Fotografía La Loma
"...Feria de subalternos. Amén de la cuadrilla de Castaño y los conocidos de la de Manzanares y Castella, los Luis Carlos Aranda, Miguel Martín, Rafael González…etc. El nivel ha sido más que digno..."
San Isidro (y 4).
Hay feria y tauromaquia después de las figuras
Pedro Javier Cáceres
El momento de Aguilar, la cruz de Fernando (Cruz) y la cara (dura) de un presidente convicto y confeso
El domingo pasado cerró la semana con una corrida “dominguera”, benditos domingueros, que debería ser el santo y seña de lo que significa dar oportunidades a aquellos que lo merecen.
Un hierro con buen origen y no catalogado de duro como el de Montealto, serio, eso sí y que ni fue bien tratado por la prensa, ni —a veces- durante la lidia para que se le hiciera un juicio más justo. Pero que echó 3 toros.
El 2º para que lo magníficamente hecho por Aguilar tuviera importancia. El 5º para que se estirara Capea hasta desfondarse los dos. Y el 6º bueno, con las fuerzas justas, pero posible para que Aguilar redondeara triunfo y salir en hombros justamente, cosa que le hurtó el nerón del moquero.
No fue posible por un presidente con el hierro de los otros 3 de Montealto. Mansos, sin casta...solo sebo y cuernos. Para que hacer más leña.
Con todo y con ello sirvió para que Alberto Aguilar (que legítimamente se había ganado la sustitución de Fernando Cruz) mostrara su línea ascendente conjugando valor, capacidad, técnica y saber torear al toro que mete la cara como para estar en otra situación.
Capea derrochó voluntad con su primero, muy deslucido y cumplió en el 5º.
Chechu resultó inédito en su confirmación por ser lamentablemente cogido por el primero a la tercera serie.
Y…¡FUEGO! a la puta mala suerte de Fernando Cruz. Cuando no es por H es por B. Anunciado e este festejo tenía, a priori, una oportunidad de demostrar su dimensión como torero. Siempre condenado a superar obstáculos y a matar hierros a contra estilo de su condición de clásico y estilista pero, otra vez, un inoportuno brote de bronconeumonía le ha dejado KO. Merece una oportunidad como esta en cuanto se recupere.
Tardes de pasar miedo
La del lunes, con la bronca novillada de Carmen Segovia. El colombiano Sebastián Ritter se la jugó en pos del triunfo y si no lo consiguió fue por culpa de la espada, pero ahí dejó su tarjeta de visita. Tomás Campos volvió a lucir su temple en las pocas ocasiones que pudo y Cururo de la Casa mostró un buen concepto.
Y al día siguiente con un encierro de Ventorrillo, venido a menos ¡que lástima! Fue otro “sudaka” el mexicano Arturo Saldívar el que se dejó los muslos en las astas una vez sí y otra también, pero con una variante novedosa: un torero muy ala mexicana, fácil de digerir, variado, de improvisación más el sincero arrimón final y la estocada eficaz le valieron una oreja del buen 3º, el garbanzo blanco de la corrida
Sergio Aguilar, sin opción con un lote muy deslucido y M. Ángel Delgado
Disposición total, desnuda, desprovista de oficio, con su verdad, se hizo ovacionar fuertemente en uno y al buey mansote, que hizo 5º pudo sacó el temple y buen concepto que lleva dentro. Desafortunado con los aceros, aunque breve. Es otro torero para tener en cuenta.
Y el tedio, que una o varias veces feria al año, hace daño, sí, pero menos en esta ocasión de 2013.
Dos corridas en esta semana fueron esas típicas de tedio y sopor, además de tardes muy desapacibles de viento, lluvia y frio.
