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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 27 de agosto de 2018

Última de las Corridas Generales en Bilbao. Lanzamiento de la terna frente a una terrible corrida de Miura / por J.A. del Moral



El joven espada francés, Juan Leal, corto una valiosísima oreja del tercer toro dándose por entero ante el barrabás que tuvo enfrente. La suya fue la actuación más emocionante no solo de la tarde, también una de las más impresionantes que hayamos visto en nuestra larga vida. Su demostración o mejor decir su absoluto derroche de valor, fue de los que hay que anotar para la historia pues lo mantuvo de principio a fin de la lidia superando incluso dos terribles cogidas. La segunda al entrar a matar dejando una certera estocada de la que salió dramáticamente revolcado y herido, lo que apenas le importó porque se mantuvo en la plaza hasta tener el trofeo en su mano.





Por su parte, el primer espada, Octavio Chacón, que tuvo que matar tres toros por la cogida de Leal, cortó otra oreja del también muy peligroso cuarto con el que anduvo muy por encima de su condición. Lo más notable de su actuación fue su natural desenvoltura ante cualquier contingencia que se le presentó.


La mejor faena de la tarde y una de las mejores de la feria, la llevó a cabo Pepe Moral frente al quinto. Un sobrero de Salvador Domecq que se prestó al lucimiento. Todo un descubrimiento el de Moral para los bilbainos y para cuantos no le había visto nunca. Miles y miles gracias a la televisión.


Precisamente por haber sido televisado el festejo en directo, los tres actuantes aprovecharon grandemente la oportunidad hasta el punto de que a los tres, sobre todo Pepe Moral y Juan Leal, estoy seguro de que les abrirán de par en par muchas puertas del toreo. Bien merecido lo tienen.



Faltó mucho el púbico. Quizá la peor entrada de la feria. Y es que los toros de Miura hace tiempo que no tienen el tirón que tuvieron por sí mismos. Sin embargo y lo siento por los que no asistieron a la última corrida, se perdieron una de las tardes más interesantes, entretenidas y a todas luces más emocionantes del ciclo bilbaino. Se debió a las enorme y hasta incondicionales ganas de los tres matadores actuantes sin que les importara lo que les podría ocurrir.



El más valiente entre los valientes fue el debutante en Bilbao, Juan Leal. Solo pudo matar a su primer toro miureño porque, se entregó tanto al entrar a matar, que salió revolcado dramáticamente además de herido, aunque por fortuna no de tanta gravedad como creímos en principio. Juan Leal ya venía acreditando además de un descomunal valor unas maneras que se acercan bastante a las de Paco Ojeda. Aunque el tercer toro de Miura salió blandeando de remos en el último tercio se fue arriba en el tercero con un peligro descorazonador por su extrema evidencia. Juan Leal, que anduvo muy templado en el recibo y en la brega durante el primer tercio, encaró la faena de muleta situándose en los medios de rodillas. El toro se le arrancó como un tren y Juan le aguantó sin moverse hasta tragar todo lo tragable en los primeros muletazos con la mano derecha, también en los que dio en pie, sin que se le moviera un solo músculo de la cara. Fue un ir a por todas de principio a fin el angustioso trasteo que continuó por el lado derecho hasta ser cogido muy feamente por primera vez. Sin mirarse lo más mínimo, volvió a la cara del tremendo animal y esta vez se dispuso a torear al natural, lo que hizo con precisa naturalidad y hasta con temple en varios muletazos que nos mostraron hasta cual podría ser su estilo. El de un elegido. Con valor y arte espontáneos y naturalmente derrochados, este francés cuasi sevillano porque vive a la vera de la Giralda, está llamado a protagonizar muy grandes y numerosas empresas. Su actuación de ayer, siendo televisada además, le va a proporcionar un tren lleno de contratos. Y, tiempo a tiempo, podremos apreciar y hasta admirarle en cuanto se le presenten las ocasiones que le aguardan.


