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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 5 de julio de 2014

¿SIRVE DE MUCHO TRIUNFAR EN LAS VENTAS? Por Antolín Castro


Sirve para mucho, para todo, esa puerta grande

"...La difusión que se da a la feria, con tantos medios pendientes de ella, hace que se multipliquen los ecos de los triunfos en la misma. Ese es el verdadero motor del éxito. Esa amplia difusión es la que le hace llegar a todas partes, pero ya no es en la primera línea de la información como antiguamente pasaba. Es decir, los medios taurinos difunden pero a quiénes llegan? Es indudable que los aficionados son conocedores de lo que sucede, pero el resto de gente no se entera..."

¿SIRVE DE MUCHO TRIUNFAR EN LAS VENTAS?

Antolín Castro
Si nos referimos a tiempos pasados es indudable que la respuesta es sí. En los tiempos actuales existen serias dudas de que eso sea muy valioso.

Puede que cualquiera nos conteste que por supuesto que sirve triunfar en la plaza de Las Ventas y quizá no les falte razón para afirmarlo, pero también se les pueden matizar muchos de los aspectos de lo que significa ese servir.

El principal problema radica en lo que trasciende, y el cómo, de un triunfo en Madrid. Debes dejar de lado si es durante San Isidro o fuera de él. Si el triunfo es fuera de la feria que sigue todo el orbe taurino, las consecuencias positivas se minimizan muchísimo. Siendo en la feria es más rentable ese éxito, si bien es ahí donde radican los matices.

La difusión que se da a la feria, con tantos medios pendientes de ella, hace que se multipliquen los ecos de los triunfos en la misma. Ese es el verdadero motor del éxito. Esa amplia difusión es la que le hace llegar a todas partes, pero ya no es en la primera línea de la información como antiguamente pasaba. Es decir, los medios taurinos difunden pero a quiénes llegan? Es indudable que los aficionados son conocedores de lo que sucede, pero el resto de gente no se entera.

Ese señor, esa señora, esa masa, que van a los toros en su pueblo solo porque son las fiestas, no siguen la información taurina y no están al tanto de lo que pasa. Al no serlo, las consecuencias previsibles tras un éxito son reducidas a unos cuantos aficionados. Y si como decía Jesulín ‘los aficionados caben en un autobús’, convengamos que entonces son pocos los que se enteran y tienen en cuenta esos triunfos.

Pongamos el mejor ejemplo actual: Perera triunfa a lo grande, dos tardes en hombros, no le ponen pega alguna y así le es reconocido. Pero… cómo se valora eso por el señor, la señora y la masa que decíamos. Ellos no leen OyT, ni otros medios taurinos y, claro, no se enteran. Consecuencia: cuando le anuncian al extremeño en otras plazas no se encuentra el interés lógico que debía suscitar su presencia.

Ese verbo, transmitir, que se ha hecho tan taurino, no existe en este tema y no se ve reflejado en las taquillas el supuesto tirón del triunfador de San Isidro. En León, Alicante y hasta en su tierra, Badajoz, no deben estar enterados de que llega el más reciente triunfador de Madrid, no llena ni bien acompañado. Aquí llega el axioma de lo del autobús de Jesulín: los que si saben del triunfo no van más allá de los cincuenta asientos del autobús y en la plaza no se nota.

La gente de la calle, esa que puede llenar las plazas o que acude en mayor medida a ellas, tienen en su cabeza los nombres de otros más sonoros por méritos atrasados y al conjuro de su nombre acuden unos cuantos añadidos: Los Juli, Manzanares, Morante o Ponce les suenan mucho más. Surge entonces la siguiente pregunta ¿Cómo va a pedir dinero Perera si no lleva nadie a la plaza?

Los triunfos tienen ahora un muy corto recorrido. Otro ejemplo: Fandiño lleva ya dos temporadas siendo un torero a seguir… pero para los aficionados, la gente de la calle no sabe ni quién es y de ahí que cuando se anuncia su valía no se ve reflejada en las taquillas.

Como además los aficionados de verdad están cansados de la mini fiesta que les ofrecen, cada vez tienen menos ilusión por ir y así es muy difícil subir escalones para los que triunfan. Para que los nombres suenen hace falta mucho más que los triunfos en San Isidro, hace falta tener ese nombre que las televisiones generalistas aireen y en eso salen ganando los que llevan saliendo en ellas más tiempo. Aunque tampoco pueden presumir mucho, el único que llena de verdad no es de ese grupo, se llama José Tomás.

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