La del popurrí de Jandilla-Vegahermosa, que lidiaba por segunda vez, y tuvo que ser remendada por dos toros de Las Ramblas, uno devuelto y sustituido por otro de El Torreón, fue conjuntamente con un híbrido de toro cruzado con ciervo, la corrida de Samuel Flores que apenas permitió una contemplar un buen tercio de banderillas en el 4º, esplendido, de El Fandi, tras pasarlo mal en el 1º , un Luque más reposado y un J. Fortes con actitud pero demasiado ansioso.
Los “samueles” en el cartel más flojo de la feria apenas nos dejan la raza de Rubén Pinar, ya conocida, las no malas maneras del confirmante Pérez Mota y que lo que “no pué se, no pué se, y además es imposible”, caso de Antón Cortés
El espectáculo, la lidia completa: Ferrera como ejecutor principal y la cuadrilla de Javier Castaño….y el toro de Madrid, Adolfo Martín y Cuadri
Como colofón, con los “samuelones” de por medio, “el toro de Madrid”
Una corrida de Adolfo Martín, muy seria, que sin ser buena fue de Madrid; al menos en Las Ventas gusta así. Venidos abajo, tan solo 4º y 6º (muy castigado en el aperitivo del gran espectáculo de la cuadrilla de Castaño con la de Cuadri para cerrar feria) humillaron.
Tan de Madrid dicha corrida que a ese 6º toro el jurado de Taurodelta le ha concedido el premio al mejor toro. Siempre lo dije: los jurados tiene que fallar, ¡joder! Y fallan.
Ayudó mucho al lucimiento que de por sí no tenían los de Adolfo un Antonio Ferrera inconmensurable en la lidia, en el espectáculo de banderillas y en su cabeza, técnica y valor, para cuajar dos faenas de importancia similar pero que ,quizá por ser el 1º de la tarde, sólo se pidió la oreja con fuerza en el 4º.
Mereció Ferrera salir en hombros.
Colaboró Alberto Aguilar que hacía su 4º paseíllo en un mes en la Monumental (se había ganado otra sustitución, la de Iván Fandiño) no dando tregua a un lote de pocas opciones y buscarles el mínimo fondo con decisión y entrega. Estuvo muy por encima de los toros y éstos, empataron.
Y fue imprescindible el sitio y el poso de Javier Castaño y la generosidad para con la afición, el público y su cuadrilla permitiendo a esta un lucimiento por encima de lo normal del que ahora disfruta pero puede volvérsele en su contra.
Los hechos de ayer, en la última corrida, la de Cuadri son históricos, pero pueden tener, a futuro, varias lecturas.
Una primera, es que, como ocurriera con la corrida de Adolfo, la disposición de Robleño y la madurez de Castaño hicieron iluminar una tarde de toros noblotes, pero faltos de vida. 1º,2º, incluso 6º fueron de esos “cuadris” que con menos peso y una vara posibilitarían el triunfo de cualquier figura, dejaron torear.
Pero la corrida pasará a la historia por el remedo de tentadero, que tanto gusta —sobremanera en algunas corridas- al sector integrista de Las Ventas.
El toreo a caballo de Tito Sandoval, la lidia de Marco galán y la rivalidad en banderillas de Adalid (que no lidia) y del tercero Fernando Sánchez propiciaron un éxtasis por su pulcritud y buen hacer, con exposición, que finalizó con la vuelta al ruedo de los cuatro. Algo inaudito en Las Ventas.
Luego Castaño se la jugó, pero su papel de protagonista en la parte fundamental de la lidia quedó relegado. Pudo cortar oreja de no fallar a espadas, pero el éxito del equipo puede ser el principio del problema para quien lo comanda, asume, propicia y alienta. En el toro la generosidad en bien de todos no es moneda de curso legal, lamentable pero cierto.
Reflexiones de una feria
Y así discurrió una feria que con muchas luces y alguna sombra, la mayoría ajena a lo que aconteció en el ruedo (climatología, presidente Martínez, veterinarios, empresa y ganaderos que se empeñan en duplicar actuación con precedentes elocuentes de fracaso, etc.) que pertenece a la intrahistoria de cada feria.
