Ayer, 3 de abril, a un par de meses vista de que expire su contrato con el PSG, Mbappé introdujo una variante novedosa en su hasta ahora rocoso e infranqueable discurso, y mi impresión es que sus palabras no se deben a un error sino a la impresión sincera por parte del jugador que algo ha cambiado. Él habló exactamente de "nuevos elementos" o "parámetros nuevos", alimentando la rumorología sobre a qué elementos o parámetros se refería Kylian: ¿Derechos de imagen? ¿Más presiones familiares? ¿La posibilidad cierta de tener que compartir vestuario y por lo tanto gloria con Haaland? Hasta ahora siempre me ha parecido que Mbappé decía lo que tenía que decir, que había llegado a un acuerdo con el Real Madrid y que se limitaba a esquivar las balas dejando pasar el tiempo, pero ayer sus declaraciones me pillaron con el paso cambiado. No puedo imaginar por qué Mbappé dijo lo que dijo salvo, y eso está fuera de toda duda, porque lo quiso decir. A ese mensaje lanzado por Kylian respondió Florentino Pérez con otro "tranquilo" en forma de watshapp cuyo destinatario fue anoche Josep Pedrerol. Él estará tranquilo pero nadie podrá negarme que, para alguien que no haya estado o esté en el meollo de la negociación, el mensaje de Mbappé es de todo menos tranquilizador.
Y lo que yo quiero decir sobre esto es que si el mensaje de Mbappé, que si está dirigido a alguien es a Florentino, responde a la necesidad que tiene el chico de atar algún cabo que aún está suelto o reivindicar una mejora de algún tipo en su futura relación contractual, ése no es el modo de negociar con el Real Madrid. No fue el mejor modo posible de negociar una mejora de su contrato para el máximo goleador histórico del club y tampoco lo fue para uno de sus emblemas, jugador durante dieciséis años y héroe de La Décima: de Cristiano y Ramos para abajo. Si, con Florentino a la cabeza, el Real Madrid siempre ha estado por encima de todos, incluso por encima de sus máximas estrellas, no veo por qué debería cambiarse ahora esa norma con Mbappé. De CR7 y de Ramos ya sabemos lo que fueron capaces de hacer, ambos son historia; seguro que Mbappé dará muchos años de gloria, estoy convencido de eso, pero Kylian aún tiene que escribir su propio relato en el Madrid.
A todos se nos está haciendo bola el asunto de Mbappé, probablemente también al propio jugador. Y a lo mejor lo de ayer sólo fue un desliz, un borrón entre un millón de mensajes que, hasta la fecha, han sido rocosos, monolíticos me atrevería a decir. Puede que Mbappé no quisiera decir lo que finalmente dijo aunque me extraña porque lo repitió varias veces. A lo mejor metió la pata la primera vez y luego mintió para sostener su primera mentira. Pero de no ser así, alguien debería explicarle a Mbappé el club al que viene, que no es un club convencional ni, en parecidas condiciones, responde tampoco del mismo modo que los otros clubes a idénticas reacciones. Aquí, en el Madrid, el jugador está por debajo del club. Cualquiera. También Di Stéfano, el más grande de todos los tiempos. Y para ser más grande que el más grande de todos los tiempos, uno tiene que ser muy pero que muy grande, ¿verdad?.
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