- Emilio de Justo y Paco Ureña, en Madrid, y Manuel Escribano, en Sevilla, se juegan el futuro en próximas fechas.
Una heroicidad en toda regla en este momento; incluso, algunos pueden pensar con toda razón que se trata de una temeridad. Sin duda, es una apuesta muy arriesgada, no exenta de un peligro evidente que puede marcar para bien o para mal la carrera de quien comete la osadía de retar al sistema implantado por los taurinos.
Porque una encerrona de estas características es un desafío a sí mismo y a quienes mandan y manejan este negocio; se trata de dar un golpe en la mesa para erigirse en el número uno o despejar un camino que otros intentan oscurecer por diversos y, a veces, inconfesables motivos.
Pero quien decide encerrarse en solitario con seis toros en Madrid o Sevilla se expone a la venganza y a pagar cara su apuesta; porque los taurinos lo entienden como una ofensa, como un intento de modificar las rancias estructuras del espectáculo, y esperarán al ‘valiente’ tan vigilante y hambriento como el depredador aguarda la más mínima debilidad de su confiada presa.
Una encerrona en Las Ventas o La Maestranza es un desafío a sí mismo y a quienes manejan el negocio taurino
Quizá por eso el anuncio de una encerrona no lo valoran más que los aficionados, que se debaten entre la inteligente oportunidad o el suicidio profesional del torero que asume un compromiso tan serio.
¿Por qué Emilio de Justo se encierra este domingo con seis toros en Las Ventas? Él mismo respondía a la pregunta en la reciente presentación del cartel: “No me conformo con ser figura”, decía. “Quiero hacer historia y marcar una época. Me encuentro muy fuerte mentalmente y en un momento de gran madurez y confianza. Por ello, afronto la tarde más importante de mi vida”.
Una aspiración tan legítima como arriesgada; se encierra porque quiere ser el primero de la clase y elegir plaza, feria, ganadería, compañeros y hora del festejo. Se arriesga para ser el rey, y eso significa que algunos podrían ser destronados. Cuidado, porque lo esperarán con las manos en la cartuchera…
¿Por qué Paco Ureña hace el paseíllo en solitario el día 21 de mayo?
Porque se ha visto obligado a ello; porque el sistema pretende hundirlo y el torero no tiene más remedio que aceptar un cáliz que cualquiera en su sano juicio le desaconseja. No lo contrataron en Fallas a pesar de sus reiterados triunfos en esa feria; ni siquiera hablaron con él para la Feria de Abril, y el empresario de La Maestranza lo justificó “porque lo que le podíamos ofrecer no era lo que el torero tal vez merecía”. Y cuando los gestores de Las Ventas se reunieron con el apoderado de Ureña, las corridas de las figuras estaban tan avanzadas que solo quedaban dos opciones: no estar en San Isidro o encerrarse con seis toros.
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