Una feria mediocre sobre el papel, que lo aguanta todo, pero que cuando sale el toro pone a cada uno en su sitio.
A la empresa también, por su apuesta, que fue tan criticada y los resultados han demostrado lo contrario cumpliendo el refrán que “más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena”
Ganaderamente se puede hablar de éxito, sin que haya habido una corrida completa y pocos toros de clara bravura, pero de una gran regularidad con opciones de triunfar y de poco sobresalto al leer la reseña: corrida anunciada, corrida lidiada; y menos sobreros que casi nunca.
Un ciclo en que el leve, para feria tan larga, borrón ganadero lo echan las corridas de Jandilla, una remendada (dos de Las ramblas) y con un sobrero cada tarde .
La otra corrida remendada fue la de Fermín Bohórquez. Y , por cierto extraordinario el de Carmen Segovia. Total remendadas 2 corridas.
En cuanto a los sobreros la de Los Bayones y Pedraza de Yeltes, sustituidos por ejemplares de Fraile Mazas y José Vázquez. Más el remiendo de Las Ramblas por uno de El Torreón y uno de Aurelio Hernando que salió por el devuelto de Samuel flores. Total: 5 sobreros.
Un ciclo en que Talavante abrió la PG, como pudo hacerlo un extraordinario Perera, o Aguilar o Ferrera…y Fandiño si mata al a primera, o si no es herido. Castella, también, si mata al toro que le cortó la oreja.
La épica tarde de domingo que recordó un festejo de los 60 con oreja para los tres: Silveti, Bautista, del Álamo que hacía tiempo que no se veía. Como más lejana queda una tarde de 4 orejas con la PG de Talavante, lo contado de Castella y un Manzanares en la diana de la intifada que sale indemne.
El crecer de Saldívar (importante oreja) y los novilleros Ritter y Gonzalo Caballero.
Gratas confirmaciones: la elegancia de Teruel, lo sabido de Jiménez Fortes, las maneras de Galván o López Simón; ninguno defraudó en distintos registros.
Lamentablemente Chechu fue herido a las primeras de cambio y Pérez Mota se estrelló con los “ciervos” de Samuel.
De los nuevos, aunque no confirmaran, escrito lo de Silveti y Del Álamo, M. Angel Delgado, por encima.
Lo de los novilleros es un problema. Los que están en candelero rehúsan venir. Y vienen los que tienen a Madrid como salvavidas.
En una muy mal programada feria respecto del arte del rejoneo, Ventura (3 orejas y 11ª PG) se alza como seria alternativa a la maestría de Pablo Hermoso de Mendoza (1 oreja a fuer del rejón de muerto) . pero ambos sin competir con el segundo escalón que estuvo absurdamente ausente. Digna confirmación de Mariano Rojo.
Feria de subalternos. Amén de la cuadrilla de Castaño y los conocidos de la de Manzanares y Castella, los Luis Carlos Aranda, Miguel Martín, Rafael González…etc. El nivel ha sido más que digno.
Y una asistencia superior al 87% con un ambiente menos crispado que otros años. Sin duda, lo venimos diciendo y escribiendo hace tiempo, el que la crisis económica y taurina hayan hecho estragos en la renovación de abonos ha abierto las puertas del refresco de sangre en los tendidos.
Y se ha notado, positivamente. Madrid sin perder el rigor y la exigencia ha hecho frente a la intransigencia contumaz gracias a los nuevos abonados nada acomplejados y viciados, pero sobre todo a la facilidad que ha tenido el público del día a día de conseguir boletos, hasta llegar a esos porcentajes de excelencia. Un público que ha ido a exigir, repito, pero a disfrutar sin complejos, atavíos, ni ánimo de protagonismo, simplemente a disfrutar. Y la mayor parte de las tardes, con esto o con lo otro lo han conseguido.
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