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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 10 de julio de 2014

A hombros Fandiño con tres orejas que debieron ser una / Por J.A. del Moral



"...Se tiró a matar muy entregado y salió cogido de la certera estocada. Menos mal que sin consecuencias. La oreja se la dieron por la cogida. No fue faena para ser premiada. Pero así está ahora la plaza de Pamplona. Como si fuera la de cualquier concejo..."

5ª de los Sanfermines en Pamplona
 A hombros Fandiño con tres orejas que debieron ser una


J.A. del Moral
La primera la cortó a cuenta de la cogida que sufrió al entrar a matar al segundo toro, no por lo que hizo antes. Y las otras dos, al extraordinario quinto de la desigual corrida Victorino del Río al que hizo una buena faena culminada con estocada caída. El toro fue premiado con vuelta al ruedo. Juan del Álamo perdió al menos dos por fallar a espadas tras dos labores de mucho temple y clase. Aunque Juan José Padilla fue recibido con el clamor de las peñas, quiso pero no pudo dando la impresión de estar muy a la baja en forma y sitio.


Plaza de toros de Pamplona. 
Miércoles 9 de julio de 2014. Quinta de feria. Tarde insólitamente fría, medio nublada, con viento y casi lleno.

Seis toros de Victoriano del Río, bien presentados y de juego desigual. Bravo el primero quedando inédito por romperse una mano. Muy deslucido el segundo. Noble el tercero gracias a la gran lidia que se le dio. Bueno y con clase por el lado izquierdo el cuarto. Un gran toro el quinto que fue premiado con vuelta al ruedo en su arrastre. Noble y con clase por el lado derecho el sexto

Juan José Padilla (marfil y oro): Media tendida trasera y descabello, palmas. Pinchazo y casi entera, palmitas de trámite y las banderas piratas escondidas.
Iván Fandiño (salmón y oro): Pinchazo y estocada de entrega saliendo cogido por fortuna sin consecuencias, pueblerina petición de oreja que fue concedida. Estocada caída, aviso y dos orejas. Salió a hombros. 
Juan del Álamo (papagallo): Pinchazo y estocada tendida caída, palmas. Dos pinchazos y estocada, ovación.

Volvía Juan José Padilla a su escenario predilecto, al marco que le consiente todo. Tanto, que ha venido permitiéndose toda clase de excentricidades sin que falte su favorita desde que sufrió el gravísimo accidente de Zaragoza: exhibir en sus vueltas al ruedo una bandera negra con la calavera sobre dos tibias cruzadas que todos identificamos como la bandera “pirata”. Fue aquí, en Pamplona, donde esta bandera empezó a hacer furor. Hasta el punto que, este año, en el cartel sanferminero figura la efigie de Padilla con el parche negro sobre la órbita vacía del ojo que perdió para su desgracia y, lo que son las cosas, también para su suerte, aunque no han faltado los que han criticado que, en el anagrama, una mano de Padilla aparezca agarrada al cuerno del toro.

Nadie puede negar que por el solo hecho de hacer el tremendo esfuerzo que hizo Padilla para recuperarse y volver a torear contra cualquier pronóstico, se convirtió en un héroe popular de enormes dimensiones mediáticas y a las pruebas de ello hay que remitirse. Pero eso es una cosa, incuestionablemente admirable, y otra abusar de la desgracia para convertirla en un vale todo que, además de ser un aprovechamiento turbio de la desgracia, suele romper en mil pedazos los ritos del toreo y supone una inadmisible falta de respeto a todos los demás toreros e incluso a sí mismo. Pero lo que son las cosas. Padilla ayer no fue ni su sombra. Le vimos como hace días en Burgos. ¿Acabado?

La corrida estaba compuesta sobre el papel con un cartel más atractivo que los precedentes en festejos mayores. La ganadería de Victoriano de Río es una de las mejores actualmente y que conste que no hay muchas que merezcan esta calificación, independientemente del juego que dieron porque, siempre hay sorpresas, tanto positivas como negativas. Ayer hubo de las dos. Y además de Padilla que a Pamplona llegaba más en figura que nunca y todavía tiene otra tarde, tanto Iván Fandiño – el pasado año estuvo fenomenal en esta feria – como Juan de Álamo que es una de las grandes esperanzas de cara al inmediato porvenir, ofrecían garantías de feliz entretenimiento y de posible admiración. Veamos cómo, quienes y por qué.

600 kilos ponía la tablilla que pesaba el primer toro. Padilla lo saludó con larga de rodillas muy cerca de las tablas, lances bastante movidos y tersa revolera. Bravo fue el toro en el primer puyazo aunque salió defendiéndose por blando. Le señalaron el segundo. Clamores al brindar Padilla su primer par de banderillas que clavó pasado y cayéndosele un palo. Correcto el tercero. Y el tercero al violín. Le jalearon y ovacionaron los tres. Daba igual ocho que ochenta. Dominaron los gritos de “!illa, illa, illa, Padilla maravilla¡” La faena la empezó pegando mantazos de rodillas junto a las tablas para salir corriendo hacia más allá de las rayas. Al dar un par de derechazos empezó el toro a dolerse de una mano. La izquierda. Se le había partido. tras perfilarse como si fuera un cargador de muelles. Tuvo que descabellar. “Se jodió el invento, señá Dolores”. Pero le aplaudieron.

