El ganadero José Luis Cobo, G. Albán, Fandi, y Castella
QUITO: LA CASA DEL TORO
BLOG del toro al alinfinito
Quito, 4 de Diciembre de 2010.-Ese es el significado en Quichua de ”Huagrahuasi” la finca que le da nombre a la ganadería madre del hierro de “Triana”, elevada entre Pillaro y Tungurahua sobre el lomo de la cordillera andina ecuatoriana. Allí pastan los toros del ganadero José Luis Cobo, y de allá ha bajado un encierro con los dos hierros para sumarse a la conmemoración del 50º Aniversario de la Plaza de Iñaquito y de su Feria de “Jesús del Gran Poder”.
“Forjador” es el nombre del toro que hoy mereció el indulto, herrado con el hierro de “Triana”, marcado con el número 299, y lidiado en 4º lugar por el diestro nacional Guillermo Albán. Pues también de forjador se puede calificar el linaje Cobo Sevilla en la formación de la ganadería moderna en Ecuador, sostén y bastión a los largo de medio siglo de esta acreditada feria que lidera el circuito americano.
Eran los tiempos donde los Hermanos Lozano regentaban la plaza de toros y el aluvión de figuras españolas requería superar la limitación ganadera del toro criollo y de media casta. En la afición del General Duran Arcentales, presidente de la Junta Militar, supieron encontrar los empresarios españoles la autorización para importar ganado de la madre patria, y corriendo el año 1978 los hermanos Cobo Sevilla – Don Marcelo y Don Carlos Manuel-ampliaron su ganadería de “Huagrahuasi”, formada diez años antes, con reses de Juan Pedro Domecq y Jandilla. Otros ganaderos hicieron lo propio, como el legendario Saúl Montenegro con reses de Baltasar Ibán para su ganadería de “Santa Rosa”.
Se ha llegado a esta gloriosa conmemoración con la bandera del orgullo en todo lo alto, y en el recuerdo de las buenas gentes y aficionados de ley revoloteaban los nombres de todos aquellos que hicieron posible este ingente logro. Son muchos, -toreros, ganaderos, empresarios, aficionados, periodistas, y otros muchos más- los que a los largo y ancho de estos años han empleado su esfuerzo y patrimonio, o han arriesgado su prestigio o incluso su vida, y otros han regado con su sangre la arena cenicera del Pinchincha, y los más, los de siempre, los entusiastas quiteños, abonando religiosamente el importe de sus boletos para el sostén del espectáculo taurino. Las cosas no caen el cielo ni, en este caso, los últimos serían los primeros.
El justo reconocimiento a la historia, parece ser que se ha querido resumir homenajeando en la Iñaquito y en una fecha tan señalada a un personaje universal como Manuel Benítez “El Cordobés” que tanto aportó al esplendor de la Fiesta en Ecuador y en todo el mundo taurino. Todo un acontecimiento, sí señor, pero que no anula la memoria de quienes dirigen su mirada a cuantas personas han colaborado al encaje de una grandiosa feria sobre el levantamiento de una monumental plaza. Ser agradecidos es de bien nacidos….., dice el refrán.
Guillermo Albán
Y agradecidos deberán estar también la terna de hoy a la dedicación y profesionalidad de José Luis Cobo, continuador de la saga y criador de “Forjador” y sus hermanos, que con su extraordinario juego ha permitido el relumbrón de una gran tarde de toros en una feria tan señalada. Hoy han sido los toros los que han tirado de los toreros, les han marcado el camino a seguir y les han corregido intentos frívolos o veleidosos de despreciar la noble bravura de sus embestidas y desperdiciarla en evoluciones y poses populistas. La mirada de “Forjador” le estaría diciendo al costeño Guillermo Alban que un cosa es dar pases y otra es torear. Similar sensación desprenderían los dos del hierro de Huagrahuasi”, bautizados con el nombre de “Largapuyas” y “Lanudo”, frente al Fandi y Castella. El granaíno lo entendió pronto y como buen torero que es aprovechó las buenas condiciones de sus colaboradores enemigo y ofrecer un incomprendido recital con el capote, que haberlo realizado alguno que otro del pellizco, las matildonas estarían todavía a estas esta horas dando aletazos de salón y tomando las sales para los vahídos. Muy bien estuvo Fandila en sus dos toros, sobre todo en el segundo de la tarde que exigió más al torero, haciendo en todo momento lo que tenía que hacer en los dos de su lote. Lo formalito por un lado, lo festivo por otro…. y a lo negro maestro, con las banderillas y con la espada.
