El pasado fin de semana me permití la molestia de contemplar las corridas de toros que se celebraron en Tobarra y Cifuentes, ambos festejos retrasmitidos por el canal CMM al que tanto tenemos que agradecerles por aquello de la divulgación del espectáculo puesto que, pese a tanta corrida infame de la que dicho ente televisivo no tiene culpa alguna, de vez en cuando, aunque sea por casualidad, podemos encontrarnos con un festejo admirable como el que tuvo lugar en Bargas o, para colmo, aquella corrida inolvidable Victorino Martín en Albacete que también nos regaló dicha cadena.
Los festejos que termino de aludir son la negación del espectáculo si de corridas de toros hablamos y no hablemos si de concesión de trofeos departimos, eso ya es para mear y no echar gota. ¿A quién querrán favorecer con esos trofeos estúpidos? Y, cuidado, los toreros dieron lo mejor que tenían pero, amigo, enfrente tenían unos enemigos mortecinos de Albarreal en Tobarra y de Días Coutinnhos en Cifuentes que, todos los animalitos daban grima solo de verlos; unos eran de España y los otros lusitanos pero ambos parecían primos hermanos. Vaya porquería de animales por su blandura, falta de fuerzas, sin casta, sin bravura y si acaso con la bobaliconería de sus embestidas que, con semejantes virtudes es muy difícil lograr el éxito. Tanto un ganadero como el otro no deberían de molestarse en lidiar dichos animales, con llevarlos directamente al matadero sería la vía más honrada.
De los seis toreros que pude ver salvo a Diego Carretero que, con el único toro potable en cuanto a bravura y casta, el chaval demostró que quiere ser torero, algo que evidenció durante toda la tarde. Para colmo, el último de la tarde que igualmente le tocó lidiar, en vez de blandengue, era un barrabás en toda regla con el que Carretero no tuvo otra opción que jugarse la vida. Sin duda alguna, de haber acertado con el estoque en su primero, Diego Carretero hubiera cortados dos justas orejas; pero orejas ganadas con toda justicia, nada que ver con la dádiva generosa de los presidentes de dichos festejos que parecen los padres de los diestros. Insisto, no tuvo fortuna con los aceros Diego Carretero pero demostró unas ganas inmensas por ser torero que, si esos deseos que puso en Tobarra, de igual modo los expone en Madrid, en la corrida que confirmará su alternativa con los toros de Pedraza de Yeltes, su aldabonazo puedan tener tintes de epopeya.
Reitero mi admiración hacia el canal CMM porque ellos no son adivinos y no saben lo que sucederá en cada festejo que retrasmiten, bastante hacen con difundir la fiesta de los toros por toda Castilla-La Mancha y, gracias a Internet, por todo el mundo. Pese a que tienen que soportar muchos bodrios que no vienen al caso, en el peor de los casos, gracias a esa magia televisa unida a Internet, desde cualquier punto de España tenemos acceso para ver las retrasmisiones de cualquier cadena, en este caso la de CMM que, como antes dije, el pasado año, en varias ocasiones se cubrieron de gloria y saciaron nuestra hambre y sed como aficionados.
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