Muy prudente el recibo de Padilla al cuarto, un tremendo ejemplar para ser disecado y exhibido en un museo de ciencias naturales. Se inhibió de la lidia el jerezano. Mal asunto. Le suplió muy bien su peón Daniel Duarte. Manso el toro por suelto del primer puyazo. Le dieron más en el segundo. Padilla renunció a poner banderillas. Otra mala señal. Se banderilleó mal adrede. Esto es un atraco. Padilla lo pasó por bajo con decoro para empezar la faena. Al intentar un natural, el toro se fue donde quiso y Padilla hizo señas de que le había rozado una mano. Siguió intentando torear con la derecha sin poder hacerlo como era debido. Los pases de pecho echando el brazo para detrás. Telonazos ostensiblemente desconfiado. Relativa mejoría al natural. El toro era de triunfar por todo lo alto. Tuvo un pitón izquierdo de revolución. Y más a derechas. Faena sin estructurar, de salir de paso. Me dio pena verlo. Y más cuando pinchó antes de agarrar una casi entera. ¿Se acabó el pirateo? Después de ver como estuvo en Burgos y ayer aquí, eso parece.

Muy veleto el negro segundo. Muy distraído de salida. E incierto en los capotazos de Fandiño que terminaron con dos lances medio decentes. Muy trasero le señalaron el primer puyazo. Y suelto de inmediato el toro. No hubo quite de Fandiño. El toro se quedaba corto y embistiendo sin humillar. Le señalaron simplemente el segundo puyazo. Le faltaba fuerza. Muy comprometidos pares de Miguel Martín. Bien en la brega Pedro Lara. Suelto el toro del primer tanteo por alto con la derecha. Echaba la cara muy arriba en los embroques. Fandiño le aguantó dos o tres con la derecha pero, en el siguiente, el toro se defendió. Más de lo mismo en el segundo intento diestro. Se rajó tras dos con la izquierda y punteó muy por alto en los siguientes. Fandiño continuó con la mano derecha en donde se fue el toro. Pudo dar dos medio qué entre otros arrugados. Deseoso de agradar, se marcó tres molinetes bajo los de la solanera y pinchó. Se tiró a matar muy entregado y salió cogido de la certera estocada. Menos mal que sin consecuencias. La oreja se la dieron por la cogida. No fue faena para ser premiada. Pero así está ahora la plaza de Pamplona. Como si fuera la de cualquier concejo.

Más agradable en quinto. Dentro de un orden. Mejor hecho que sus hermanos. Muy buenas las verónicas de Fandiño. Y muy noble de salida este toro. También bravo en el caballo. Alegre y con fijeza. Pero se dolió en palos. Fandiño empezó la faena en los medios con un pase cambiado con la derecha. Siguió con esta mano en redondo un tanto acelerado. Se atemperó en la segunda ronda y en la tercera. En los de pecho vimos que lo sería también. Desigualmente templados los naturales aunque los hubo buenos. Y aún mejor con la derecha después aunque no a la altura del extraordinario animal. Giraldillas celebradísimas y estocada caída. Le dieron las dos orejas. Dada la colocación de la estocada, solo debieron darle una.

De pavorosa cornamenta el tercero. Limpios capotazos de Juan del Álamo en su saludo de tanteo. Tampoco este toro metió la cara en el capote. Acudió al caballo impetuoso y romaneó. Casi igual aunque sin romanear en el segundo encuentro. Lo mejor de Juan fue que, pese a no prestarse el animal, no le enganchó el capote ni una sola vez. Desigual tercio de banderillas. Muy bien el salmantino en el arranque de su faena con el temple como denominador común de cuanto hizo. La única manera posible para que el toro rompiera a noble y descubriera lo que llevaba dentro. Primero con la derecha y luego al natural perdiendo los pasos precisos para luego ligarlos como Dios manda. Más a derechas, de pecho de rodillas y todos contentos. Yo, el primero. Más a derechas aunque ya con el animal tardón. Lo mejor de la feria hasta ese momento. Sobraron los molinetes del final. Entro a matar sin cuadrar bien y pinchó antes de dejar una estocada caída y tendida. Pasar por ese fielato debió ser como atravesar el infierno. Vista la oreja que le habían regalado a Fandiño de su primer toro, digo yo que al Salmantino le deberían haber dado otra bastante más legítima. Pero así esta esto, señores.

Muy veleto y algo bizco el negro sexto que salió sin meter la cara en el capote de Juan. Poca fuerza, corto de viajes y con la cara por las nubes al final de los viajes. Distraído también. Desconcierto en la brega del tercio de banderillas que se cubrió como se pudo y el toro a su aire. Del Álamo se hizo enseguida con su enemigo. Por bajo y en redondo. Este chico va a más y a mejor cada vez que lo veo. Sensacional por redondos. Sedosos y con la clase de los que la tienen. Aunque el toro no fue tan bueno por el lado izquierdo, también se lució al natural. Pero vuelto a derechas, culminó la obra como merecía además de adornarse y desplantarse con pases de pecho de rodillas, manoletinas y un pectoral liberalizador de emociones. Pinchazo hondo resultando rebotado y caído a la arena. Otro pinchazo y una estocada le privaron de salir a hombros. Una pena.

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