SEVILLA: NO SOBRA NADIE, PERO FALTA UNO: CURRO DÍAZ / Por Pla Ventura

"...La desdicha de Curro Díaz no es otra que, siendo un torero importantísimo; yo diría que un diestro muy artista, no goza del gran predicamento entre la prensa a fin a lo que entendemos como aureola mediático-taurina..."

NO SOBRA NADIE, PERO FALTA UNO: 

CURRO DÍAZ

Pla Ventura

Pese a la negativa de las máximas figuras del toreo para no comparecer en la feria de Sevilla, tras conocer los carteles de dicha feria nos sobran argumentos para decir que no sobra nadie; los que están merecen estar; eso sí, en calidad de aficionados notamos en falta a un diestro que no hubiera desdeñado en ningún cartel; es más, yo diría que lo hubiera engrandecido. Es el caso de Curro Díaz que, de los ausentes, con toda seguridad, los aficionados hispalenses notarán su ausencia puesto que, el diestro de Linares, como sabemos, ha escrito en Sevilla alguna que otra bella página para el toreo.

La desdicha de Curro Díaz no es otra que, siendo un torero importantísimo; yo diría que un diestro muy artista, no goza del gran predicamento entre la prensa a fin a lo que entendemos como aureola mediático-taurina. Para los grandes medios, lamentablemente, Curro Díaz no cuenta. Es todo tan lamentable que, ni teniendo el beneplácito de Madrid, las demás empresas no se molestan en respetar al diestro más artista que tenemos en la actualidad.

Sinceramente, la baraja de toreros que tenemos en la actualidad es la más amplia del mundo y, lo que es mejor, los tenemos de toda condición. Pero si entre todos, en un ejercicio de pureza artística, si extrapolamos a Morante de la Puebla, Curro Díaz sigue siendo, para fortuna de cuantos amamos el más puro arte, el estigma de todo lo que referimos.

Claro que, para poder funcionar en el mundo de los toros se necesita de un “etiqueta” por llamarlo de alguna manera y, Curro Díaz, pese a todo, no la tiene; nunca se la quisieron dar. Como explico, Morante tiene la vitola de artista, pero en condición de figura y, hasta puede escuchar broncas consecutivas como le ha sucedido en México; no pasa nada puesto que, esos fracasos, en las manos y sentidos de una figura y mucho más en el caso de Morante, todo se le está permitido.

Lo de Curro Díaz, para el taurinismo, es muy complicado. En su momento, como apuesta importantísima, dejó de lado las llamadas ganaderías duras puesto que, éstas, difícilmente le permitirían exponer e interpretar el toreo que él siente. Había que tomar otros derroteros, los que Curro Díaz tomó, pero mucho me temo que, entre el empresariado español, muchos de ellos le imputaron una factura que en verdad no le corresponde. Fijémonos que, ni esas grandes faenas de las que antes hablaba le han servido para que se le reconozca en Sevilla. ¿Cabe dislate mayor?

Nunca sabremos las razones de su ausencia en Sevilla puesto que, las negociaciones entre cualquier torero y empresa es cosa de ellos pero, abiertamente yo le preguntaría a Canorea. ¿En qué cartel, de los muchos que usted ha confeccionado, desdeñaría Curro Díaz abriendo plaza? Seguro que me respondería que en ninguno. ¡Segurísimo! Entonces, ¿qué ha pasado? Nunca lo sabremos. Pero sí sabemos que si queremos hablar de injusticias, la de Curro Díaz en Sevilla mana sangre a borbotones.

En estos momentos, desdichadamente, a Curro Díaz solo le falta el sello. Digamos, imaginemos que por fin, este año, cuando acuda a Madrid, que le embistiera un toro de verdad para llevar a cabo una de sus grandes faenas y, de repente, en dicho instante saldría de la plaza con ese sello que, eternamente le permitiría ser considerado por todo el mundo. ¿Y todo por un “sello”? Sí, señor. Parece surrealista lo que he dicho, pero es la mayor de las verdades. Sí, porque si el taurinismo te pone el sello de “apto”, hasta como he dicho muchas veces, suerte que tengas que el saber poco te vale.

Pero no es menos cierto que, dentro de todo, el domingo de Resurrección, Curro Díaz, como siempre, asistido por Madrid, tiene una nueva cita en Las Ventas que, a menos que un toro le ayude podrá catapultarse hacia el lugar que dudan muchos y del que él tan convencido está, como todos los que amamos el arte. 

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Opinión y toros