. El alcalde de Burgos, sin tener la solución preparada, anuncia el derribo de la plaza, lo que hará un daño prácticamente irreparable. El mismo partido en el gobierno, a pesar de tenerla encuadrada en el Ministerio de Cultura, la sangra con impuestos, IVA al 21%, ajeno por completo a todo hecho cultural. Ni se inmutan. No serán enemigos declarados, pero también los son.

Las Ventas / Fotografía la Loma
Una fotografía que no es casual y que puede llegar a ser la más habitual

Demasiados enemigos como para excusar los grandes errores de los profesionales que, lejos de intentar atajarlos, los hinchan, haciéndoles cada día más grandes. Quitando Pamplona, como decíamos, no llenan ni una plaza, véase Madrid como máximo exponente, siguen dando fiesta al toro que solo sirve para la muleta, que no aguanta la lidia. Y sin lidia no hay Fiesta, todo es un simulacro, a veces penoso y lamentable. Lejos de intentar enfrentarse al gravísimo problema interno de organización, las figuras exigen altos honorarios y toros claudicantes, los empresarios y ganaderos acceden y, como consecuencia, cada vez van menos gentes a la plaza. Solo la lidia completa puede mantener el interés, ese recuerdo para la vuelta al ruedo más sentida en San Isidro no fue para una figura ni siquiera un matador. Eso demanda el aficionado y la gente pero no quieren darlo, separando los dos espectáculos, para que los que todavía creen en las figuras no puedan ver las grandísimas diferencias. 

Demasiadas diferencias, demasiados enemigos.
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Opinión y toros

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