Brujulea por unos puestos y por otros bajo el amparo del partido socialista, catalán y español, y del buen sueldo del que disfruta.
Y en su ministerio, o su revuelto de menestra, goza de un presupuesto de nada menos que 1.589 millones de euros para la cultura y el deporte.
No debe ser buen cocinero -solo se le conocen habilidades para bailar- porque reparte muy mal todos los ingredientes. Eso de ser ministro de cuota, tantos, tantas y, por supuesto, tantes, no garantiza ni conocimientos ni fundamento alguno.
La Cataluña profunda nos presta este individuo para no perder la cuota, ni catalana ni de ningún otro tipo, y además introducir en el Consejo de Ministros/as/es el lenguaje catalán para mejorar el ya de por si aburridísimo inclusivo. No me dirán que eso no es una menestra en toda regla.
Volviendo al presupuesto, no se ha olvidado de la Tauromaquia, que es Cultura con mayúsculas, por Ley y por antigüedad. Aunque una cosa y otra no son precisamente los principios que se defienden ni en ese ministerio ni en ese gobierno. De ahí que lo hayan dotado de una mísera cantidad.
Dicha cantidad, 65.000 euros, es la que se gastan en una mariscada, a costa del dinero público, muchos truhanes y no pasa nada. Es decir, esa cifra, ellos mismos, la consideran una nadería, una fruslería.
Claro que podía caer otro pellizco de la partida de 210 millones para el bono cultural para jóvenes, si permitieran que esos jóvenes optaran libremente por gastarlo en la cultura que ellos quisieran, sin imponer vetos a gastar en la Tauromaquia, la Cultura del Toro. De ahí tampoco llegará ni un euro.
Con esa dotación en el presupuesto/2022 pretenden humillar, una vez más, al mundo del toro. 30.000 para el premio Nacional de Tauromaquia y 35.000 para la Fundación del Toro de Lidia. Esas ‘importantes’ e insultantes partidas ya han sido respondidas, en el primero de los casos, por el premiado, Morante de la Puebla, anunciando que lo donará a la Casa de Misericordia de Pamplona. Algo parecido debería de hacer la FTL.
Nada bueno podemos esperar de estos sectarios que dirigen, o quieren dirigir, nuestras vidas. La libertad es algo que solo se ajusta en su ideario a sus gustos personales. Hacen menestras sí, pero con los ingredientes y proporción que les sale de los cojones.
El mundo del toro no necesita limosnas, necesita respeto. Y exige ser tratado, al menos, como el resto de las actividades artísticas del mundo de la cultura. Tenemos cine subvencionado que pagamos todos y que como no va nadie a verlo no reporta ni el IVA. El mundo del toro es mucho más generoso con Hacienda a la hora de pagar y aportar con sus impuestos.
Ya lo anunciamos cuando le nombraron ministro.
Foto: lasrepublicas.com
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