Castella estuvo en Castella. Desde su estoico valor vimos una reposición de su conocido repertorio. Con buena disposición y entrega alternaba lo serio y lo ligero. A unas verónicas bien trazadas y de corte clásico le seguían las ventoleras telas; toro por allí y torero por allá. Los consabido pases cambiados de inicio dieron paso a buenas series por ambas manos intercalas con arrebatos encimistas, y recortes eléctricos que, eso sí, arrebataban al público quiteño. La debida gratitud del francés al ganado de Cobo debe ser extensiva al presidente del la corrida por su esplendidez con el pañuelo blanco.
El guayaquileño Guillermo Albán no consiguió acoplarse a la encastada condición de su primero. Con “Forjador” el torero fue de menos a más siguiendo la senda que le marcaba el toro de “Triana”. Cuando después de un buen trasteo por bajo para después ponerse derecho por ambos lados, hizo atisbos echarse al monte, o en brazos del festivo público quiteño, parece que la voz de la zarza ardiente le dictó los diez mandamientos del toreo, y la agitación de la cola de “Forjador” le marcaba los tiempos de su fantástica embestida – más que el hocico arrastraba los cuerno por el suelo- partiendo de una fijeza inusitada.
No fue preciso que el indulto de la res fuera precedido del numerito de la manida provocación del torero y la resistencia del usía. Que si mato o no mato señor presidente. Que sí pero no….. a ver que dice el público. Entonces que hacemos que la gente la está formando….diría el espada. Nada de eso, según avanzaba la faena iba calando la extraordinaria calidad del de “Triana”. Todos sabían ya que era de indulto pero no tenían prisa, querían seguir viendo sus nobles y bravas acometidas. Fue de un burladero del callejón de donde partió la anticipada petición. El ex ganadero Carlos Manuel Cobo, y los criadores de “Peñas Blancas”, Cristóbal Roldán y su hijo Juan Sebastián quisieron presentar credenciales de conocimiento ganadero y de gentileza hacia el hierro trianero. La complaciente serenidad del público se trocó en explosión de júbilo cuando el presidente ordenó el perdón de la vida de “Forjador”. ¡Ecuador! ¡Ecuador! ¡Ecaudor!Rugidos como fumarolas del Pichincha salían de las gargantas de los quiteños cuando a las manos de Albán fueron a parar los trofeos simbólicos de orejas y rabo.
Mayor rugido estalló cuando los tres espadas fueron izados a hombros por las asistencias de la plaza y vieron que faltaba el culpable de la fechoría, el ganadero José Luis Cobo. No tendría más remedio que acceder a la petición masiva y dejarse cargar por el poderoso Braulio – descansando ya el caballo de picar- para originarse una imagen tan deseada como es la salida por la puerta grande de los toreros con el ganadero.
Antes, “Forjador” ya había tomado la salida hacia La Casa del Toro, hacia “Huagrahuasi”, hacia sus verdes pastos del páramo andino sobre los que disfrutar de por vida del harén vacuno que le espera.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Iñaquito.- 7ª de Feria. Llenazo
Toros de “Huagrahuasi” (1º,2º,y 3º) y “Triana”, el 4º de nombre “Forjador”, con el nº 299, fue premiado con el indulto.
Guillermo Albán, silencio y dos orejas y rabo simbólicos
El Fandi, oreja con fuerte petición de la segunda, y dos orejas
Sebastián Castella, oreja y dos orejas
En la mitad de la corrida se celebró en el ruedo un homenaje a Manuel Benítez “El Cordobés” y a su finalización se descubrió una placa en su honor en el patio de cuadrillas de la plaza.
"El Cordobés" y Pablo Martín Berrocal
Guillermo Albán
El Fandi
El Fandi oreja en Quito
Hernán Tapia
Castella
Sebastián Castella
Sebastian Castella
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