El otro gran protagonista del festejo fue Pepe Moral. Si ya anduvo muy por encima del segundo de Miura que no fue en la muleta lo que pareció que iba a ser en el capote, magníficamente manejado por el sevillano en su recibo por verónicas, fue con el sobrero de Salvador Domecq con el que anduvo sensacional en su faena de muleta. Lástima que no lo mató al primer envite.
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Lanzamiento de la terna frente a una terrible corrida de Miura

Bilbao. Plaza de Vista Alegre. Domingo, 26 de agosto de agosto de 2018. Última de feria. Tarde soleada y algo fresca con un tercio de entrada muy repartida.
Siete toros de Miura, incluido el sobrero que hizo sexto. Decir serios es poco. Como también que tuvieron muchas y también serias complicaciones. Otro sobrero de Salvador Domecq que hizo de quinto bis y dio muy buen juego pese a blandear durante el primer tercio por lo que fue algo protestado.
Octavio Chacón (turquesa y oro): Buena estocada, ovación con saludos. Buena estocada, oreja. Pinchazo y estocada, ovación de despedida.
Pepe Moral (grana y oro): Estocada, palmas con saludos. Dos pinchazos y estocada vuelta al ruedo.
Juan Leal (grana y oro): Estocada, oreja que supo a poco premio. Pasó a la enfermería donde le intervinieron de una cornada de pronóstico menos grave en el tercio medio del muslo derecho, con dos trayectorias.

A caballo, destacaron Santiago Pérez y Juan Melgar. En la brega, José Chacón, Juan Antonio Carbonell y Antonio Chacón. Y en banderillas, Alberto Carrero, Miguel Ángel, Vicente Ruiz, Vicente Varela, Pascual Mellinas, José Chacón, Julián Guerra y Marc Leal


Pepe Moral estuvo extraordinariamente bien con la muleta, cuajando desde a A hasta la Z una de las mejores faenas de esta feria y de muchas más. Clásico, con categoría, con donosura, con majestuoso temple y con una clase de esas que se expresan con total sencillez. Un gran torero podría ser Pepe Moral. Por fallar a espadas perdió una o hasta dos orejas porque la faena fue de las que siempre se recuerdan.


Apenas vi a Octavio Chacón y, si le vi, no me acuerdo. Tampoco estuve en Madrid la tarde de su revelación en Las Ventas. Hasta ayer en Vista Alegre. Por cierto y por penas que no por alegrías. Me gustaría volver a verle con mejores toros que los tres que tubo que matar. El primero no se dejó con el capote. Octavio quiso hacer un quite y solo pudo dar una revolera. Y con la muleta, meros medios e incómodos pases porque el toro no cesó de calamochear por el lado derecho. Y por el izquierdo ni uno. Por ese lado fue una “prenda”. No obstante, lo poco que pudo hacer Octavio lo hizo con cierta preposopeya y muy ceremonioso.


Al castaño cuarto que salió “piteando” – así mugen los de Miura -, le anduvo bien para atrás Chacón en el recibo capotero, quitó bien por chicuelinas, media y revolera hasta hacernos parecer que la fiera iba a ser mejor con la muleta. En absoluto. Por el derecho alzó la cara por las nubes en sus muy cortos viajes. Y por el izquierdo, aún peor. Casi resultó cogido Octavio y, a pesar de ello, siguió insistiendo aguantando tarascadas y regateando con cierta donosura hasta matar de efectivo espadazo. La gente y don Matías se lo agradecieron dándole una oreja que paseó muy contento. No sabía que el sexto, al que mató de pinchazo saliendo desarmado y de estocada saliendo rebotado y perseguido – fue el que mató por la cogida de Juan Leal -, iba a gazapear tanto ni que iba a tener tan malas intenciones. De buena se libró el herido porque este podría haber matado al francés. Que no cogiera a Chacón fue un milagro.



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