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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 4 de noviembre de 2013

H — (menos) 7 hora México / Por Pedro Javier Cáceres



H — (menos) 7 hora México

Por Pedro Javier Cáceres
Sin anestesia. A “Fiesta” abierta. Así ha comenzado la temporada 13-14, según la entendemos en España, en la República de Estados mexicanos.
Entiéndase desde el inicio de Guadalajara (Jalisco) —la segunda urbe del país- hasta primeros de mayo cuando finalice la Feria de San Marcos en Aguascalientes, quizá la plaza más emergente en los últimos años.
Como núcleo central, desde el domingo pasado y hasta mediados de febrero la Temporada Grande capitalina en la Monumental de México. La plaza más grande del mundo (45 0 48.000 gentes a plaza llena). Por cierto, el país azteca también alberga el 4º coso de mayor aforo mundial: Tijuana (22.000).
También se dan corridas muchas, en el periodo mayo-octubre, lo que hace de México un país donde taurinamente “no se pone el sol”.

Es un hecho que, al menos, el año pasado se celebraron en México más espectáculos que en España, por lo tanto liderando en cantidad la “Fiesta”.

Un auge que coincide con la crisis aquí propiciando el aliciente para que los toreros-figuras españoles se decidan desde hace dos o tres años a hacer campaña mexicana.
Abrió el melón Pablo Hermoso de Mendoza. El Juli, Talavante y Morante, han seguido los pasos del caballero estellés, reverdeciendo una tradición en las figuras españolas de muchos años.

Esta eclosión de presencia española de primer nivel, algo más allá de acudir puntualmente una o dos tardes a la “México” ha dinamizado el mercado y el sector.
Acude el público, en medida razonable, al reclamo, y asegura una rentabilidad a la figura europea como hacía años no se producía.

Ahora a las figuras del toreo sí les trae cuenta “hacer las américas”.
Ya escribimos, en la columna pasada, que México tiene una Fiesta alternativa, ni mejor ni peor, paralela (más fiesta que Fiesta). De sus virtudes, pero también vicios, escribimos el pasado domingo, no hace falta insistir.

El toro es otro toro. El público, en general todo el americano, es todavía “hooligan” del torero.
En América, la figura, rescata su versión de “héroe literario” a guisa del fantástico libro que hace décadas escribiera el profesor González Troyano.
Y todo a partir de 100.000 dólares, o más, 100.000 euros, porque la moneda europea es de normal circulación, lo cual facilita aún más el acuerdo en las contrataciones.
Los triunfos se cantan para alimento del ego y sellar la cartilla de ITV de trofeos estadísticos.

A la sazón, y quizá por la oleada de figuras presentes en los últimos años, la tauromaquia mexicana -que ha lamentado una larga travesía del desierto en cuanto a espadas aztecas con algún interés, o al menos novedad, resintiéndose hasta la depresión desde el final del siglo XX hasta hace un par de años- ha experimentado un emerger de orgullo patrio con la nueva generación de valores jóvenes que ¡por cierto! —con buen criterio— se han formado en España.
Que el desembarco de las figuras españolas, caso Talavante, estuviera complementado por su apoderado Martínez Erice empresario de Las Ventas y su contacto y conocimiento más profundo de la tauromaquia azteca y sus jóvenes toreros ha posibilitado en los últimos años la amplia presencia de estos en el “mundial del torero”, en San isidro y resto de la temporada en la 1ª Plaza del Mundo.

La presencia, y en su medida los triunfos —tras la criba- de algunos de estos “pelados”, ha tenido su repercusión en México y propiciado la competitividad en carteles estrella con las figuras hispanas.
Un mestizaje enriquecedor para la Tauromaquia en general y vital en la revitalización del toreo en un País imprescindible en Tauromaquia por historia, cantidad y calidad, que además resucita algo totalmente perdido en el espectáculo taurino: la pasión partidista por el torero propio, sentido de patria. Rivalidad entre países, tauromaquias, por encima de nombres propios.

No es de extrañar que con este caldo de cultivo la temporada, como iniciamos esta colaboración, haya empezado “sin anestesia”.

La profusión de festejos, el auge de espectáculos al calor de estas fechas que en México son “fiestas de muertos” con los toros como epicentro en las “ferias de Calaveras”, están dando un impulso optimista y un señuelo al resto de países taurinos.

La Temporada Grande en la Monumental capitalina ha arrancado con razonable fuerza. 25.000 espectadores son un lleno en Las Ventas con gente en la calle y dos Maestranzas bien servidas.
El cartel bueno, pero uno más (Talavante con Mauricio y Saldívar). Lo que avala todo lo expuesto anteriormente y da alas al optimismo.
Por otro lado, que fuera el mexicano Saldívar el triunfador en las barbas de la figura española propicia, ya lo escribimos antes, un sentido de orgullo en el público y los aficionados que anima a ir a la plaza.

¿Qué pasará hoy? Pues pongámonos en lo mejor con Zotoluco (70 paseíllos cumplirá en Insurgentes), Morante (“Morarte”) el gran reclamo desde hace temporadas en todo el mundo mundial, y el joven Silveti como alternativa de mando y “clavo ardiendo” patrio necesario de una figura universal.

Pero hay más. No es de extrañar que desde el domingo pasado y la previsión para esta madrugada es de gran expectación, aficionados de todo el mundo se busquen la vida “pirateando” por internet para visionar en directo los festejos. Lo que da idea que la tauromaquia mexicana atraviesa un momento con repercusión e interés supranacional.

Los ingredientes, varios, de esta reactivación, son exportables. Por encima del “sota, caballo, rey” de los “carteles remataos” que encaprichan las figuras y secuestran a los empresarios en España (parecido al Real Madrid: la mejor plantilla, si almacenas sin ton ni son a todos los más caros en la alineación, no se corresponde con el mejor equipo)

México madruga 7 horas antes. Y “a quien madruga Dios le ayuda”.

¡Aviso a “camastrones”!
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